Enrique Lozano Villena, fundador, cantante, guitarrista y compositor de Los Íberos, ha muerto hoy (3 de enero), a los 76 años.
Nacido en Málaga (el 7 de enero de 1940), Lozano entró en contacto con la música cuando trabajó en la sala de fiestas El Mañana de Torremolinos. Tras hacerse con una guitarra eléctrica, formó, a principios de los sesenta, unos primitivos Íberos junto a un grupo de amigos, que fueron contratados para actuar en varias ciudades europeas.
La formación clásica de Los Íberos la integrarían Enrique Lozano y Adolfo Rodríguez, a la guitarra y la voz; Diego Cascado, a la batería, y Cristo de Haro, al bajo. El 16 de septiembre de ese 1967, a la altura de la localidad segoviana de Villacastín, la furgoneta en la que viajaba el grupo sufre un brutal accidente en el que muere el conducto y Lozano resulta gravemente herido, con unas secuelas físicas y psíquicas de por vida. Entre 1968 y su disolución, en 1973, Los Íberos publicaron nueve singles y un LP, grabaciones hoy legendarias y muy apreciadas por lo exquisito de su sonido. En el momento de mayor éxito del grupo, debido a la fuerte presión a que se vio sometido, Lozano deja Los Íberos.
“En su momento fuimos, creo, de lo mejor, musicalmente hablando. Servimos para que se tomara conciencia de que se podía hacer de otra forma la música que se oía, que, en general y con excepciones, era muy ñoña. La nuestra era más europea y ayudamos a quitarnos complejos de encima. Contribuimos a que los músicos de aquí tuvieran claro que podíamos hacerlo tan bien como el mejor”, afirmaba Enrique Lozano a nuestro compañero César Campoy en el número 1 de «Cuadernos Efe Eme».
Tras la disolución de Los Íberos sería Adolfo Rodríguez el integrante de Los Íberos que mayor popularidad adquiriría al formar parte del cuarteto Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán.