“Lo nuestro es hacer la música que todavía no hemos escuchado, la que nos gustaría tener entre nuestros discos favoritos y que no encontramos”
Tras pasar por varias bandas independientes, los cinco miembros de Melange publicaron el año pasado su debut. Entre sus fuentes, desde el rock progresivo y la psicodelia hasta la música medieval o Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Cristina Álvarez Cañas habla con ellos.
Texto: CRISTINA ÁLVAREZ CAÑAS.
Que un grupo deje sin palabras a un periodista musical al intentar describirles es tan positivo como abandonar un control estricto sobre su música. Los madrileños Melange cumplen esos dos preceptos. Cinco músicos bien alimentados en la escena independiente a través de bandas como Lüger, Bucles, Novak, Magic Bus, Los Imposibles o RIP KC. Miguel Rosón (guitarra y voz) Daniel Fernández (bajo, sitar y voz), Adrián Ceballos (batería y coros), Sergio Ceballos (guitarra) y Mario Zamora (teclados) configuraron en 2016 un primer disco homónimo catalogado por buena parte de la crítica como uno de los mejores del año. Estilos y nombres diferentes planean sobre sus composiciones, aunque ninguno sin decir una palabra más alta que otra. Rock progresivo, reminiscencias psicodélicas, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán, Triana… además de un decisivo poso oriental y medieval–renacentista que ayuda a desdibujar un trabajo sin ninguna vocación revival. Quince hipnóticos cortes de este siglo entendidos de una manera conceptual y que el próximo otoño tendrán su continuación. Mientras, Melange seguirán tocando por todo el país (6 de mayo en Sound Isidro Madrid, 3 de junio en el Primavera Sound y 15 de julio en Quintanilha Rock, Portugal). Ojo a su estela al pasar.
Es curioso: Melange surgió sin premeditación, como una reunión de amigos con ganas de experimentar, pero ha acabado siendo uno de los grupos revelación del año pasado. ¿Cómo explicáis todo lo sucedido?
Sergio: No somos gente nueva en la escena “alternativa”. Todos tenemos bandas a nuestras espaldas más o menos conocidas, en general bien valoradas. Al reunirnos todos y sacar el disco hubo, incluso antes de que éste saliera, bastante interés. El balance ha sido muy positivo, hemos tocado mucho y tenido una aceptación muy buena, tanto por el disco como por los directos.
Miguel: Formamos la banda simplemente para darnos el gusto de hacer música juntos y dar rienda suelta a unas canciones determinadas. Cuando las cosas se hacen sin expectativas ni pretensiones concretas suelen salir cosas buenas, por esa misma carencia de expectativas hacia el exterior. En cualquier caso, es una gran satisfacción que nos señalen como uno de los grupos revelación del año. Desde nuestra perspectiva es difícil valorarlo y creo que no acabamos de asumir del todo el alcance que hayamos podido tener.
En alguna ocasión habéis hecho referencia a la traducción de Melange como “mezcla”. La palabra fusión en la actualidad asoma muchas veces pero a menudo como lugar común, como una etiqueta más, con la rigidez que ello conlleva. Lo vuestro parece más bien una “descontextualización” y una “atemporalización” del pop y del rock, con licencias flamencas, orientales y hasta medievales. Una especie de ‘deconstrucción’. ¿Cuál es vuestra opinión al respecto?
Sergio: Sí, Melange significa mezcla en francés, pero la palabra la cogimos de la novela “Dune”, de Frank Herbert, que es más evocador. Melange es «la especia» del universo. Lo nuestro es hacer la música que todavía no hemos escuchado, la que nos gustaría tener entre nuestros discos favoritos y que no encontramos. No pensamos en descontextualizar, solo somos cinco músicos con gustos muy amplios. Tratamos de poner en común esas influencias en la búsqueda de un sonido propio y personal.
