“Cada día tocamos de una forma distinta, improvisamos mucho en el escenario, es la forma de mantener la música viva”
Aunque lleva tiempo instalado en Madrid, a Nico Nieto lo hemos conocido, sobre todo, este último año por ser el apoyo esencial de Coque Malla en su «Termonuclear». Arancha Moreno lo entrevista para su serie «Músicos en la sombra».
Texto: ARANCHA MORENO.
Fotos: MARÍA VÁZQUEZ (BITTERSWEET).
Se conocieron por amigos comunes, y después de unos años de trabajo, el guitarrista Nico Nieto se ha convertido en la mano derecha de Coque Malla. Comenzaron a trabajar juntos en «La hora de los gigantes», y en «Termonuclear» se ha cristalizado por completo la complicidad entre ambos. Quedamos con el guitarrista de Coque un rato antes de que actúen en Madrid, y nos lo encontramos tomando unas cervezas y ultimando algunos detalles casi enfrente de la sala Galileo Galilei, con el resto de la banda.
Empecemos por el principio, ¿cómo comenzaste en la música?
Imagino que como todos, escuchaba música en casa. Mi madre tocaba la guitarra y cantaba en casa. Supongo que también por colegas.
Eres de Buenos Aires, ¿te criaste allí?
Sí, hasta los veinticuatro o veinticinco viví allí, luego fui yendo y viniendo hasta que me quedé en Madrid, a partir del 2002.
¿Y cómo se convierte la música en tu profesión?
Afortunadamente no comencé en esto buscando que fuera mi profesión, fue inocentemente, jugando con la música, haciendo mis canciones de chaval… Lo de volverme profesional fue posterior. Soy autodidacta completo, todo era por diversión y por inquietud. El objetivo era vivir de algo que me gustara y no había otro camino. Empecé a hacer un curro semiprofesional, daba clases en Argentina y hacía todo lo que estuviera relacionado. Poco a poco vas conociendo gente, alguien te da una pauta y la necesidad también te empuja.
¿Y qué haces cuando llegas a España?
Aquí cuando llegué tocaba en el metro, tocaba en la calle casi todos los días, mi inutilidad para cualquier otra cosa era evidente [risas]. Después toqué con Coti, trabajé con él en «Gatos y palomas», hice las guitarras. También toqué con Josele Santiago en la gira de su primer disco en solitario. Estuve un año y medio con él, una gira que recuerdo con mucho cariño, aprendí muchísimo con él.
Antes de trabajar juntos, ¿escuchabas la música de Coque Malla?
Sí, muchos amigos míos tocaban con él, y la primera vez que le vi fue en un concierto de Las Mentiras, fui a la despedida. Lo que no he vivido ha sido la primera época de Los Ronaldos, en Argentina no eran conocidos, le conocí más con su etapa solista.
¿Y cómo conoces a Coque?
A Coque le conozco por amigos comunes, por Mauro Mietta, productor de su disco anterior [«La hora de los gigantes»]. Cuando le conocí Coque estaba con Los Ronaldos, cuando la vuelta, pero maqueteando el siguiente disco en solitario. Un día en el estudio Mauro me enseñó lo que estaban grabando y grabé algo en la maqueta, sin intención de trabajar con él ni nada. A Coque le moló y dijo que quería conocerme.
¿Para qué tema fue aquella primera colaboración?
Fue para un tema que no entró en el disco, se lo arruiné por completo [risas]. No, fue otro que era ‘Quiero volverte a ver’, que tenía unas guitarras tipo beatle. Coque tampoco tenía una banda muy pensada entonces, tenía a Mauro como productor, todavía quedaba un año y medio para que arrancara en solitario. Con el tiempo nos fuimos juntando, grabamos cosas en mi casa, en la suya… Poco a poco fuimos trabajando en ello hasta que, cuando acabó lo de Los Ronaldos, nos pusimos a grabar. En todo este tiempo nos hicimos colegas, se creó una relación más personal.
Así que cuando grabáis «La hora de los gigantes» ya llevabais tiempo trabajando juntos, has visto cómo ha crecido el disco.
Sí, cuando llegué estaba todo muy precario. Fuimos al local a ensayar con la banda, con la intención de grabarlo casi en directo, luego fue medio en directo medio en estudio. Hay cosas buenas de ese disco, hay varios temas que están grabados con toda la banda conjunta, muchas guitarras las hemos grabado Coque y yo a la vez. Normalmente se graban por pistas de una en una, pero las grabamos juntos.
Fue un disco bastante rockero, ¿no?
Sí, es un poco ecléctico y postmoderno [risas].
Aquello fue el comienzo, y habéis acabado los dos mano a mano en todo.
Sí, tras los bolos con la banda, por exigencia de la situación, se planteó la idea de hacer shows acústicos, a dos guitarras, y ahí nos dimos cuenta de que los dos solos teníamos buena química en el escenario. Estar tan a pelo, si no hay química, es difícil de llevar. Muchos bolos, muchas horas de carretera… Y Coque empezó a componer «Termonuclear» durante esa gira acústica. Fui un poco testigo de cómo iba componiéndolas en los viajes.
