Noches de agosto, de Madbil

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DISCOS

«Las canciones están compuestas con una precisión de tallista e interpretadas elevando al máximo su potencia»

 

Mabdil
Noches de agosto
HANKY PANKY RECORDS, 2020

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Madbil ha construido un disco impecable, un disco donde las canciones están compuestas con una precisión de tallista e interpretadas elevando al máximo su potencia. Las melodías son luminosas, adictivas, precisas; los riffs, ensoñadores. Y encima, dan un paso más allá. Si en su anterior disco, Magia con precisión, revoloteaba sobre ellos el espíritu de Nacha Pop, en este, sin dejar de ser nuevaoleros, abordan — en pequeños toques — otros caminos.

Ahí está, por ejemplo, el aire funky de “Desierto y mar”, con una línea de bajo férrea y una conjunción perfecta de toda la instrumentación. En “Lo que quisiste tener” hay dejes aflamencados en la guitarra cuando introduce estrofas y puentes, algo que parecería desacostumbrado en su anterior elepé.

Ello no veta que haya una buena muestra de este sonido que el bilbaíno Pablo Ruigómez y el madrileño Javier Martínez han ido consiguiendo como marca de fábrica. Un sonido muy a la americana en “Cuando me miras” y, sobre todo, en dos de las canciones en inglés, las compuestas por ellos, la tercera ya tiene otros autores. “Good days” surge por el contacto del grupo con Geoff Smith, el líder de los ochenteros y londinenses The Palace of Light y Mabel Joy, con quien Pablo compone a medias. Y, sí en el anterior disco la presencia en la sombra era la de Nacha Pop, aquí es más la de Los Secretos en la que da título al elepé, del grupo de los hermanos Urquijo proviene la instrumentación, la línea melódica, el solo, la letra sobre fracasos sentimentales… No es ni homenaje ni, por supuesto, plagio; es seguir una tradición que bien bonita les ha quedado.

La tercera versión es “The night before”, que los Beatles incluyeron en Help, una interpretación dotada de especial dulzura, como siempre que aparece la voz de María Ruigómez, teñida aquí y en “Como las flores al sol” de una extraña melancolía reconfortante. Las circunstancias han sido difíciles, estar en ciudades diferentes no ha ayudado demasiado a llevarlo adelante, pero por eso mismo hay en él una luminosidad revolucionaria, una búsqueda de belleza en las canciones. Así, se llena todo de elegancia, en un disco de esos que se guardan en el fondo de armario, que son sepultados por las novedades que vendrán ahora; pero que les aconsejo que dejen en primera fila. Siempre va a reconstituirles cuando lo necesiten.

Anterior crítica de discos: Eternity mingled with the sea, de Madee.

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