Hace unas semanas, Morrissey anunció que había concluido la grabación de un nuevo disco, pero no disponía de sello para editarlo. La semana pasada, presentó en la BBC tres de las nuevas canciones. Ahora, ha mantenido una conversación –vía email– con “Pitchfork” en la que habla de las dificultades para encontrar sello y de la situación de la industria musical.
Sobre la falta de interés de las discográficas en editar su disco dice: “No hay mucho que pueda hacer al respecto. Una vez que se hace público que no tienes contrato, se supone que todo aquel que quiera podrá venir por ti”.
Cree que el interés de las discográficas se centra en descubrir nuevos talentos, porque “los sellos en su mayor parte desean firmar nuevos descubrimientos, para que se vea que ese sello es el único responsable del desarrollo del artista. No muchos sellos quieren bandas que ya han dejado su huella, porque su éxito se atribuye generalmente a algún otro sello en otro lugar y en otro momento”.
“La mayoría de los artistas son recordados por los discos que los presentaron, o que les proporcionaron éxito. Por esta razón, la prensa solo escribe acerca de mí en términos de la historia de The Smiths, y el hecho de que he tenido tres álbumes número uno en solitario –o incluso 25 años de agitada actividad en solitario– no se menciona en ninguna parte. ¡Extraño!”
“La banda que tengo ahora es excepcional, sin embargo, en la prensa siempre se me relaciona con los músicos de los Smiths, a pesar de que los ex Smiths y yo somos unos absolutos extraños entre nosotros. Tonto, ¿verdad?”
Morrissey no tiene ningún interés en autoeditarse: “No. No tengo ninguna necesidad de ser innovador en ese sentido. Todavía estoy atrapado en el sueño de un álbum que se vende bien no por el marketing, sino porque a la gente le gusten las canciones”.
Sobre la situación de la industria musical asegura: “Obviamente, es mucho peor, ya que toda la ‘industria’ –como debe ser llamada– ha sido destruida de mil maneras. Internet, evidentemente, ha borrado la música del mapa humano –ha matado la tienda de discos, y ha matado la paciencia de los sellos, que consideran que las ventas de debut de 300.000 [ejemplares] no son lo suficientemente buenas. La gente ya no conoce las listas [de ventas] del top 75, y los que las conocen no confían en ellas porque las posiciones en las listas son muy fijas– ahora, misteriosamente, todo el mundo en el planeta vuela alrededor del número uno. La prensa musical ha muerto a causa del Poder Popular de Internet –todo el mundo ahora es su propio crítico experto. Como consecuencia de ello ya no se corren riesgos con la música– no hay canciones con comentarios sociales, no hay individualismo. Esto es porque todo el mundo se considera inmediatamente reemplazable”.