FONDO DE CATÁLOGO
«Si alguna vez Redd Kross estuvo cerca de capturar el poder de su directo, probablemente fue aquí»
Garaje, power pop, psicodelia, punk y proto-grunge: ese es el cóctel que se despacha en Neurotica, el tercer disco de los californianos Redd Kross. Eduardo Izquierdo se adentra en él.
Red Kross
Neurotica
BIG TIME RECORDS, 1987
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Jeff y Steve McDonald siempre fueron culos inquietos. Desde muy jóvenes mostraron una predisposición absoluta hacia la música rock y poca gente de su entorno dudaba que acabarían dando forma a una banda de rock. Como tantos otros, el instituto fue el punto de partida de su primer proyecto serio, The Tourists, donde se hacían acompañar por Greg Hetson y Ron Reyes. Su debut no pudo ir mejor, al menos en apariencia, ya que la primera vez que se subieron a un escenario fue para telonear a los mismísimos Black Flag. Sus referencias, eso sí, eran ligeramente más blandas. The Beatles y The Rolling Stones, por supuesto. Pero también el glam de los setenta, el punk pop o los Kiss más melódicos. Con un cambio de nombre en mente, Reyes abandona el proyecto y se une precisamente a Black Flag, y los chicos incorporan a sus filas a Greg Hetson, proveniente de los Circle Jerks.
Los McDonald, evidentes cabezas visibles del proyecto, optan por renombrar al combo como Red Cross (Cruz Roja), pero ya se pueden imaginar a qué organización le hizo poca gracia la cosa, consiguiendo que el combo acabara añadiendo una «d» y cambiando una «c» por una «k» para conseguir el nombre por el que se harían mundialmente conocidos, Redd Kross.
El primer elepé de la banda llega en 1982, bajo el título de Born innocent, aún con Red Cros en la portada. Tras él lanzaron Third eye en 1990. Neurotica (1987) será el tercero de ellos. Un disco en el que se incorporan Robert Hecker a la guitarra y voz, y el batería Roy McDonald (nada que ver con los hermanos a pesar de su apellido). Producido por Tommy Ramone, sí, sí, primer batería de sus adorados Ramones, y editado por Big Time Records (una escisión de un pequeño sello australiano), el álbum es todo lo que puede ser un disco de Redd Kross. Garage, power pop, psicodelia, punk, proto-grunge… Es ácido, a lo 13th Floor Elevators, y punk a lo Stooges. Pero también pop a lo Beatles. Canciones magistrales —y quizá insuperables el resto de su carrera— como “Love is you”, con un Robert Hecker magnífico en la composición y en la voz, “Janus, Jeanie and George Harrison” (escrita por Jeff en solitario), “Play my song” con el disco Revolver de los fab four en mente o la misma “Neurotica”, con una energía aplastante.
Pero de esta colección quizá mi favorita sea “Frosted flake”, con esa hilarante letra: «Ella tiene cara de copos de cereales / tiene el cerebro de salvado de pasas. / Ella está intentando decirme que estoy loco» y un conglomerado de influencias que van de Bo Diddley a The Velvet Underground, los Stones, los Monkees, Black Sabbath, Kiss, y, por supuesto, los Beatles y los Ramones.
Remasterizado y reeditado por Merge Records el año pasado, Neurotica ocupó por fin el lugar en las estanterías de las tiendas de discos que siempre había merecido y que, por esas circunstancias de las bandas, nunca tuvo. Álbum de culto durante mucho tiempo, dado que de su edición original por la humildad de su sello se hicieron pocas copias, ya no hay excusa para no hacerse con él. Denle, porque si alguna vez Redd Kross estuvo cerca de capturar el poder de su directo, probablemente fue aquí.
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