Al escucharos es fácil pensar en personajes importantes de la historia musical española, como Fernando Arbex o Rafael Trabucchelli, que lograron dotar al pop de corte anglosajón un carácter genuinamente hispano. Aún siendo Melange un grupo sin una circunscripción temporal concreta, ¿tenéis en ese aspecto interés por ese legado?
Mario: Somos un grupo sin una circunscripción temporal concreta. Hemos escuchado mucha música (y lo seguimos haciendo) de cualquier época. Las cosas bien hechas resultan atemporales al oído, no tenemos interés en continuar legado alguno. Todo está en el subconsciente, así que asumimos que algunas de nuestras canciones puedan recordar a sonidos de bandas que admiramos. Sería impensable que no se reflejase en nuestro sonido, de un modo u otro.
Da la sensación que, a medida que pasa el tiempo, más reduccionistas somos en cuanto a la historia y la memoria musical. Hacen falta arqueólogos musicales para que nos lo recuerden. Por ejemplo, la España de los 60 era mucho más rica de lo que la gente en general se piensa. Más allá de ‘Un rayo de sol’ o ‘Eva María’, existía una escena folk y psicodélica por explorar, por poner un ejemplo, o composiciones pop nada estándar, llenas de matices muy diferentes, como ocurría con Los Pekenikes, a quienes recuerda vuestra filosofía por esa amplitud de miras. Como músicos, ¿cómo habéis vivido esos descubrimientos a medida que uno va conociendo un poco mejor lo que escucha?
Mario: Dado que es tan amplio el abanico estilístico y sonoro del que bebemos, no creemos que haya nada que nos aferre al pasado en mayor medida que al presente. Queremos hacer la música que nos salga, y estamos convencidos de que ésta acaba resultando algo totalmente atemporal.
Miguel: Desde el punto de vista del músico, como intérprete y compositor, la investigación y la arqueología de la que hablas son fundamentales en el propio crecimiento. A medida que vas descubriendo y manejando más referencias, te vas haciendo una idea de mayor amplitud y concreción a nivel tanto histórico y cultural como creativo. Esa inquietud es muy importante para trazar tu propio mapa del tesoro. Vas atando cabos y quedándote con los mejores ingredientes. Y a partir de ahí y en base a tus gustos intentas crear nuevas recetas.
“Resulta triste darse cuenta de que hay artistas que están más ocupados de la mercadotecnia que de su música, porque puede afectar seriamente a la sinceridad y calidad de su trabajo”
Siguiendo con vuestro primer disco, la primera escucha que puede parecer algo más complicada a priori. Pero cuando el oyente encuentra un disco conceptual, tan bien engarzado, el efecto finalmente es el contrario: parece que te atrapa y que no puede dejar de escucharse hasta el final. Como si fueran cantos de sirena o la nana antes de ir a dormir. Hay algo fascinante en ello. ¿Es un efecto buscado?
Sergio: Es muy bonito lo de los cantos de sirenas. Puede que sea buscado el efecto, al menos inconscientemente, aquí sale el tema otra vez de cómo componemos, creo que al huir un poco de «los estándares» de la música pop y rock y tirar de otro tipo de sonoridades más exóticas y menos escuchadas por la mayoría del público, ¡sorpresa! Suena nuevo, fresco… parece que hemos inventado algo, pero no. Sacar algo que llevas muy dentro, como si sacaras la música que hay en tus sueños o en tu inconsciente, no es «inventar algo nuevo».
¿Qué diferentes lecturas habéis recibido por parte del público en todo este tiempo?
Sergio: Público y amigos nos han dicho que parecen continuaciones evolucionadas de lo que ya veníamos haciendo con Lüger y RIP KC, y sí, puede ser, pero con la mano maestra de Miguel Rosón, alma primigenia del grupo. Un hombre con mucha música interior. Melange es gracias a su talento en un grado muy alto (nótese que esta pregunta no la ha respondido él).
