DISCOS
Julie Byrne
“Not even happiness”
BASIN ROCK, 2017
Texto: DAVID PÉREZ.
Si ya con su debut “Rooms with walls and windows” (2014) su voz nos dejó marcas, los cantos de sirena de Julie Byrne vuelven a arrastrarnos con más fuerza que nunca en “Not even happiness”, el primer gran disco del año.
Cada pista desprende la libertad de que ningún lugar te retiene, la experiencia de saborear cada paso como único destino a seguir. Cuenta Julie que la esencia de esta obra nació cuando, una mañana temprano caminaba mientras la Tierra cobraba vida por el Sol, había una sensación palpable de surgimiento de todo y lo sentía en ella también. Pensó que no cambiaría ese sentimiento por nada… “Ni siquiera por la felicidad”.
Nos separamos del suelo con ‘Follow my voice’, flotamos en el folk vaporoso de ‘Sleepwalker’ y ‘Melting grid’, y proseguimos el viaje surcando el cielo de ‘Natural blue’, enredándonos en su nebulosa de violines y fundiéndonos en su estribillo.
Nueve piezas que conforman un diario del miedo y la valentía al cambio, recorriendo los misterios del amor bajo las estrellas del desierto o entre las flores silvestres de la costa californiana.
En ‘Morning dove’ y ‘All the land glimmered’ el fraseo de Julie nos acaricia y se expande, como aquella brisa que desató la primera Cat Power, Sharon Van Etten o Marissa Nadler. Pero en este “Not even happiness” encontramos a una Julie Byrne con más personalidad y carisma, tejiendo un universo propio con sus cuerdas vocales, el rasgueo y la mágica encadenación de arpegios de su guitarra.
Explora nuevas atmósferas y suma tímidamente instrumentación en las dos piezas finales. En “Sea as it elides” los susurros de Byrne nos envuelven y se difuminan en la orilla de una playa, para terminar nadando mar adentro y dejando atrás el sonido de las olas. Y todo cristaliza en el lynchiano cierre de ‘I live now as a singer’, donde la fragilidad y sensualidad de la voz de Julie, esta vez sin su acústica, se eleva resplandeciente sobre el aura que crea el teclado inicial.
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Anterior crítica de discos: “Al despertar”, de El Fantástico Hombre Bala.