“Te podrá gustar o no, pero Bunbury es un tío que se reinventa, que tiene interés por aprender, por descubrir… Y además, es un personaje maravilloso, también sin filtros, como Keith”
Es filólogo, pero se gana la vida como humorista, actor y presentador. Mientras gira en los teatros junto a Florentino Fernández y se instala en “El chiringuito de Pepe”, confiesa su pasión musical por Los Flechazos, Keith Richards, Iván Ferreiro y, por qué no, Julio Iglesias. Por Sara Morales.
Texto: SARA MORALES.
Fotos: MEDIASET.
Actor, presentador, imitador, humorista… No es fácil encasillar en una sola disciplina a Dani Martínez, porque un poco de todas ellas habitan en él. Aunque su trayectoria profesional comenzara en la radio, enseguida dio el salto a la pequeña pantalla con su colaboración en programas como “Un, dos, tres… a leer esta vez” de TVE o “Sé lo que hicisteis” en La Sexta, donde ya despuntó con sus dotes para el ingenio y para provocar sonrisas. A través de sus monólogos, su desparpajo en “Tonterías las justas” y sus personajes en series como “Aída”, ha ido colándose en nuestras casas hasta convertirse en uno de los rostros con más tirón de la televisión. No hay puerta interpretativa, y sobre todo cómica, que se le resista a este leonés nacido en Astorga en 1982, al que al preguntarle por una banda a recomendar de su tierra no duda en decantarse por Cooper y toda la obra del ex Flechazos Álex Díez.
Dani, que estudió filología hispánica, también picotea en el teatro con espectáculos propios y compartidos –como el que tiene ahora entre manos junto a Florentino Fernández– y se suma esta temporada al elenco de “El chiringuito de Pepe”, en Telecinco. Pero en los días previos a nuestra entrevista, el tema dominante en la prensa musical era la polémica suscitada por Keith Richards acerca de sus comentarios hacia otras bandas y compañeros de profesión, en lo que muchos han visto una buena estrategia para promocionar su nuevo disco en solitario. Este, y otros asuntos, fueron los puntos con los que abordé a Dani Martínez para adentrarme en su sorprendente universo musical. ¡Pasen y lean!
Sé que te has leído la biografía de Keith Richards. ¿Qué descubriste en el libro que te llamara especialmente la atención?
Que era un «bala», pero no tanto como yo creía. Un tío bastante enamoradizo y con más sentimientos de los que proyecta.
¿Y cómo debemos tomarnos la que ha liado con esas declaraciones hacia otros músicos y compañeros?
Yo creo que él es así, aunque también se mezcla que ya tiene una edad, que se la suda todo y dice por esa boca lo primero que se le viene. A mí esa gente sin filtro me hace mucha gracia.
Imagino que habrás escuchado «Crosseyed heart», su nuevo disco en solitario.
Sí, lo he escuchado y me ha gustado. No me ha flipado, pero está muy bien. Su voz es tan peculiar que creo que o te gusta o no puedes ni oírlo.
¿Qué otra biografía de un músico o banda ha caído en tus manos y te ha marcado de alguna manera?
La de Enrique Bunbury. Otro tipo con una visión del mundo que me llama la atención. Te podrá gustar o no, pero es un tío que se reinventa, que tiene interés por aprender, por descubrir… Y además, es un personaje maravilloso, también sin filtros, como Keith.
Tengo entendido que Calamaro también está entre tus predilecciones musicales.
Reconozco que me gusta mucho el personaje y esa capacidad suya para hacer un doble cedé con 50.000 canciones es admirable. Aunque, a decir verdad, me gusta más el Calamaro de los inicios.
Como filólogo, entiendo que para ti las letras podrían tener mayor peso en la música que el sonido, ¿es así?
Pues fíjate, no. Soy más de melodías. Escucho una melodía que me llama la atención y después ya me voy a la letra. Uno de los grupos de los que más me gustan las letras es Cyan.
Parece que te inclinas por el rock. ¿Fue así desde tu adolescencia? Me gustaría saber qué escuchabas entonces y qué escuchas ahora.
De niño me gustaba mucho el pop español, grupos memorables como El Último de la Fila, Tam Tam Go, Cómplices, La Unión… Ahora escucho desde Julio Iglesias hasta Aerosmith, pasando por Second y Supersubmarina.
Muy ecléctico, me sorprende especialmente la inclusión de Julio Iglesias en tu lista.
Es el artista latino que más discos ha vendido en la historia, sin ser el que mejor canta, sin bailar, sin moverse del sitio… ¿No te parece maravilloso? Precisamente, el último disco que ha caído en mis manos es uno suyo, «De niña a mujer», ese que sale en la portada con su hija Chabeli. Me lo ha regalado mi madre, es una joya.
Este es el último disco con el que te has hecho, pero ¿recuerdas el primero?
¡Un disco de los Inhumanos! Ojo con eso. Los veía en la tele de niño y me hacían mucha gracia. Les veía tan “desfasaos”… Luego la vida me llevó a conocer a uno de ellos y, efectivamente, lo iban (ríe).
