«Este concepto de concierto es bastante rockero, aunque vayamos los dos solos. La actitud, aunque tiene momentos que pueden estar más cerca del folk, del rollo tabernero irlandés, es rock. El concepto es de rock y me parece que eso es con lo que la gente se queda»
Mikel Erentxun ha dado comienzo a una gira diseñada para salas de poco aforo, pero que no se ajusta exactamente al formato acústico. Para que nos hable de ella, lo entrevista Juan Puchades. Además, se tratan otras cuestiones bien interesantes.
Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos cedidas por MIKEL ERENTXUN.
A la hora convenida, las siete de la tarde, Mikel Erentxun contesta al teléfono y tras los saludos de rigor, provoca una envidia tremenda: en un día frío y de constante y feo gris, me cuenta que está en Donosti, paseando al perro, en una tarde de temperatura agradable mientras contempla «una luna llena preciosa». Dice que este es su momento más tranquilo del día, mientras pasea a su perro. Así que, relajado, comienza una conversación justificada por la nueva gira que ha iniciado, «Privado 2012», en la que se refugia en el pequeño formato (él y un guitarrista en escena) para combatir los malos tiempos y seguir rodando. Inevitablemente, la reposada conversación acaba derivando hacia otros temas.
Lo que estás planteando no es exactamente una gira acústica, ¿cuál es el formato?
En los últimos años he dado muchos conciertos acústicos, pero siempre sin un criterio definido, a veces con guitarra acústica, otras con un piano… eran diferentes formatos. Y esta es la primera vez que le he dado unidad para conformar una gira con un carácter distinto. Sí es gira acústica en el sentido de que vamos solamente dos personas, pero llenamos el escenario de juguetes y de instrumentos y nos vamos intercambiando los papeles constantemente, entonces, aunque solo somos dos, hay muchas sonoridades, porque yo toco la batería, piano, la guitarra, la armónica y el otro guitarrista toca todo tipo de instrumentos de cuerda: pedal steel, mandolina, banjo, guitarra. Incluso, en algunas canciones, disparamos alguna secuencia de batería. Es un concierto superdivertido y entretenido para la gente. Por ahora solo llevamos tres, pero la reacción está siendo buenísima.
Por lo que dices, en escena y sobre la marcha vais cambiando de instrumentos.
Sí, sí, empiezo el concierto yo solo, con la guitarra y luego sale Joseba Irazoki, que es el otro guitarrista, con una guitarra eléctrica, y hacemos dos canciones con guitarra acústica y eléctrica y a partir de ahí ya empieza a no repetirse el formato nunca más: él coge el pedal steel, yo me siento en la batería, y mientras toco la guitarra también toco el bombo de la batería… Van pasando un montón de cosas. Aparte de todo, sigo pensando que este concepto de concierto es bastante rockero, aunque vayamos los dos solos. La actitud, aunque tiene momentos que pueden estar más cerca del folk, del rollo tabernero irlandés, es rock. El concepto es de rock y me parece que eso es con lo que la gente se queda.
¿Qué repertorio llevas?
Pues hemos rescatado canciones de mis discos anteriores pero que no las había tocado nunca, que los seguidores lo agradecen mucho, y ya el resto del concierto está centrado en «24 golpes» y «Eléctrica PKWY», que es el disco casi fantasma, porque únicamente se lanzaron mil copias y está agotado. Es decir, es un disco que no tiene todo el mundo y, sin embargo, hacemos cinco canciones de él. Y ya te digo, el pulso posconcierto a pie de escenario es excelente, y curiosamente estamos metiendo a mucha gente, el otro día en Madrid agotamos, que no me pasaba en años. Yo no recordaba vender todo el taquillaje nunca. De hecho metimos más gente ahora que cuando fui con toda la banda a presentar el disco.
¿Y por qué crees que sucedió eso?
No lo sé. No sé porqué pasó eso en Madrid, me gustaría pensar que estoy alcanzando el status al que todo el mundo aspira, a tener un nombre por encima de la obra del momento, y tienes un prestigio y algo que está por encima de tu momento de actualidad. Es decir, viene Springsteen a tocar e importa muy poco el disco que esté presentando, o Wilco, o quien sea. Dejas de ser el grupo de moda que en ese momento está sonando en todas las radios con un disco puntero y te conviertes en un artista al margen de momentos y de modas que te colocan en otra división y en otro tipo de aforos, pero esos aforos responden. Yo aspiro a eso, ahora mismo firmaría para que toda esta gira fuera así, en sitios de cuatrocientas personas, quinientas, y llenar siempre. Ya está, no aspiro a meter dos mil o veinte mil personas.
