“Lapido es uno de los más grandes, pero hay que darlo a conocer. Las generaciones que vienen después de nosotros no saben quién es, y deberían, porque si tuvieran la oportunidad, seguro que les gustaría”
El granadino Víctor Sánchez lleva diez años integrado en la banda de José Ignacio Lapido como guitarrista. Ahora mismo está rodando con él en una gira acústica. Arancha Moreno nos lo presenta.
Una sección de ARANCHA MORENO.
Foto superior: SALVADOR SERRANO.
La guitarra y los coros de Víctor Sánchez están a la eterna derecha de José Ignacio Lapido. ¿Artista de culto? Tal vez. Para muchos de nosotros, es un compositor y un músico brillante. Se prodiga poco, pero sus seguidores son incondicionales. Lo comprobamos en su último concierto en el Teatro Lara de Madrid, con un público entregado que terminó aplaudiendo en pie al maestro. Allí recaló su gira de teatros, en formato acústico y con un repertorio escogido entre sus canciones menos habituales en directo, y un guiño a su ex grupo, 091. Pero hace muchos años que José Ignacio Lapido dejó de ser “miembro de” para brillar con luz propia, como señala su guitarrista, Víctor Sánchez, con el que charlamos un par de horas antes del concierto en Madrid. Llega adormilado: la gira se intensifica cada fin de semana y hay que viajar, ensayar, tocar y marcharse a la siguiente cita, pero para los que están sobre el escenario merece la pena. Para los de abajo, también.
¿Por qué te hiciste músico?
Me hice músico sin darme cuenta. Mi abuelo era guitarrista flamenco, en Alhama de Granada, el pueblo de mis padres. Siempre estaba tocando y me llamaba la atención. Con siete u ocho años me llevaron al conservatorio y empecé a estudiar. Con catorce tocaba con amigos, y a los dieciocho hice mi primer grupo, Doctor Ruina. Después hice la carrera de Magisterio de música, y me presenté a unas oposiciones para maestro de música de educación primaria. Aprobé sin plaza, y decidí montar una escuela de música. Tengo una escuela privada en Loja, doy clases de guitarra.
Así que desde el principio lo tuviste claro. ¿Preferías la docencia o ser músico?
Quería las dos cosas. En realidad tocaba la guitarra pero me dedicaba al fútbol, jugué a nivel profesional hasta los 25 años. Quería ser guitarrista, pero el fútbol daba dinero.
Mucho más que la música…
Sí, claro. Ganan mucho más. Pero siempre lo tuve claro: estoy enamorado de la guitarra.
¿Quiénes han sido tus referentes?
Muchos. Me di cuenta de que la guitarra eléctrica era algo mágico cuando escuché «Full Moon fiver», un disco de Tom Petty en el que toca Mike Campbell, el guitarrista que él lleva. Es un maestro, me encanta cómo hace sonar la guitarra. Cuando tocaba el slide en la canción ‘Learning to fly’, me di cuenta de que quería hacer eso.
A veces hay un momento que lo cambia todo.
Sí, después el momento clave fue escuchar a George Harrison. Es mi primer referente, creo que es el mejor guitarrista de slide de la historia, aunque no lo sea al uso. Hace unos slide diferentes, melódicos. Esa es una de mis misiones: conseguir eso con la música de José Ignacio [Lapido]. Los Beatles, Bob Dylan… Es lo que se escuchaba en casa.
¿Cuándo empezaste a tocar de forma más profesional?
Cuando me llamó un grupo de Loja, Delayo. Empecé a tocar con ellos, grabé dos discos, en 1998 y 2003. A partir de ahí, en un festival de Zaidín, José Ignacio Lapido me vio y me llamó para tocar.
¿En qué gira fue?
Hará unos diez años. Él había grabado el EP de ‘Luz de ciudad en llamas’. Fui a un estudio, grabé unos coros, y a partir de ese disco me llamó para grabar en disco y en directo.
¿Cómo recibiste aquella llamada?
La recibí con mucha ilusión, me puse muy contento. Me dio un poco de respeto, nerviosismo, no sabía si estaba preparado para tocar con José Ignacio. Mis ídolos eran Tom Petty, George Harrison… Pero también era fan de 091. Fui al ensayo, me estudié las canciones… Entonces había otra formación: Antonio Lomas, que ahora toca la percusión con Lori Meyers; álex Bedmar, que ahora es bajista de Hora Zulú. Así empecé, y hasta hoy.
Ahora estáis inmersos en una gira de teatros, en formato acústico, pero esto es poco habitual en la carrera de José Ignacio Lapido.
Sí, hemos dado muy pocos conciertos acústicos. Con la formación de percusión, batería, teclado y guitarra acústica es la primera vez que lo hacemos. Hemos cogido canciones un poco diferentes de todos los discos de José Ignacio, con un tratamiento muy diferente, en acústico. Cogemos canciones que hemos tocado menos en directo. De 091 hacemos ‘La torre de la vela’, del “Doce canciones sin piedad”, una canción que nunca habíamos tocado en directo. El resto son de José Ignacio en solitario. Tocamos muchas, solemos trabajar un repertorio de unas veinticinco.