Bueno, todos tenemos un pasado y la gracia es reconocerlo. Como hablamos de pasado, y sé que tu hermano tiene una banda de rock, supongo que os habéis criado en un ambiente cultural y melómano. Sois una familia de artistas…
¡Cuando mi hermano lea tu pregunta le encantará! Es un guitarrista aficionado, pero con unos gustos rockeros muy finos que me ha traspasado: Rosendo, Extremoduro, Rolling Stones… Empecé a escuchar todos esos grupos gracias a él.
O sea, que la música juega un papel bastante protagonista en tu vida desde siempre.
Totalmente. Es lo primero que pongo cuando me levanto. En mis viajes, en mis duchas, en mis noches con amigos en casa… Todos los días escucho música. Mi estado de ánimo lo traduzco con ella.
En esas sesiones, y en esos estados de ánimo, también tienes sitio para la música de Iván Ferreiro. ¿Por qué?
Claro que sí, tiene una voz tan personal, unas letras tan cojonudas y es un tío tan de puta madre… que podría ser el sucesor de Julio Iglesias si quisiera. Por cierto, él también es muy fan.
¿Cuál es la canción suya que más empatiza contigo? Hablo de Iván Ferreiro, no de Julio Iglesias, aunque si quieres…
‘Años 80’ me trae muchos recuerdos, me lleva a esos buenos años cuando era muy crío. También me gusta mucho ‘NYC’, porque la historia que cuenta y esa ciudad… No sé, me identifico bastante con ella.
En cuanto a tu trabajo, hay que darte la enhorabuena por tu fichaje por “El chiringuito de Pepe”, ya que eres la incorporación estrella de la segunda temporada. Háblanos de tu personaje, David ‘Kalifornia’, ese neohippie que un día aterriza en Peñíscola.
Pues es un tarado/cuerdo, así lo defino yo. Un tío con mucho mundo, lo que hace que la cabeza te quede un poco tocadita. Es un tipo al que Los Coronas le gustarían bastante.
Si como actor te propusieran hacer el biopic de algún músico, ¿a quién te gustaría interpretar?
A Antonio Vega. Primero por admiración, talentazo puro. Segundo porque vivió la Movida y es una época que me encanta y me apasiona; y por último, porque a nivel actoral sería un currazo trabajar en su transformación desde sus inicios hasta su final.
No pensé que fueras a decir algo así, al final es un poco inevitable relacionarte con la comedia. ¿Qué tienen en común el rock y el humor?
En los dos mundos puedes decir lo que quieras por la boca que, a todo el mundo, le llega de manera amable. El rock y el humor no deberían tener filtros ni limitaciones.
Y sabiendo que tu punto fuerte son las imitaciones, ¿está entre tus personajes algún músico?
Imito muy bien a Bunbury, he de decir. Cantar, canto como Sabina, Serrat, Sergio Dalma…
Por cierto, continúas a tope con la segunda gira de #vuelvenNOvuelven junto a Florentino Fernández, una imagen muy rockera la que os gastáis para este espectáculo.
Los dos queremos aparentar lo que no somos. Y también que nos gustaría llevar cuatro trailers de producción en nuestra gira, a lo U2.
Imagino que encajáis bien, estáis muy acostumbrados a trabajar juntos, también lo hicisteis en «Sopa de Gansos»… Si fuerais un dúo musical, ¿quiénes seríais?
Seríamos Pimpinela. Siempre estamos buscándonos las vueltas e intentando picar al otro. Nos divertimos mucho, nuestro equipo somos una familia y hay unos códigos que hacen que salir de gira sea un lujo para todos.
Llevas muchas horas de directo a tus espaldas con los monólogos que te vemos hacer en diferentes escenarios, pero como espectador, ¿qué exiges en un concierto?
Desde arriba notas a cada segundo del espectáculo cómo está llegando a la gente, si debes remar más o menos, si se han venido arriba o abajo. Y como espectador de un concierto me gusta que tenga ritmo, que no decaiga. Yo soy un enfermo del ritmo, de que no se te haga pesado, que siempre pasen cosas.
Eres un tipo de televisión y la conoces bien. ¿Qué opinas de que prácticamente no haya programas de música en la parrilla, exceptuando los talent show?
Creo que es una pena. De adolescente era muy fan de “Música sí”, gracias a ese programa te enterabas de qué era lo que sonaba en ese momento y de los nuevos singles y discos de los grupos. “Séptimo de Caballería” también era un programazo.
Sigamos hablando de la tele, pero ahora desde tu presencia en ella. Dime una canción que te inspire para cada una de tus etapas profesionales.
Para “Aída” sería ‘La Primavera Trompetera’ de Delincuentes; para “El Chiringuito de Pepe”, ‘La Ramona’ de Fernando Esteso. En “Tonterías las justas”, como lo llamábamos nosotros: ‘Papanamericano’ y en “Otra movida”, ‘Voy a pasármelo bien’ de Hombres G.
Para despedirnos, y que la sonrisa continúe, ¿podrías contarnos un chiste relacionado con la música?
En un concierto, el batería piensa: «Joder, cómo llevo el ritmo, soy el alma del grupo». El teclista piensa: «Joder, qué técnica tengo, soy el único que pone algo de calidad musical aquí». El guitarra piensa: «Joder, soy el puto amo, nadie toca como yo». El cantante piensa: «Joder, como me tiraba a la rubia de la segunda fila». El bajista piensa: «Do, sol, do, sol»…
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Anterior entrevista de Melómanos: Carlos Zanón, intelectualizando la música.