¿Echas de menos esos grandes espacios?
No, pero además es que los voy tocando tangencialmente: este verano estuvimos haciendo unos conciertos en Los Ángeles y en Las Vegas, y en Los Ángeles había treinta mil personas y en Las Vegas ocho mil, y la semana próxima voy a Monterrey con los Hombres G y tocamos en un sitio de diez mil. Es decir, en un festival vuelves a acariciar lo que se siente en un escenario grande, pero te diré que me encuentro mucho más a gusto en las distancias cortas. No sé si es la edad, pero antes un escenario lo llenaba mucho más porque me movía mucho, tenía otro dinamismo, ahora prefiero llenarlo con esa presencia que te da la edad, realmente no te mueves tanto, casi no hablas y, sin embargo, llenas el espacio. Bueno, eso me gustaría pensar, eso es lo que yo veo de mí mismo, ¡o como me gustaría verme! Pero lo tendría que decir alguien que no fuera yo.
¿Por la utilización de los diferentes instrumentos, esta gira ha requerido de mucha preparación previa?
Sí, le hemos dado más de una vuelta, cosa que últimamente no hacía. Por las circuntancias que vivimos, te ves abocado a tocar en formatos reducidos por una cuestión económica, entonces, bueno, muchas veces lo único que hacías era prescindir de equis músicos, y punto, y las canciones se desnudaban solas, pero aquí hemos querido hacer algo más, hemos querido que cada canción tuviese algo distinto a la inmediatamente anterior. En ese sentido sí que ha habido preparación, ensayos, charlas, que en formato acústico no había hecho nunca. Estoy encantado, de hecho era un experimento pequeñito, de solo diez conciertos, que se acababa en diciembre, y hoy mismo he estado en la oficina reunido para ver si seguimos, por lo menos, en enero y febrero.
Es una forma de reducir costes, pero si vas con la cacharrería que dices, incluyendo una pequeña batería, al final la logística también se complica, ¿no?
Sí, de hecho en la oficina me echan la bronca. Hemos hecho tres conciertos y en cada uno hemos ido aumentando la cacharrería y eso nos obliga a ir en una pequeña furgoneta, y al final los conciertos no son tan baratos. Pero, bueno, somos un equipo de cuatro personas, un manager-conductor, un ingeniero de sonido, el guitarrista y yo, los cuatro vamos en mi furgoneta, eso sí, la llenamos hasta los topes. Pero es un equipo apañadito. Al final la gente paga quince o dieciocho euros y está viendo un espectáculo, no se lleva esa sensación de «joder, este viene aquí solo con un guitarrista porque no tiene dinero para pagar nada más».
¿Das por concluida la gira de «24 golpes»?
Desgraciadamente, sí. Digo desgraciadamente porque finalizó porque la contratación se acabó. No vamos a llorar, porque es el cuento de todos los artistas, pero ahora mismo todo está muy mal y la gira de «24 golpes» era una gira bastante más cara, y sí, desgraciadamente, no hay ningún concierto a la vista y las giras entiendo que deben de tener una cierta caducidad. Para mí está acabada, sí. Ahora estoy con esto, que hemos bautizado como «Privado» para darle un poco de personalidad, pero sigue siendo una gira de «24 golpes», aunque en versión acústica. Cuando acabe, en enero o febrero, me pondré con otras historias.
Generalmente, en disco, te muestras como un intérprete muy sensible a la hora de encarar, precisamente, la interpretación, ¿para trasladar las canciones al directo y cantarlas, buscas o propicias algún tipo de estado mental o es oficio, y ya?
Generalmente es oficio, lo que pasa es a veces te llevas sorpresas como este último concierto en Madrid, en el que me descubrí interpretando de una manera distinta. Había pasado la semana con fiebre, una semana bastante tensa, sin nada de voz, la víspera me tuve que pinchar un corticoide, un Urbason, el mismo día del concierto me pinché otro, así que estaba como muy acojonado: «no voy a tener voz», y fue subir al escenario, y en el segundo tema vi que estaba bien de voz, y no sé si fue por eso o por la emoción de sentirme bien o de ver la sala llena o de la magia de la sala misma, que la Galileo es una sala con mucho rollo, pero me encontré cantando de una manera distinta, y no fue una apreciación solo mía, porque luego me lo comentó la gente. Es algo que me encanta, que una canción que has cantado un millón de veces la interpretes de una manera distinta, y hablo solamente desde el punto de vista vocal.
