FONDO DE CATÁLOGO
«Un tratado inmenso de canciones que debería codearse, por derecho propio, con los grandes trabajos del género»
Eugene Edwards
My favorite revolution
TALLBOY RECORDS, 2004
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Cuarenta y cinco minutos. En ese tiempo Eugene Edwards —no confundir con el cantante de 16 Horsepower, que añade un David a su nombre— resume lo que es un fabuloso disco de power pop. Un tratado inmenso de canciones que debería codearse, por derecho propio, con los grandes trabajos del género. Aunque, casi veinte años después de su publicación, pinta que no lo hará.
En 2004, el músico de Yuma, aunque con residencia en Los Ángeles, sacaba al mercado uno de esos álbumes destinados a ser un bombazo. Sin embargo, no pasó nada. Nada de nada. Y eso que es una auténtica obra maestra. Un álbum que transita a medio camino entre el mejor Elvis Costello y el mejor Tom Petty. Tocando todos los instrumentos excepto la batería, de la que se encarga el “tamborilero” de los Bellrays, Mike Sessa, Edwards se marca un disco de diez con unas melodías aplastantes y unas guitarras que recuerdan muy mucho a los discos de, por ejemplo, Nick Lowe.
Les aseguro que no exagero si digo que algunas de estas canciones podrían haber estado en el My aim is true de Costello. Eso sí “Shattered flower” o “Not that kind of a girl” miran de frente a Tom Petty, por no hablar de la propia “My favorite revolution” que da nombre al trabajo.
Uno no puede evitar preguntarse: ¿qué puede pasar en este mundo para que discos como este no “partan la pana”? No hay respuestas. Quizá, el único consuelo, es que los que lo conocemos disfrutamos de él periódicamente. Yo llevo una semana reenganchado de nuevo.
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