«La gente recuerda muy bien a The Clash, así que realmente no hacía falta que volviéramos, mientras que lo de BAD es otra cosa. No nos hemos reunido cada par de años, sino que hace mucho tiempo que no tocamos, así que no está mal revisitar aquel repertorio»
Cambió la historia del rock con The Clash, y después puso en marcha Big Audio Dynamite, grupo con el que regresa para actuar en el próximo Festival de Benicàssim, donde ya estuvo el año pasado como integrante de Gorillaz. Eduardo Guillot charla con esta leyenda del rock.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
No necesita presentación. Fue uno de los grandes protagonistas de la escena punk inglesa, y quizá su guitarrista más imaginativo (con permiso del malogrado John McGeoch). Con The Clash, junto a Joe Strummer y Paul Simonon, Mick Jones legó para la posteridad el manual de instrucciones del rock de combate y cambió para siempre el concepto de actitud en la historia de la música popular. Tras su dolorosa salida del grupo, formó Big Audio Dynamite (BAD), con Dan Donovan, Greg Roberts, Leo Williams y el cineasta y disc jockey Don Letts, que regresan a los escenarios casi treinta años después de su debut. Jovial y accesible, Jones repasa presente, pasado y futuro de una vida dedicada a la música.
¿Cómo surgió la idea de reformar BAD?
El año pasado, como sabrás, estuve tocando con Gorillaz. De hecho, fuimos a Benicàssim. Durante toda aquella gira estuvimos hablando del tema y viendo que era posible hacerlo. Cuando terminamos el tour me di cuenta de que había una oportunidad real, tenía sentido y daba continuidad a lo que había estado haciendo en los últimos años.
¿Fue Benicàssim el punto de partida?
No, el FIB solo fue una de las escalas de Gorillaz. Curiosamente, con BAD vamos a tocar en bastantes de los festivales que hicimos el año pasado con Gorillaz. Es interesante, porque visitaremos los mismos sitios con muy poca diferencia de tiempo, y además iremos a otros nuevos. No hemos tocado juntos en más de veinte años, así que será agradable ver cómo responde la gente y, también, cómo hemos progresado nosotros.
La decisión resulta curiosa, teniendo en cuenta que siempre te negaste a una reunión de The Clash.
Es cierto. Nunca nos pareció que era el momento adecuado. Y no llegamos a ningún acuerdo conjunto. Las veces que se planteó, siempre había alguno de nosotros haciendo otra cosa que se lo impedía. Cada uno estaba involucrado en lo suyo. Y, probablemente, es mejor que fuera así, porque la gente recuerda muy bien a The Clash, así que realmente no hacía falta que volviéramos, mientras que lo de BAD es otra cosa. No nos hemos reunido cada par de años, sino que hace mucho tiempo que no tocamos, así que no está mal revisitar aquel repertorio y comprobar cómo nos ve la gente ahora.
¿Fue sencillo reunir a la formación original de la banda?
Sí, muy fácil. La mayoría de nosotros vivimos en la misma zona de Londres. Hemos estado en contacto durante todo este tiempo, solemos vernos con frecuencia y nos llevamos bien, así que ha sido muy natural.
Hace unos años entrevisté a Don Letts y me dijo que nunca supo tocar, que en BAD tenía unos adhesivos en las teclas para saber cuál debía presionar en cada momento. ¿Ya ha aprendido?
¡Es cierto! ¡Y sigue sin saber tocar! [risas] Pero le hemos comprado pegatinas nuevas. Más grandes, porque ahora lleva un teclado mayor. Es muy divertido.
¿Crees que BAD fue un grupo adelantado a su tiempo?
Quizá nuestro momento pueda ser el presente, porque en la época en que funcionaba el grupo, los años ochenta, eran otras bandas y otro sonido los que estaban de moda. Interesaba más Sigue Sigue Sputnik, por ejemplo. Creo que ahora se puede identificar un poco mejor lo que intentábamos hacer. El material mantiene la integridad original, por lo que puede que suene mejor actualmente. Esto de la reunión es extraño, nunca había hecho algo así antes, así que está siendo un proceso de aprendizaje muy interesante.