Miguel: Este primer disco tiene un componente conceptual en cuanto a que hay cierta unidad e identidad en las canciones. Forman parte de un período de tiempo amplio en la búsqueda de “algo” en cierta medida esquivo a una descripción exacta pero con una especie de coherencia interna. Mucha gente nos ha comentado que el disco tiene algo adictivo que te invita a volver a escuchar. Para nosotros ese es el mayor motivo de satisfacción posible, que puedas encontrar diferentes puntos de vista de las canciones y advertir matices una y otra vez, y que estos no se agoten de inmediato. En el momento actual, en que las imágenes y los sonidos se consumen rápidamente sin lugar a mucha reflexión y sosiego –hoy que puedes tener una colección de miles de referencias en un teléfono móvil–, lograr que alguien se detenga a escuchar y vuelva una y otra vez a ese objeto sonoro es un éxito. En ese sentido el disco es una especie de viaje a través de nuestro propio imaginario que parece desembocar en una nueva realidad construida en ese proceso. El imaginario de un grupo de personas que vivimos en el presente, que no estamos anclados en el pasado ni fascinados por la modernidad. Supongo que ahí existe una conexión con la gente.
Con tantos matices en las composiciones, parece difícil estar satisfecho. ¿Cuándo dais por finalizado un disco?
Mario: Cuando sus canciones tienen la forma lo suficientemente definida sin llegar a viciarla ni obsesionarse. De otro modo, nunca se podrían dar por concluidas, y perderían ese dinamismo que buscamos cuando nos decantamos por desarrollar un boceto de canción. Nos cuesta mucho más decidir qué idea primigenia abordar antes que cómo abordar una canción, dado que hay muchísimas ideas listas para meterles mano.
Miguel: Yo valoro mucho la frescura y la intuición a nivel creativo. Creo que poner mucha cabeza y razón le quita magia a determinadas cosas. Cuando das demasiadas vueltas a las cosas por un afán de control tienden a volverse rígidas y poco emocionales. Si tocas las canciones con la banda y los temas suenan redondos, es algo que se nota. Es el momento de grabar, no marear más. Hacer y soltar, hacer y soltar…
Por otro lado, llama la atención que sois un grupo coral, desecháis protagonismos. ¿A qué se debe?
Sergio: Se debe a que ninguno de nosotros es cantante, somos más bien «cantarines», a ninguno le apetece estar cantando el repertorio entero, lo que hacemos es apoyarnos los unos a los otros con las distintas voces. Y además, así se crea una sonoridad bonita y más amplia. Creo que cuando alguno asume o decide el ser la voz principal de una canción en concreto, los otros se alegran.
Miguel: Melange es una unidad. Carente de protagonismos. Es como una especie de recipiente donde volcamos nuestras ideas y emociones. Todos los componentes del grupo hemos cantado, en mayor o menor medida, en otros grupos. Ninguno tenemos una verdadera vocación de cantante, si bien valoramos muchísimo el aspecto lírico de la música. Nos gusta ver esta carencia como una ventaja y vamos haciendo circular el protagonismo y jugando con las voces.
En concierto, todas las intenciones rock del disco se exacerban, imagino que por las limitaciones, pero del mismo modo se descubre un grupo con gran interés en la técnica, que quizá busca más una conexión que el entretenimiento musical en sí. Un poco a modo de un concierto jazz. ¿Cómo planteáis los directos?
Miguel: Normalmente, cuando vamos al estudio grabamos siempre en directo. Después anotamos cosas o hacemos algunos arreglos, pero tendemos a la contención. Esto es porque, básicamente, somos una banda de directo. Es cierto que hay una búsqueda de cierta conexión y comunicación entre nosotros y con el público. Para nosotros la música es eso. Y sí que es verdad que se puede parecer a un acercamiento jazzístico, si bien, y hasta el momento, con poco lugar a la improvisación cuando interpretamos nuestro repertorio.
