Nature always wins, de Maxïmo Park

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DISCOS

«Reincidiendo en su propia identidad sonora, se atreven a dar unos cuantos pasos hacia adelante sin arriesgar demasiado»

 

Maxïmo Park
Nature always wins
[PIAS] / PROLIFICA INC, 2021

Texto: SARA MORALES.

Que Maxïmo Park ya no son los que eran es obvio. Han pasado más de quince años desde aquel A certain trigger que disparó a la banda hasta las primeras filas del rock alternativo y el post punk revival de principios de siglo. Aquel impacto de altas temperaturas, enérgico y visceral, con la voz de un Paul Smith que reinventó la idea de crooner y ensordeció la escena de guitarras, ahora llega más templado. No peor por ello, aunque sí menos directo y sin grandes flechazos a primera vista.

Sin embargo, continúa siendo interesante observar y escuchar las vueltas de los de Newcastle que, reincidiendo en su propia identidad sonora, se atreven a dar unos cuantos pasos hacia adelante sin arriesgar demasiado, pero invitándonos a valorar su capacidad y sus ganas de ofrecer la nueva versión de ellos mismos con este séptimo disco. Un álbum para el que han contado con la producción de Ben Allen (Animal Collective, Deerhunter) y atesora suficientes aciertos como para salir indemne de la crítica feroz y la exigencia del público romántico.

Al bucear en el suspiro psicodélico de «Child of the flatlands», en la juerga de otros tiempos del single «I don’t know what i’m doing», la superindie «Sleep» y la emocionante y emotiva «Why must a building burn» damos con una banda, ahora trío, que se conoce a sí misma y sabe sacarse partido. Que indaga en su propio éxito heredado para extraer de él los mejores recuerdos y reinventarlos hacia las fórmulas de hoy, pero marcando el carácter y la madurez que ahora disfrutan gracias al tiempo y la experiencia. Y posiblemente sigan sin regalarnos piezas de inmortalidad como ocurrió con «Apply some pressure» en el año 2005, pero la vida ha cambiado para todos, y mucho; así que el mero hecho de seguir teniéndolos por aquí con el entusiasmo de siempre ya es digno de celebrar.

Anterior crítica de discos: The future bites, de Steve Wilson.

 

 

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