«Un soplo de aire fresco en uno de los géneros menos autorreflexivos del cine comercial»
¿No es romántico?
Todd Strauss-Schulson, 2019
Texto: ELISA HERNÁNDEZ.
En ¡Qué guapa soy! (Abby Kohn y Marc Silverstein, 2018) –una estupenda idea con una excelente protagonista, pero cuyo resultado no terminaba de llegar a buen término–, el personaje interpretado por Amy Schumer se despierta de una aparatosa caída viéndose a sí misma mucho más atractiva de lo que hasta entonces se había considerado. El cambio de perspectiva le da suficiente seguridad como para hacer y decir todo lo que nunca se había atrevido. En ¿No es romántico?, la nueva rom-com de Netflix, Natalie (Rebel Wilson por fin en un papel protagonista a la altura de su talento cómico) se da un golpe en la cabeza tras el cual lo que cambia no es el modo en que ve las cosas, sino todo aquello a su alrededor: se encuentra, de repente, atrapada en un mundo que se rige por las normas y expectativas del género cinematográfico de la comedia romántica.
Lo que sigue es una visión paródica de un género denostado por su cursilería y su inagotable repetitividad, pero también por su capacidad de condicionar el funcionamiento de las relaciones amorosas fuera de la pantalla, la creación de expectativas no solo en relación a cómo ha de avanzar la trama del filme, sino también sobre el establecimiento de una serie de normas sobre cómo ha de ser una pareja. Al atreverse a poner la percepción que sus protagonistas femeninas tienen sobre lo que sucede a su alrededor y proponer una reflexión sobre sí mismas como centro en torno al cual gira la acción (otorgándoles un nivel de agencia raro en este tipo de películas), estos ejemplos ofrecen un soplo de aire fresco al que es uno de los géneros menos autorreflexivos del cine comercial y que nunca parece pasar de moda.
Dejando de lado la necesidad de recibir un coscorrón para que estas mujeres sean capaces de replantearse cómo entienden su entorno y cómo interactúan con el mismo en su día a día, el aparente paralelismo entre ambos filmes es exclusivamente superficial. Allí donde la protagonista de ¡Qué guapa soy! se enfrentaba a un universo que reaccionaba sorprendido a su repentina confianza en sí misma, la de ¿No es romántico? ve cómo su cinismo y desconfianza hacia los tropos habituales de la comedia romántica finalmente sucumbe al encanto de dichos tópicos, adaptándose a los mismos. Llevando al extremo algunos de sus clichés más reconocibles y ridículos (el mejor amigo gay, la enemistad laboral entre mujeres, el apartamento y armario imposibles de mantener con un sueldo medio, etc.) y haciendo uso de las divertidas reacciones de la recelosa Natalie para enfatizar dicha ridiculez, este filme se ríe de estos tópicos superficiales para, en última instancia, abrazar el principal: la creación de una nueva pareja romántica como único final feliz posible.
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Anterior crítica de cine: ¿Podrás perdonarme algún día?, de Marielle Heller.