Desde esa perspectiva, la del músico cuando toca en directo, ¿veis la música más como una evasión de la realidad –con parte de sublimación– o como una revelación –y “rebelación”– consciente ante los propios sentimientos?
Miguel: Para mí no hay evasión o sublimación. Quizás antes era más así. Pero ahora lo veo como una cosa más de inmersión. Un ejercicio honesto en el que, efectivamente, puedes expresar emociones o ideas de múltiples maneras.
Sergio: La música sale sola cuando la llevas dentro y dedicas un poco de tu tiempo. No nos planteamos discernir entre evasión o expresión.
¿Creéis que Melange podría tener cabida en Sudamérica o en otros mercados? No sé si es una posibilidad que barajáis, al menos en cuanto a una posible gira.
Miguel: Creo que podemos tener cabida en cualquier parte por múltiples razones. Hay una búsqueda sincera en nuestra forma de abordar la música. Quiero pensar que además hay cierta riqueza que puede hacerla universal, a la vez que es muy particular y personal. Si me preguntas por el tipo de mercado y demás, ciertamente no tengo ni idea. Intentamos no invertir energía en estas cuestiones y centrarnos en el aspecto puramente creativo de nuestro trabajo. Y esa sí que es una postura política. Resulta triste darse cuenta de que hay artistas que están más ocupados de la mercadotecnia que de su música, porque esta circunstancia puede afectar seriamente a la sinceridad y calidad de su trabajo.
¿Qué tipo de público empatiza con vuestra música?
Miguel: Nos está sorprendiendo muy positivamente que el público que nos escucha es muy diverso. En cuanto a edades, perfil cultural y preferencias musicales se trata de gente muy variada, lo cual y de nuevo, me parece un éxito total. Calar transversalmente sensibilidades distantes y diferentes es algo que no esperábamos en absoluto.
El año pasado, en plena presentación del disco, declarasteis que estabais ya componiendo nuevos temas. ¿Cuáles son vuestros planes para 2017?
Sergio: Ya hemos grabado la mitad del siguiente disco en los estudios Gismo7 de Motril, de la mano de Carlos Díaz, la misma persona que grabó el primero. Pensamos terminar de grabarlo durante la primavera y saldrá al mercado para otoño de 2017. Al componer todos, la verdad es que nos falta tiempo para grabar todo lo que tenemos, tendrá que ser poco a poco. Si no fuéramos clase trabajadora, tendríamos más tiempo para desarrollar todas las ideas que hay en nuestras cabezas. Ojalá nuestro trabajo fuese ir al local 40 horas a la semana y así publicar tres discos al año y poder girar sin limitaciones de tiempo. De momento estamos tocando por la península, pero aún hay muchísimas ciudades en las que no hemos tocado.
Miguel: Hemos estado trabajando con Carlos Díaz Requena (Producciones Peligrosas) y con Carlos Marques en nuestro próximo disco. Carlos Díaz es una persona absolutamente fundamental en el proyecto, al igual que nuestro técnico, Raúl Lorenzo, o Enrique Borrajeros (Estudio Fantompower), con quien hemos grabado parte del anterior elepé. Creo que a la vuelta del verano lanzaremos nuestro segundo disco.
Por último, ejerced si queréis de prescriptores musicales. ¿Alguna grabación medieval o renacentista que podáis recomendar para romper prejuicios?
Mario: Recomendaríamos todas las Cantigas de Alfonso X, a Oswald von Wolkenstein, Antonio de Cabezón, Tomás Luis de Victoria, Francisco Guerrero, las jácaras, las pavanas, los “saltarelos” y un largo etcétera, no hay tiempo en esta vida para disfrutar de toda la música que a uno le conmoviera.
Miguel: Santiago de Murcia y sus fandangos del códice Saldívar, John Dowland interpretado por Paul Odette, Luys de Narváez, Adam de la Halle, David Munrow, Jordi Savall, Pedro Estevan, Hespérion XXI… En fin, hay mucho material.