Luis Lapuente escoge diez canciones que fueron clave en los primeros diez años de la carrera de Neil Young, de 1968 a 1978. Un periodo glorioso en la carrera del músico de Toronto, protagonista del Cuadernos Efe Eme número 14 que puedes comprar aquí.
1. ‘Heart of Gold’ (“Harvest”, Reprise Records, 1972).
“Harvest” fue el álbum que cimentó la leyenda de Neil Young, sobre todo en esa canción mágica titulada ‘Heart of gold’, en la que intervinieron haciendo coros Linda Ronstadt y James Taylor. Siete de las diez piezas del elepé se grabaron en los Quadraphonic Souns Studios de Nashville y en el Broken Arrow Studio de California, con los Stray Gators.
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2. ‘Ohio’ (Crosby, Stills, Nash & Young, “Ohio”, Atlantic Records, 1970).
‘Ohio’ es el single que grabaron CSN&Y a bote pronto, en respuesta a la brutalidad criminal de la Guardia Nacional norteamericana, que el 4 de mayo de 1970 irrumpió, bajo el mandato del presidente Nixon, en la Universidad de Ohio y mató a cuatro estudiantes que se manifestaban contra la guerra de Vietnam. Young escribió este furioso alegato político conmovido tras enterarse de la noticia de la matanza en un reportaje de la revista “Life”. Crosby, Stills, Nash & Young grabaron enseguida el single y lo publicaron solo diez días después de aquellos trágicos sucesos. “Viene Nixon con sus soldados de plomo. Este verano escucho los tambores, cuatro muertes en Ohio”. La mayor parte de las emisoras de radio norteamericanas prohibieron la emisión de ‘Ohio’ por su referencia directa a la administración del presidente Nixon. Años después, David Crosby seguía confesándose emocionado por la valentía de Neil Young al señalar directamente al culpable de aquellos sucesos: “Fui testigo directo de cómo Neil escribía esa canción. Estábamos en Chicago, era un infierno y nos encontrábamos bien jodidos. Yo no podía enfadarme con todo el mundo ni tampoco permanecer tranquilo como si nada ocurriera, así que me mantuve apartado. Fuimos a descansar a Pescadero, un pueblecito cercano a San Francisco, y allí es donde Neil escribió ‘Ohio’, pero no de una manera premeditada, sino después de una conversación que tuvimos desayunando, con las noticias de la NBC en la televisión. Era difícil escapar a ese horror si leías las noticias y veías esas fotos: ahí estaba ese chico con el pelo largo protestando y agitando una bandera norteamericana mientras los guardias se mantenían de rodillas con el portafusil bien apretado, preparados para disparar. Le tocamos la canción a Steve y a Graham y nos fuimos corriendo a grabarla al estudio, a Record Plant, lo hicimos en una sola noche, fue una grabación en directo, llena de rabia y espontaneidad”. Young recuerda que Crosby lloró al terminar la grabación.
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3. ‘Down by the river’ (“Everybody knows this is nowhere”, Reprise Records, 1969).
A punto de divorciarse de su primera esposa, con la amarga sensación de haber errado su primera apuesta vital y artística, Young contrató como manager a Elliot Roberts y conoció, en el Whisky A Go Go, a una aguerrida banda de rock cazurro, los luego legendarios Crazy Horse, integrados por el guitarrista Danny Whiten, el bajista Billy Talbot y el baterista Ralph Molina. Young se encerró con ellos en unos estudios de San Francisco para grabar su segundo trabajo entre enero y marzo del 69. Un disco torrencial, casi atropellado en su aparente desenfreno emocional, dejó para la historia un puñado de clásicos mayores del imaginario de Young, esencialmente ‘Cinnamon girl’ y esas dos formidables canciones-río tituladas ‘Cowgirl in the sand’ y ‘Down by the river’: “Quédate a mi lado y me quedaré a tu lado, nena, no hay motivo para que te escondas. Me resulta tan difícil estar aquí solo, cuando podrías llevarme a dar una vuelta”.
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4. ‘Star of Bethlehem’ (“American stars ‘n Bars”, Reprise Records, 1977).
Tras separarse de Susan Acevedo, se casó en 1971 con la actriz Carrie Snodgress. De este tortuoso segundo matrimonio, que ya hacía aguas en 1974, una amarga hemorragia emocional a duras penas explicada en canciones universales a fuerza de tan personales como ‘A man needs a maid’, ‘Words’, ‘Love in mind’, ‘The bridge’ o ‘Star of Bethlehem’: “¿No es duro cuando te despiertas por la mañana/ y ves que han pasado aquellos días/ y lo único que te queda son recuerdos de una felicidad que ya no existe?/ Todos tus sueños y tus amantes no van a protegerte,/ después de todo solo pasan a través de ti,/ te arrebatarán todo lo que puedan conseguir/ y esperarás a que vuelva de nuevo”.