¿Te acuerdas de los shows que disteis en Madrid en 1987? Fue una noche en la sala Jácara y, al día siguiente, en el Estadio Santiago Bernabeu, con UB40, The Pretenders y U2.
¡Lo recuerdo! No estoy seguro de la formación, creo que fue la segunda. De lo que sí me acuerdo bien es de estar sentado en la parte de atrás del estadio, escuchando a U2 y pensando: «¿Qué es lo que he hecho mal?» [risas].
Has comentado que no descartas la posibilidad de grabar nuevo disco. ¿Es cierto?
Tenemos bastante repertorio que nunca vio la luz y que suena muy bien. De hecho, algunas canciones están escritas en colaboración con Joe, y el grupo me está intentando convencer, así que es cuestión de encontrar el momento para hacerlo. Hay una posibilidad real, sí.
¿Cómo ha ido la gira por Inglaterra?
Muy bien, lo hemos pasado en grande. Creo que la nuestra es la mejor de todas las giras de reunión que se han hecho [risas].
«Es cierto que ‘London calling» mira hacia el pasado, pero también pone la vista en el futuro. Cuando tocas en un grupo, debes mirar al pasado para encontrar lo que te gusta, lo que quieres hacer, y entonces trabajar en nuevo material capaz de proyectar eso hacia el futuro»
EL PASADO, EL PRESENTE Y EL FUTURO
¿Cómo afectará el regreso de BAD a Carbon/Silicon, el proyecto que compartes con Tony James (Chelsea, Generation X, Sigue Sigue Sputnik) desde 2003?
Carbon Silicon está siempre en marcha, porque, como debes saber, es un proyecto mayoritariamente centrado en el trabajo en internet, que llevamos desarrollando hace ya algunos años. Hemos ido colgando bastante material que está disponible en la red, y seguiremos en el futuro. No creo que el regreso de BAD le afecté. O eso espero.
Tengo la sensación de que disfrutas mucho con Carbon/Silicon. ¿Es así?
Sí, eso es verdad. En realidad, sigo a la música. Es con lo que soy feliz. Intento disfrutar de todo lo que hago. Me permite expresarme sin limitaciones de ningún tipo.
Es gratificante escuchar a un músico de tu edad y experiencia mantener esa fe en la música.
Es mi vida. Ahora es más difícil seguir con ello, al ser más mayor, pero me doy cuenta de lo valioso que es tener la posibilidad de ser capaz de continuar haciéndolo. Es muy satisfactorio. Me siento afortunado de hacer lo que hago y, algunas veces, incluso ser remunerado por ello [risas].
¿Algunas veces?
Lo haría igualmente si no me pagaran.
Pues no se lo digas a los promotores…
Bueno, creo que, de todas formas, es probable que ya lo sospechen [risas].
¿Y Gorillaz? ¿Vas a seguir colaborando con Damon Albarn?
Sí. Lo cierto es que siempre hemos considerado Gorillaz como una banda, pero es ahora cuando la relación entre nosotros se ha estrechado y podemos calificarla realmente como tal. Es algo diferente a todo lo que había hecho antes, porque Gorillaz nació como un proyecto virtual, en realidad era un grupo de dibujos animados, y ahora se ha establecido una batalla entre los dibujos y los músicos reales. Era una apuesta arriesgada llevarlo al escenario, porque podríamos haber parecido una especie de banda tributo a Gorillaz en escena, pero ahora es muy posible que en el futuro hagamos algo más. No puedo garantizarlo, porque es un proyecto grande, con mucha gente involucrada, y tanto Damon como los demás también estamos metidos siempre en otros temas. De hecho, suelen pasar cinco años entre un disco y el siguiente. Quién sabe lo que puede ocurrir.
¿Crees que, de algún modo, bandas como Gorillaz están llevando adelante el concepto musical de The Clash?
Es posible que, si The Clash hubiéramos seguido adelante, estuviéramos haciendo algo similar, porque es indiscutible que en la etapa final de The Clash había ciertos indicadores que permiten detectarlo. Canciones como ‘The magnificent seven’, por ejemplo. Cuando fundamos BAD, mi idea era, precisamente, acercarme a la música que empezaba a sonar en los clubs y combinarla con el rock.
