My light, my destroyer, de Cassandra Jenkins

Autor:

DISCOS

«Canciones como reducidas a la esencia, con Jenkins más conectada consigo misma, con la naturaleza y con su entorno»

 

Cassandra Jenkins
My light, my destroyer
DEAD OCEANS / POPSTOCK!, 2024

 

Texto: XAVIER VALIÑO.

 

Su debut en 2017, Play till you win, dejaba constancia de sus antecedentes familiares en el folk rock. En 2019, Cassandra Jenkins renunció a su carrera en la música simplemente porque no le iba bien. Pero hubo un suceso luctuoso que le hizo reencontrar la inspiración y la necesidad de grabar: la muerte de su amigo el músico David Berman, conocido por la banda Silver Jewish y su proyecto Purple Mountains. Eso se tradujo en su segundo disco, An overview on phenomenal nature, con un sonido más cálido, algo jazz. La gira que le siguió la agotó y eso la condujo a la desesperación en buena parte del proceso de trabajo cara a su tercer álbum.

Servido con conversaciones y sonidos grabados por ella misma, Jenkins se deja abrazar en este disco por instantes ambientales que le —y nos— proporcionan paz y grabaciones de campo que la acercan a una cierta espiritualidad. Sin ir más lejos, ahí está esa conversación con su madre reflexionando juntas bajo el cielo estrellado por la noche, dándonos la sensación de ser participantes clandestinos en algo íntimo.

No todo este tercer trabajo es así, y aquí su paleta sónica se amplía, situándose en un lugar intermedio entre Aimee Mann, Mitski, PJ Harvey y Adrianne Lenker. Con mayor profusión de arreglos de viento y cuerdas, hay en él varias piezas pop más accesibles o puntuales arrebatos más eléctricos. “Devotion” tiene el mismo brillo que una canción folk de Joni Mitchell, mientras que “Tape and tissue” se sirve de la mística del trip hop y la calidez del jazz. El tercer single, “Petco”, se revela como una poderosa canción pop con influencias grunge.

Y, al igual que su anterior álbum, en My light, my destroyer también suceden muchas cosas que vale la pena descubrir, aunque de alguna manera se las ingenia para que sus canciones todavía suenen como reducidas a la esencia, con Jenkins más conectada consigo misma, con la naturaleza y con su entorno: «Es una línea delgada/Sobre el planeta/Solo una línea delgada/Entre nosotros y la nada», canta en “Aurora, IL”, como queriendo hallar por fin una estabilidad que hasta ahora no ha tenido.

https://www.youtube.com/watch?v=VgczzmHDe20

Anterior crítica de discos: Volume 1, de MRCY.

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