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5. ‘Tonight’s the night’ (“Tonight’s the night”, Reprise Records, 1975).
Fabulosa pieza funeraria, que da título al álbum más negro y catártico del canadiense, donde glosa el desgraciado final de unas vidas apuradas al límite, invocando la memoria de dos amigos muertos prematuramente. Young se esconde, quizá intentando ahuyentar sus remordimientos y sus fantasmas, en la foto de portada detrás de unas gafas negras, acentuando el tono depresivo, oscuro, macilento de las canciones. El tema ‘Tonight’s the night’ se repite, cacofónico y espectral, al principio y al final del disco, como una terrible letanía que abriera y cerrara las puertas de ese infierno descrito en los textos de las canciones: “Bruce Berry era un hombre trabajador/ Solía cargar la camioneta,/ tenía brillo en los ojos/ pero su vida estaba en sus manos./ Por la noche, cuando todo el mundo se había ido/ solía coger mi guitarra/ y cantar una canción con una voz temblorosa,/ que era real, igual que el día era largo./ Esta noche es la noche,/ esta noche es la noche”.
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6. ‘Walk on’ (“On the beach”, Reprise Records, 1974).
“On the beach” es un catálogo de ácidas reflexiones sobre los estragos causados por la heroína en el entorno del cantante, uno de sus mejores trabajos, también uno de los más oscuros desde el punto de vista comercial. En la foto de portada, donde no aparece su nombre, se muestra vuelto de espaldas frente a la playa vacía, cerca de una sombrilla y un periódico abandonado en la arena, cuyo titular remite al caso Watergate. En lo musical, destellos de blues eléctrico y nocturno y trallazos de rock afilado a lo Ry Cooder, como el clásico ‘Walk on’. Con Rick Danko, Levon Helm, Ralph Molina y Billy Talbot.
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7. ‘Cortez the killer’ (“Zuma”, Reprise Records, 1975).
En el ecuador de su década prodigiosa, Neil Young se viste de clasicismo y deja atrás su particular trilogía oscura, respaldado por sus fieles Crazy Horse con el álbum “Zuma”, una hermosa colección electroacústica donde brilla una canción salvaje, ‘Cortez the killer’, feroz diatriba contra el conquistador español Hernán Cortés (que fue prohibida en la España franquista), rematada con unas memorables guitarras punzantes marca de la casa.
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8. ‘Only love can break your heart’ (“After the gold rush”, Reprise Records, 1970).
Con “Everybody knows this is nowhere” y “Harvest”, el elepé “After the gold rush” conforma el cuerpo central de la obra que situaría a Neil Young uno o varios escalones por encima de sus compinches David Crosby, Graham Nash y, quizá menos, el entonces ubicuo Stephen Stills. Repertorio impecable, con al menos dos temas sublimes (este ‘Only love can break your heart’ y ‘Southern man’), inspirado en un guión de Dean Stockwell que no llegó a filmarse. Dedicado a su primera esposa, Susan, cuyo matrimonio se tambaleaba.
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9. ‘Like a hurricane’ (“American stars ‘n Bars”, Reprise Records, 1977).
Neil Young acababa de romper definitivamente con Carrie Snodgress y conoció en un bar a una joven llamada Gail, con la que al parecer no llegó a intimar, pero con cuya imagen se obsesionó de tal modo que escribió en su honor una de sus piezas más memorables, ‘Like a hurricane’ (“Eres como un huracán/ hay paz en tus ojos”). Tras superar las secuelas de una cirugía de cuerdas vocales, Young editó un álbum formidable, “American stars n’ bars”, donde también se aprecia a un guitarrista excepcional, inolvidable en el tratamiento de esta pieza cegadora.
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10. ‘Comes a time’ (“Comes a time”, Reprise Records, 1978).
Neil Young regresa fugazmente a la placidez silvestre del country folk acústico y perezoso. El color de fondo de la portada del álbum homónimo (blanco), la sonrisa generosa de un artista reconciliado con la vida, sombrero de paja y guitarra de palo entre las manos, y un puñado de canciones, como la pastoral ‘Comes a time’, que rezuman inocencia, en la onda de “Harvest” pero con los dientes menos afilados, con menos rabia y menos amargura. Grabado con el apoyo de los remozados Crazy Horse de Frank Sampedro y la Gone With The Wind Orchestra, en cuyas filas encontramos a J.J. Cale y a Nicolette Larson.