DISCOS
«Las once canciones funcionan bien, para qué negarlo, y las colaboraciones de Derek Trucks, Lukas Nelson y Jamey Johnson encajan como un guante»
Warren Haynes
Million voices whisper
FANTASY / CONCORD, 2024
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Por partes. Cada nuevo trabajo de Warren Haynes es reseñable. Es decir, merece una atención y merece ser escuchado con mimo. El de Carolina del Norte es uno de los grandes de los sonidos cercanos al southern rock y al blues rock, y se ha ganado a pulso, especialmente al frente Gov’t Mule, esa condición referencial. Tampoco cabe olvidar que estamos hablando de un guitarrista que se unió a The Allman Brothers Band en 1989, algo que provocó que en más de una ocasión lo viéramos interpretando con solvencia solos que en el pasado habían corrido a cargo del mismísimo Duane Allman, una de las leyendas de la guitarra e influencia básica junto a Jimi Hendrix para Haynes. En su carrera ha colaborado con gente como Bob Dylan, Bruce Springsteen o el recientemente fallecido Phil Lesh. Vamos, que no hablamos de un Don Nadie. Para completarlo, en verano nos visitaba mostrando un excelente estado de forma, lo que nos llevaba a esperar su nuevo y anunciado disco con más expectativas aún.
Vaya por delante que, a pesar de lo dicho y de que pueda parecerlo, quizá no soy la persona ideal para reseñar este Million voices whisper, y el motivo es sencillo. Soy mucho más fan de la parte bluesera de la carrera de Haynes, y cuando se inclina por el soul se me suele atragantar más a menudo. Como habrán adivinado, esto es lo que sucede con este nuevo trabajo, que el soul toma el protagonismo.
Para este primer disco firmado con su nombre en diez años, el guitarrista vuelve a apostar por la mezcla de estilos, con el ya apuntado soul tomando la delantera, aunque tiempo hay también —menos del que me gustaría— para el blues, el rock y el funk. Con una banda impecable formada por John Medeski a los teclados, Terence Higgins a la batería y Kevin Scott al bajo, las once canciones del disco funcionan bien, para qué negarlo, y las colaboraciones de Derek Trucks, Lukas Nelson y Jamey Johnson encajan como un guante, dotando aún de más empaque al resultado final.
Puede descolocar algo la suave “These changes”, tema compuesto a medias con Trucks y que abre el disco, aunque pensándolo bien tampoco hay grandes estridencias en el resto del álbum, y un arranque así, además, reúne el componente emocional de imaginar a los dos amigos cuando formaban juntos parte de la banda de los hermanos Allman. Por si no nos había quedado claro, que esto va esencialmente de soul lo pone de manifiesto “Go down swinging”, y especialmente sus trompetas. En “You ain’t above me” aparece el registro de blues lento en el que la voz de Haynes siempre brilla, acompañado aquí con un excelente trabajo a los teclados de John Medeski. “This life as we know it” engaña. Parece un tema simplón, pero pronto arranca para cambiar el tempo y convertirse en una alegre canción que coquetea de lejos con el reggae y que no costaría imaginarse en el repertorio de Eric Clapton.
“Day of reckoning”, con Lukas Nelson y Jamey Johnson, es una de mis favoritas del lote, si no mi favorita. Ya saben por qué. Esto es blues rock y, además, con algo de country con un estribillo buenísimo. Excelente Haynes, excelente Nelson y excelente Johnson. Vuelve Derek Trucks, y vuelve hacerlo a ritmo pausado en “Real, real love”. Ya hemos dicho que ahí es donde brilla la voz de Haynes, y lo hace, aunque no tanto como en “You ain’t above me”. A estas alturas, eso sí, podrían andar preguntándose dónde está el funk citado antes. No sufran, llega “Lies, lies, lies” que no me convence, y más tarde lo harán “Terrified” y “Hall of future saints”, el único tema acelerado en el que participa Trucks. En medio “From here on out” es un medio tiempo aceptable y “Till the sun comes shining through” otra balada made in Haynes.
Como siempre me pasa con Warren, me sobran baladas y me faltan temas con más ritmo, pero eso es algo endémico. A estas alturas dudo que lo vayamos a cambiar. Que el disco está bien y que va de notable alto, es evidente. Así que poca crítica puede hacerle. Igual que es osado calificarlo de blues rock.
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