¿Se emociona uno cuando le sucede eso?
Muchísimo. En este concierto me emocioné, hacía muchísimo que no me emocionaba y en este concierto pasé momentos muy emotivos en el buen sentido de la palabra. Hubo un par de momentos de esos en los que el aire se podía cortar, un silencio sepulcral…
Antes hablabas de «Eléctrica PKWY», de las solo mil copias que se hicieron para la Fnac, pero a mí me parece un disco precioso, muy intenso y serio, de esos que crecen con el tiempo, ¿no te da un poco de pena que se haya quedado como una obra pequeña y perdida?
Es una pena. Me estás leyendo el pensamiento, porque hoy en la oficina, cuando hablábamos de hacer algún concierto más, les decía «joder, por qué no reeditamos el disco, aunque sea con otras mil copias, o en vinilo, y le damos entidad y lo sacamos en Navidad». Pero, no, todo es decir que todo está mal, que no puede ser… es un poco deprimente. Pero sí me gustaría reeditarlo, además no hay día que no reciba un tuit de algún fan mexicano o chileno, de donde sea, que quiere ese disco. Creo que es un disco que sí, como dices, está envejeciendo muy bien y es una pena que se quede como una anécdota porque es un disco con entidad propia, yo lo considero un disco más de mi discografía.
¿No lo consideraste un disco menor cuando salió, no?
No, no, no, en absoluto. Era un disco barato porque lo grabé en casa, pero a nivel de repertorio lo veo al mismo nivel autoral, de calidad, que «24 golpes», lo que pasa es que un disco tiene luego una producción como mucho más cara y elegante… bueno, no sé si elegante es la palabra, pero el otro tiene una producción humilde porque se escoró hacia un disco mucho más de guitarras acústicas, pero no sé qué disco de los dos tiene mejores temas. Desde el punto de vista del escritor, me parece que los dos discos están muy parejos, que para mí eso es lo que hace que un disco sea bueno o malo. De hecho, ya ves, estoy tocando cinco temas de él en directo. No lo veo un disco menor en absoluto. Para mí hay discos míos peores.
«La autocrítica y el autoanálisis son supersaludables. Entiendo que siempre hay que mirar para adelante, pero de vez en cuando hay que mirar para atrás para corregir errores o para no caer en los mismos errores»
Bien, me acabas de dar pie: hace unas semanas me enviaste un mensaje por un artículo que escribí comentando las listas que habías publicado en tu blog con tus mejores discos, y me invitabas a que un día habláramos de ellas. Así que te tomo la palabra, ha llegado el momento: ¿cómo se te ocurrió aquello?
Pues porque alguien me comenta aquello de «¿qué disco es el que más te gusta?», y me encuentro como ahora mismo, paseando al perro, que es el momento, cuando paseo al perro, que mi cabeza empieza a dar vueltas, y un día me puse a pensar cuál era mi disco favorito y acabé haciendo esas listas. De hecho, ahora tengo otra en mente, llevo todo el día pensando en ella, es porque «Rolling Stone» ha sacado la de los cincuenta mejores grupos españoles, que salimos Duncan, es una lista con la no estoy en absoluto de acuerdo, porque hay algunas ausencias notables, entonces, ¡estoy pensando en publicar la mía! Pero llego al número quince y ya me empiezo a perder, porque es jodido elegir cincuenta.
¿Aquellas listas de tus discos, las ordenaste, según tu criterio, de mejor a peor?
Bueno, es que esto da para hablar tres horas, porque una cosa es analizar superobjetivamente qué disco es mejor, y otra es decir qué disco te gusta más, que entran parámetros mucho más subjetivos, y esas listas que elaboré se apoyaban mucho más en esto último, en un criterio subjetivo de qué disco, ahora mismo, me gusta más; que casi coincide, pero no son los mismos criterios. Si yo tengo que analizar objetivamente cuál creo que es mejor, pues quizá no coincida con cuál me gusta más ahora mismo.
En aquel artículo yo planteaba que uno mismo es capaz de saber qué obra le gusta o cree que es mejor, ¿es eso cierto?