En otra entrevista, Joe Strummer me dijo que el punk no había sido la última revolución rock. Que el hip hop y la electrónica han sido igual de importantes. ¿Estás de acuerdo?
Por supuesto. Creo que, de algún modo, el hip hop fue equivalente a lo que hicimos con el punk, en términos de devolver la música a las calles, solo que se originó en América. El problema es que no tuvo la explosión mediática del punk inglés, pero era música de la calle. Originalmente, tenían en común que eran músicas que representaban a una comunidad, y eso provoca sentimientos muy fuertes.
Siempre has colaborado con bandas caracterizadas por la mezcla de ritmos diversos, como Los Fabulosos Cadillacs, con quienes grabaste ‘Mal bicho’. ¿Detectas la semilla de The Clash en grupos actuales?
¡Oh, por todas partes! Pero nunca me atribuiría crédito por ello. Creo que es más una idea que un sonido determinado. Es algo que continúa estando presente en la música hoy en día.
Como productor, trabajaste con Ian Hunter, Ellen Foley o Theatre of Hate, además de los discos de BAD, pero tu consagración en ese terreno llegó con The Libertines. ¿Qué viste en ellos?
Eran especiales, tenían encanto, estaban plenamente vivos. La primera vez que los vi, me llamaron la atención de inmediato. Tuve suerte al encontrarlos. Recuerdo que se lo comenté a Joe: “Esta gente es como nosotros”.
¿Recibes muchas ofertas para producir?
No demasiadas, porque tampoco es un objetivo prioritario. Es solo una parte de lo que hago. Y disfruto con ello. Hice los dos discos de The Libertines y el primero de The Babyshambles, así que ya tengo mi particular trilogía «Star Wars» [risas]. Quizá debería hacer también las precuelas.
Hace unos meses, Chuck Prophet y una banda llamada Spanish Bombs giró por España tocando “London calling”. ¿Lo sabías?
Sé quién es Prophet, pero no tenía ni idea del proyecto. Suena bonito. ¿Y qué canciones tocaban?
El disco completo, de cabo a rabo.
¿De verdad? [asombrado] ¡Dios mío! Me hubiera gustado escucharlo.
De hecho, Chris von Sneidern hacía de Mick Jones.
¿Ah, sí? Una vez me encontré con un tipo que tocaba en una banda tributo y me pareció que estaba imitando a Buddy Holly. Fui y le pregunté: ¿A quién estás imitando? Y me dijo: ¡A ti! [risas].
Todo el mundo considera “London calling” el disco que abrió las puertas al punk. ¿Estás de acuerdo?
Yo diría que el disco que realmente hizo eso fue el primero de Ramones, porque nos puso las pilas a todos. En todo caso, creo que había muchas puertas que abrir en aquellos momentos.
Sin embargo, es un disco que esencialmente mira al pasado: rockabilly, swing… En aquella época, corrían más riesgos Gang of Four, PiL, The Pop Group, Joy Division o Talking Heads, ¿no crees?
Entiendo lo que quieres decir. Pero creo que, aunque es cierto que el disco mira hacia el pasado, en mi opinión también pone la vista en el futuro. Cuando tocas en un grupo, debes mirar al pasado para encontrar lo que te gusta, lo que quieres hacer, y entonces trabajar en nuevo material que sea capaz de proyectar eso hacia el futuro. Hay una línea que une ambas cosas.
En 1990 grabaste con Aztec Camera la reivindicativa ‘Good morning Britain’. ¿Podría aplicarse a la situación sociopolítica actual?
Pasa con muchas canciones. Hay mucho material actual que dice lo mismo que entonces, pero de otro modo. Es interesante ver cómo canciones con tantos años a la espalda maduran bien. De hecho, ‘Good morning Britain’ casi suena mejor ahora. Siempre he intentando que la música sea un reflejo de lo que ocurre en su tiempo, y quizá porque hay hechos históricos que se repiten de manera cíclica, hay temas que mantienen la vigencia, porque aquel estaba relacionado con la política de Bush. Pero no me interesa demasiado hacer comparaciones con el momento actual, prefiero dejar la canción tal como está.
¿Crees que la música puede cambiar las cosas?
Siempre he dicho que, a nivel individual, es posible. A mí me cambió.