Dice Coque que compartíais mucha música en los viajes, que os gustaba enseñaros canciones y discutir sobre música…
Sí, llevábamos cosas que tenían un poco que ver con el espíritu que tuvo el disco: el último disco de Johnny Cash, Richard Hawley, Divine Comedy… Y empezamos a imaginar por dónde podía ir toda esa emoción que Coque quería plasmar, tenía que ser contada de una determinada forma. Obviamente, los Rolling Stones y las influencias de Coque de toda la vida no eran el vehículo exacto para contar eso. El disco está desnudo, está muy influenciado por los «American recordings» [la serie de álbumes de Johnny Cash] en el espíritu, aunque cuando pensábamos que se parecía mucho a algo, intentábamos evitarlo, lo hacíamos más nuestro. Eso le lleva a quitar mucho, desnudarlo casi del todo.
«En ‘Termonuclear’ no estábamos buscando la perfección, sino la emoción»
¿Y la grabación de «Termonuclear», cómo fue?
La base, la batería, el bajo, la guitarra acústica y la voz de Coque están grabadas en cinta, no tienes una posibilidad de editar muy grande, tienes que dejarla casi como la has grabado. Eso provoca que tu estado mental sea darlo todo, porque no puedes retocar, vamos a por la buena. Aunque haya algunas imperfecciones, que las hay, también hay grandes aciertos. No estábamos buscando la perfección, sino la emoción.
Debe agotar plasmar tanta emoción cada vez que tocáis el disco, ¿no?
En realidad cada día tocamos de una forma distinta, improvisamos mucho en el escenario, es la forma de mantener la música viva. Eso te da la sensación de novedad, no es que lo cambiemos todo, pero hacemos que tengan vida, que se muevan. Vamos añadiendo cosas, hoy cambiamos el repertorio totalmente, bueno, lo cambió Coque, que es quien elige las canciones.
¿Y qué diferencias se va a encontrar la gente en la grabación acústica de «Termonuclear» que hicisteis hace unas semanas en casa de Coque?
Son dos guitarras acústicas. Hay una diferencia, hay un reposo en la forma de abordar la canción. Cuando grabó «Termonuclear» estaban las canciones nuevas y ahora tiene una relajación distinta. Aquí hay una desnudez total, las canciones están tal cual las concebió Coque en su casa, con el añadido de una guitarra acústica.
¿Qué se va a encontrar la gente en esta gira?
No es un show acústico, somos dos músicos dándolo todo, cubriéndolo todo con guitarra eléctrica y acústica, un trabajo bastante arduo, hay que estar atento todo el tiempo. Las canciones suenan como fueron concebidas, un poco más rockeadas tal vez. No es una cosa relajadita, aberramos bastante. Con dos guitarras se puede rockear, ¡venid a verlo!
¿Y el resto del repertorio?
Va variando, así como improvisamos en las canciones en sí, el repertorio también. Coque lo cambia para variar y refrescarnos. Ensayamos un poco y va cambiando. Los shows constan de sus cuatro discos en solitario, hoy en Madrid vamos a hacer tres o cuatro de Los Ronaldos, cosa rara. Cuanto más le piden, menos toca.
¿Cómo es trabajar con él?
A nivel personal nos llevamos bien, y a nivel musical hemos aprendido juntos, creo que tenemos química.
¿Los ensayos son relajados?
¿Qué ensayos? [Risas.] Ensayamos lo justo, tratamos de mantener la frescura. Cuando vamos al ensayo nos sabemos la canción, la tocamos hasta el punto en el que suena bien, él sabe cuándo parar, para no atosigar a los músicos y no tenerlos repitiendo una canción veinte veces. Él trabaja con músicos muy experimentados que van al local con las cosas ya sólidas, es cuestión de retocar un par de cosas.
¿Qué músicos os acompañan en la gira?
Mac Hernández al bajo y Gabriel Marijuán a la percusión. En principio hay un piano en algunas canciones, pero cuando se formó la banda éramos cuatro, hay química y no hace falta nada, podemos cubrirlo todo. En este formato acústico el otoño es más agradecido que el verano.
La entrevista está terminando, y Coque Malla aparece en la mesa, con un chaleco y una sonrisa. “Esto qué es, ¿la primera entrevista de la banda?”, pregunta, y le suceden risas. “Decíamos que Coque es la hostia”, disimula Nico. Faltan minutos para que empiece el concierto, así que nos lanzamos con la última.
¿Un álbum de referencia que te haya marcado, Nico?
El álbum Blanco de los Beatles. Ahí está la biblia que dejaron para la posteridad: todo esto es posible en un solo álbum y con mala hostia. He estado leyendo el libro del técnico sonido de este disco, Geoff Emerick, y cuenta que grababan en estudios separados, es el disco menos grupal de los Beatles, pero eso provocó que cada uno sacase más su rollo, pero también había más polaridad, la competencia que tenían: a ver quién podía hacer el tema más dulce, el más cañero…
Un álbum clave de Los Beatles que también estusiasma a Mac, el bajista. Los dos se lanzan a desentrañar la magia del disco de los de Liverpool hasta que el road manager les recuerda que, en apenas veinte minutos, el show va a comenzar. Todos a Galileo Galilei, porque la gira de Coque Malla vuelve a arrancar.