Sí, los que nos dedicamos a esto sabemos no solo cuál es mejor, también cuál está bien y cuál no está bien, además la autocrítica y el autoanálisis son supersaludables. Entiendo que siempre hay que mirar para adelante, pero de vez en cuando hay que mirar para atrás para corregir errores o para no caer en los mismos errores, y muchas veces te llevas sorpresas, porque escuchas un disco ocho años después y te puedes llevar, incluso, sorpresas muy agradables. También es verdad que hace falta un cierto tiempo y perspectiva para analizar las obras. Lo puse en mi lista, y si me lo preguntas ahora mismo, te tengo que decir que mi mejor disco me parece el último, eso es lo que pienso ahora, pero hace dos años pensaba que mi mejor disco era «Detalle del miedo», y con el paso del tiempo ya no está en el primer lugar, ni en el segundo siquiera.
En la discografía de Duncan Dhu, situabas en primer lugar «Autobiografía», ¿ese si lo tienes claro?
Sí, ese sí, pero, por ejemplo, si de verdad tuviese que decir cuál pienso que es el más importante para la carrera de Duncan Dhu, te diría que «Canciones». Lo que la gente entiende por el sonido de Duncan Dhu o por lo que la gente conoció a Duncan Dhu está en «Canciones». Quizá es el disco más influyente de Duncan Dhu.
Fue el que definió el sonido.
Eso es, ahora preguntas a cualquiera por Duncan Dhu y va a pensar en ‘Cien gaviotas’ y en ese disco, porque ese es el sonido, lo que pasa es que a mí me gusta más «Autobiografía», que es un disco mucho más ambicioso, mucho más completo. Ha envejecido muy bien, me parece más completo y me gusta más, pero para Duncan Dhu es más importante «Canciones».
Estamos hablando de Duncan Dhu y se me ocurre que en estos tiempos de penuria, en los que, además, los viejos grupos vuelven, ¿nadie os ha planteado una vuelta de Duncan Dhu?
Pues sí, la verdad es que sí que se ha puesto encima de la mesa en los últimos años. Lo que ocurre es que, ahora mismo, tanto Diego [Vasallo] como yo estamos muy a gusto con nuestras aventuras, pero, bueno, la puerta de Duncan Dhu nunca ha estado cerrada y desde luego no voy a ser yo quien diga que nunca vamos a volver, porque cosas más raras se han visto. Pero tendría que ser porque Diego y yo tuviéramos la necesidad de decir algo y nos sintiéramos más cercanos que nunca, cosa que, la verdad, ahora mismo ocurre: estamos más próximos musicalmente que en años y compartimos muchísimos gustos, hemos trabajado juntos últimamente, hemos escrito juntos alguna canción. Y otra cosa que tendría que darse es que hubiese unas condiciones económicas muy buenas. Pero no, no tenemos planes.
¿Vuestro caso podría ser como el de Simon & Garfunkel, que ocasionalmente han regresado?
Sí, es que de hecho, cuando Diego y yo empezamos en el 92 y en el 93 a editar cosas fuera del grupo, esa era un poco la idea: tener una especie de grupo base en el que nos vamos viendo de vez en cuando y cada uno hace sus otras cosas, y así fue, pero, en el 2001 sentimos la necesidad de cerrar la puerta, que podíamos no haberla cerrado, y punto. Pero yo no lo descarto, pienso que algún día haremos algo como Duncan Dhu porque, bueno, la vida es muy larga.
Bonito sería.
Sí, lo sería. Pero, fíjate, más que por España, yo siento que con América hay una especie de deuda, porque ahora voy mucho por allí y Duncan Dhu nunca tocó en América salvo un único concierto en México, y ahí sí que siento que la gente nos recibiría muy bien. El grupo fue muy fuerte allí en los ochenta y en los noventa, pero jamás pisó aquellos escenarios. Quedó como una especie de espina clavada.
Sin embargo, tú sí que visitas mucho América.
Sí, muchísimo, desde «Acróbatas», en el año 98, creo que no ha habido año que no haya cruzado el charco mínimo una vez, con éxitos dispares, pero bien, me ha ido muy bien, tengo mi público ya, sobre todo en California, en esa parte de Estados Unidos donde hay público mexicano. ¡Tengo más éxito con los mexicanos que viven en California que en México!
¿Estás preparando próximo disco?
