Morrissey y los Smiths. Tanto por lo que responder, de Carlos Pérez de Ziriza

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LIBROS

«Un libro de múltiples caras y tan adecuado para los que quieran descubrir la música de The Smiths, como para los que gozosamente quieran repasarla»

 

Carlos Pérez de Ziriza
Morrissey y los Smiths. Tanto por lo que responder.
EFE EME, 2024

 

Texto: CÉSAR PRIETO.

 

Libros sobre Los Smiths hay bastantes. En la bibliografía del volumen que nos presenta Carlos Pérez de Ziriza, Morrissey y los Smiths. Tanto por lo que responder, encontramos quince, y añadan a ellos los que no maneja y los cientos de reportajes en revistas, en blogs y en páginas web de diverso calado. ¿Hacía falta uno más? Y la respuesta es que sí. Lo intentaremos demostrar.

En principio, cabe decir que el volumen está dispuesto en cuatro partes bien diferenciadas y una introducción, y ninguna de ellas es una biografía al uso. Biografías ya hay, esto es algo mucho mejor. Vamos a verlo. La introducción despliega el interés por el grupo del autor, las primeras escuchas, el volumen que preparó para una colección de libros de bolsillo que se regalaba con la revista Efe Eme y las vueltas que le iba dando a contar su historia de una forma un poco más extensa. También anuncia su estructura: una crónica de manos de un fan, con atención al dato, visiones personales y una revisión de sus discos. Los buenos libros sobre música han de contar con esta estructura por lo menos.

La crónica, o sea, la primera parte, es exactamente eso: una crónica, es decir, el machihembrado entre el tema que quiere tratar y su inscripción en el tiempo del autor. Y este tiempo comienza en la adolescencia, la época en que las sensaciones dejan tatuajes más marcados, indelebles. Así que cualquier canción que conecte con ciertas molduras del alma a los quince años, va a quedar fijada ahí ya para siempre. Adolescente es el momento en el que Johnny Marr acude a casa de Morrissey para proponerle que funden un grupo, adolescente es el autor cuando escucha su primera canción de Los Smiths y calcula este que algunos adolescentes, en nuestros días, también los escuchan y también les llenan. Puedo dar fe, a veces, trasteando en la cocina, oigo que de la habitación de mi hija surge “There is a light that never goes out”. Cuando me acerco a su cuarto a indagar por qué la pone, su respuesta es: «Porque me gusta». Queda, por tanto, Carlos, tu hipótesis confirmada.

El resto de visiones de esta primera parte, todas desde un punto de vista muy personal que se agradece, abordan cuestiones políticas y relaciones con otros compañeros de generación, su fichaje por Rough Trade, el sexo y el feminismo. Sigue: el romanticismo del grupo —entendido a la manera del siglo XIX—, el humor, su éxito entre la comunidad latina de Norteamérica y, para concluir, su separación y las influencias posteriores. Es un recorrido sistemático y cronológico en el que, felizmente, pesa más la visión personal desde el criterio y las experiencias del autor que el simple dato ya recogido en cientos de páginas. Ziriza se imbrica con la carrera del grupo, no es aséptico.

La segunda parte es un recorrido por los iconos de Morrissey. Lo vamos a conocer por su mundo personal y, con ello, nos acercaremos a su figura desde otra óptica, sin tener en cuenta a priori a sus canciones. Ahí aparecen futbolistas como George Best —como icono de la cultura pop más que otra cosa—, actores que le obsesionan como James Dean o Terence Stamp; escritores, como Dickens y Oscar Wilde y chicas de los sesenta, Sandie Shaw y Nancy Sinatra en las primeras posiciones y, ya después, Joni Mitchell y Nico.

Desde luego, el grueso de las entradas se dedica a cantantes y grupos, con dos estéticas muy destacadas del resto. La primera el glam rock y sus bienandanzas y tiranteces con Bowie, pero también la potencia de Marc Bolan, el brillo suburbial de los New York Dolls, Roxy Music o el olvidado Jobriath. En el fondo, uno sospecha que a Morrissey le hubiera gustado ser de esa generación, vivir la vida en los setenta de un cantante glam. También hay campo para el punk, con sus paisanos Buzzcocks, Ramones o los Sex Pistols. Todo un ideario bien marcado, contradictorio a veces, que envuelve como un hálito la figura de Morrissey.

La tercera parte la ocupa una entrevista inédita, con algún dato novedoso y el anuncio de que tiene dos álbumes ya grabados, que se añadirán a los dieciséis que recoge la cuarta parte para su análisis, junto a los siete —se incluyen recopilaciones y directos— de The Smiths. Es la secuencia más extensa, y comienza con las dificultades para la grabación del primer álbum, el marco más político de Meat is murder, The queen is dead como joya de la corona, las producciones con altibajos de Morrissey desde el Viva hate. En fin, una visión de Morrissey y su grupo más ortodoxa.

Y esta es una de las virtudes del libro —entre otras muchas—, combinar puntos de vista poliédricos sobre la misma figura, que adquiere así mucho más relieve. Visiones personales, sus propias palabras, la masa icónica desde la que crea su mundo y su obra, para que las canciones tomen relieve. Así que es un libro de múltiples caras y tan adecuado para los que quieran descubrir la música de The Smiths, como para los que gozosamente quieran repasarla.

Anterior crítica de libros: Las ocasiones, de Rubén Lardín.

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