Lapido tiene mucha fama de ser buen guitarrista.
Sí, con él he aprendido muchísimo.
¿Eso relaja o tensiona? ¿Te quita peso en el escenario o te lo da?
Las dos partes. Relaja, pero antes has tenido que trabajar mucho. A él le gusta trabajar mucho, José Ignacio es muy perfeccionista, y eso genera un poco de tensión, pero cuando consigues eso, trabajar con él es relajante. En el escenario no noto peso, cuando empiezo a tocar ya no hay trabajo, es otra cosa. Lo intentamos llevar muy perfecto, muy cuidado.
¿Trabajáis por épocas?
Siempre hay algo, cuando no hay conciertos, hay que preparar el disco… Siempre estamos ensayando.
«Las letras son lo último, hasta que no estamos en el estudio casi no están las letras. De hecho, tenemos muchas pre-maquetas grabadas en inglés»
¿Cómo te llegan las canciones de Lapido: casi terminadas, o las ves prácticamente nacer?
Las vemos casi nacer. Ahora está haciendo temas nuevos, y él llega con las canciones básicas, estrofa, estribillo, llegan crudas. Trae los armazones de estructura básica, y los vamos tapizando.
Él dice que funcionáis mucho como banda.
Sí, interactuamos con él en el aspecto armónico de las canciones, en el aspecto rítmico… Aunque él es quien trae la canción. En la letra no entramos, en la música sí.
Lapido me contó hace poco que las letras son la parte que más le cuesta a la hora de crear una canción.
Las letras son lo último, hasta que no estamos en el estudio casi no están las letras. De hecho, tenemos muchas pre-maquetas grabadas en inglés.
Será lo que más le cuesta, pero es un letrista muy brillante, de lo mejor del panorama español.
Es un maestro, es increíble cómo dice las cosas en una canción pop de dos o tres minutos. Para eso hay que tener un don, mucho arte. Decir las cosas como las dice, crudas, reales… Para mí como letrista es el mejor. Ya no está Antonio Vega, es el mejor.
Es un proyecto muy bueno, pero es una carrera de giras espaciadas.
Sí, no hay un trabajo continuo, nos gustaría que hubiese más trabajo.
Sin embargo, Lapido es un artista muy valorado por su propio gremio: Manolo García, Miguel Ríos, Quique González…
Sí, los que le conocemos sabemos que ha hecho discos buenísimos, desde 091. Pero ya estoy un poco cansado de recordar que fue el guitarrista de 091, José Ignacio ya pasó de 091, hay que dar un paso adelante. Es uno de los más grandes, pero hay que darlo a conocer. Las generaciones que vienen después de nosotros no saben quién es, y deberían, porque si tuvieran la oportunidad, seguro que les gustaría. José Ignacio dice las cosas de una forma diferente, les gustaría aunque fuera sólo por eso.
Quizá Lapido se ha convertido en un artista de culto… Y parece que los artistas de culto son más sonados cuando vienen de fuera.
Puede ser, en España pasa eso. Nunca me he parado a pensar el por qué.
Estáis preparando el próximo disco de Lapido. ¿Cuándo empezáis a grabar?
Queremos empezar a grabarlo a finales de julio o principios de agosto. Estamos muy ilusionados, con muchas ganas. Hemos sacado algunas canciones que ha traído José, y las canciones están muy chulas.
Tecleando tu nombre en los buscadores, he leído que hace unos años presentaste algunas canciones tuyas en concierto.
Sí, grabé cinco temas en 2008 con Miguel López, bajista de Lori Meyers, Antonio Lomas y Raúl Bernal, el teclista de Lapido. Grabé esas canciones y decidí tocarlas en directo sin sacar el disco, porque no tenía dinero. Tampoco tuvo mucha importancia, estaba probando a ver qué podía salir. Este año pasado decidí grabar un EP. He grabado un EP de seis temas, con los mismos músicos, y Popi González, batería de Lapido. He terminado el mastering, estoy buscando a ver con quién puedo sacarlo. Estoy con el corazón en vilo. Las canciones están compuestas por mí, además de guitarrista soy compositor. Construir canciones es mágico.
También tocas en Jean Paul, banda que lidera tu compañero Raúl Bernal.
Sí, yo soy el guitarrista del proyecto. Llevamos dos discos, el último salió a principios de enero. Yo tengo los tres proyectos, y a parte doy clases a muchos alumnos, afortunadamente.
Buena cantera musical la de tu tierra, Granada…
Salvando las distancias con ciudades grandes, como Madrid y Barcelona, Granada es la ciudad más musical de toda España, hay un porcentaje de música increíble.
La última: aunque Lapido no sea artista de mayorías, ¿compensa tocar menos, si crees en el proyecto?
Claro que sí. Si crees en el proyecto, compensa. Lo que él nos diga, hacemos lo que haga falta. Es alucinante tocar sus canciones, es algo que mucha gente querría hacer.