Ahora ando bastante liado porque, además de la gira «Privado», tengo un viaje a México, un viaje a Colombia y un viaje a Perú, tres viajes pero que no son el mismo, voy tres veces, la semana que viene voy a México, vuelvo para tocar en Valladolid y Gijón, y vuelvo a cruzar el charco para tocar en Colombia, luego vuelvo y me marcho a Perú. Tengo un fin de año, afortunadamente, con movimiento. Eso sí, 2013 se presenta en blanco, no tengo ningún concierto y sí que me gustaría centrarme en el nuevo disco, para el que tengo pocas canciones, pero muchísimas ideas.
Un disco para el que, me dijiste, querías escribir tú las letras.
Sí, me gustaría, y me gustaría profundizar en el sonido de «24 golpes», no tanto en el estilo musical pero sí en el sonido. Es decir, profundizar más en el sonido analógico, incluso ser más radical, hacer un ejercicio de estilo e incluso grabar en mono, jugar mucho con la sonoridad, me apetece profundizar por ahí. Nunca he dado tanta importancia al sonido como en el último disco y quiero seguir en ese camino. Estilísticamente, no lo sé, ahora mismo tengo muchas ideas pero es un poco pronto para saber si se va a mover más hacia el rock o hacia el pop, pero desde luego se va a mover hacia un sonido más radical que «24 golpes».
¿Eres de los que componen habitualmente, te vienen ideas para canciones constantemente?
No, voy por rachas. Ahora mismo no me sale nada, bueno, sí que me salen cosas, pero nada que me guste, pero de repente saldrá una canción buena y ya no podré parar, afortunadamente es lo que me ha pasado siempre. Pero ahora no, lo que tengo son muchas ideas, algún riff de guitarra, pero no tengo aquello de «toma, cinco canciones buenísimas».
¿Quieres decir que una canción buena, con la que estés contento, abre la espita de la composición?
Sí, a mí sí. Por eso no estoy nervioso, porque generalmente me ocurre eso, no me sale nada, estoy dándole vueltas, pruebo mil cosas y de pronto doy con una canción y ya entro en racha, tan en racha que luego me sobran un montón de canciones. Entonces, ahora confío en que llegue ese momento, pero todavía no ha llegado.
¿Hay ansiedad mientras esperas el momento?
Ahora mismo, no, porque, como te digo, espero que llegue pronto. Pero si dentro de unos meses sigo así, sí, la verdad. También es verdad que en este disco quiero cambiar algo en mi mentalidad y es que siempre he tenido bastante prisa en grabar, siempre he tenido a la compañía frenándome, es una lucha continua: yo quiero grabar ya y a ellos les parece demasiado pronto. Esa ha sido mi actitud hasta ahora, pero ahora mismo me apetece no marcarme tiempos y grabar cuando tenga un discazo. Ahora no hay prisa, e igual tengo que esperar dos años, no lo sé. Lo que me va a marcar es la calidad de las canciones. Generalmente, con los últimos discos siempre me he puesto una fecha, ha llegado esa fecha, me he encontrado con un repertorio y ya está, y aquí quiero ir al revés, quiero hacer canciones y cuando todo esté listo, empezar a mover la maquinaria. Siempre se dice lo mismo, pero este disco que viene quiero que de verdad sea el definitivo. Creo que con «Detalle del miedo» he abierto una brecha importante, que he ahondado más con «24 golpes» y el próximo es el que quiero que me ponga en otro sitio.
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Estas son las fechas de los próximos conciertos de Mikel Erentxun. Las actuaciones en España forman parte de la gira «Privado 2012»:
7 de noviembre. MONTERREY, México.
9 de noviembre. Sala Porta Caeli, VALLADOLID.
10 de noviembre. Sala Acapulco, Casino de Asturias, GIJÓN, Asturias.
1 de diciembre. C.C María Angola, LIMA, Perú.
5 de diciembre. Sala Malandar, SEVILLA.
6 de diciembre. Sala La Gramola, ALGECIRAS, Cádiz.
7 de diciembre. Sala Imagina, CÁDIZ.
8 de diciembre. Gran Teatro, HUELVA.
19 de diciembre. Sala Apolo, BARCELONA.
20 de diciembre. PAMPLONA, Navarra.
21 de diciembre. Hotel Utopía, Benalup, CASAS VIEJAS, Cádiz.
22 de diciembre. Hotel Utopía, Benalup, CASAS VIEJAS, Cádiz.