«Cuando empezó nuestra popularidad a raíz del despegue de Nirvana hubo mucha pasión, extrañas vibraciones, y no supimos manejar demasiado bien el dinero ni la atención que despertamos»
En activo desde 1980, sobrevivieron a la moda del rock alternativo de los noventa y a las adicciones, probaron suerte con un gran sello y volvieron a la independencia, tuvieron su cuota de fama gracias a su relación con Nirvana y volvieron a las sombras. Esta semana actúan en directo por primera vez en España.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
Foto: JAIME BUTLER.
Visita de carácter histórico. Aunque parezca mentira, Meat Puppets no había pisado suelo español en más de tres décadas de carrera. La banda de los hermanos Curt (guitarra, voz) y Cris Kirkwood (bajo) llega a nuestro país tras publicar “Lollipop” (2011) y con toda su leyenda a cuestas: Fueron parte del catálogo del mítico sello SST, tocaron en el “MTV Unplugged” de Nirvana (en el que Kurt Cobian interpretó hasta tres versiones suyas), pagaron el peaje multinacional, sobrevivieron a adicciones y conatos de fama… Curt Kirkwood mira hacia atrás sin ira.
Lleváis tres décadas en activo. ¿Ha sido difícil mantener unido el grupo?
En realidad, no. Solo algunas veces, porque tuvimos problemas en los noventa y al principio de los 2000. En tanto en cuanto nos gusta tocar y disfrutamos con ello, hemos sabido esperar a que esos problemas desaparecieran, pero en ocasiones ha sido duro.
De alguna manera, vuestra historia es también la del rock alternativo americano. ¿Cómo habéis visto su evolución a lo largo del tiempo?
Al principio el asunto no mantenía ninguna relación con el negocio musical. Era realmente rock independiente, las grandes compañías no tenían nada que ver con las bandas punk, como Black Flag o Fear. Estábamos solos para hacer lo que quisiéramos. Y el sello SST sacaba a la calle cualquier cosa que les diéramos, no les importaba lo que fuera. Fue fantástico empezar de ese modo. Grababas sin preocupaciones, sin pensar en las cifras de ventas o el dinero, y la gente involucrada en la escena eran verdaderos fans, que la apoyaban montando conciertos en casas comunitarias y otros sitios. Fue una oportunidad para desarrollarte creativamente sin pensar en lo que suele acarrear el negocio: la popularidad y esas cosas.
Parece el paraíso…
Realmente lo era. Hacia el año 1985, las cosas cambiaron, porque los grandes sellos se pusieron a merodear, Hüsker Dü firmó con Warner Brothers, otras bandas punk o de carácter underground, como R.E.M. o Violent Femmes, empezaron a despertar atención y la gente comenzó a tratarnos como parte de la industria. Recuerdo que hubo gente que, a finales de los ochenta, nos pedía consejo para hacer lo mismo que nosotros y encontrar su hueco. Era demasiado tarde, las cosas habían cambiado. Aquella escena pequeña y personal se venía abajo y entraba en el negocio.
¿Se perdió la inocencia?
Potencialmente fue así, pero teníamos ya muchos años de experiencia previa, llevábamos todos los ochenta funcionando por libre, y estábamos muy mimados, hacíamos lo que queríamos, pero también sabíamos que podía ocurrir, aunque a veces creara conflictos. Quizá fue una pérdida de inocencia interior.
Empezasteis como banda de hardcore para desarrollar después un sonido en el que abundan influencias muy diversas. ¿Pudo ser un handicap para lograr un éxito mayor?
No nos sale otra cosa. Tocamos lo que nos apetece. En muchas compañías de discos le dicen a los grupos que se fijen en este o en aquel para imitarlo. Nos consideraban demasiado raros, pero no podíamos ayudarles. Si trato de hacer algo para agradar a los demás, no va a funcionar. Nos han dicho a veces, ¿por qué no grabais tal canción? Suena a Nirvana… Pero con nosotros no funciona.
¿La compañía de discos os decía cómo sonar?
Les hubiera encantado. Eran sugerencias. Nos proponían financiar una grabación escogiendo el repertorio. Eran canciones nuestras, pero no era el momento de grabarlas. Pero lo cierto es que nunca tuvimos demasiada presión. Básicamente, nos ignoraban porque eran conscientes de que nunca venderíamos millones de discos. Nosotros tampoco podíamos cambiar demasiado las cosas. Hacemos lo que hacemos. Estuvieron merodeando una temporada, esperando que sucediera algo. Lo curioso es que cuando Nirvana despegó nos preguntaban por qué no podía pasar lo mismo con nosotros. Nosotros no sonábamos como Nirvana, así que la compañía no sabía dónde ubicarnos.
Sinceramente: ¿estáis cansados de contestar preguntas sobre Nirvana?
No, son como cualquier otra sobre nuestro pasado. Todavía es un tema que sigue interesando a mucha gente, porque tiene una parte de misterio. No hay respuestas para muchas de las preguntas y cada día afloran nuevos sentimientos sobre el tema. Fue un periodo de tiempo corto, pero tuvo mucho impacto, así que no me importa.
Pues aquí va la mía: ¿vuestra participación en el “MTV Unplugged” de Nirvana fue una bendición o una maldición?
Ambas cosas. Fue algo increíble, el show fue fantástico y disfrutamos muchísimo. La gente empezó a prestarnos más atención y lo pasamos muy bien. Por otra parte, para entonces nosotros ya llevábamos juntos trece años, y estábamos acostumbrados a que las cosas funcionaran de una manera determinada, así que cuando empezó nuestra popularidad a raíz del despegue de Nirvana hubo mucha pasión, extrañas vibraciones, y no supimos manejar demasiado bien el dinero ni la atención que despertamos. Todo eso provocó confusión en mi hermano; en todos, en realidad, porque Derrick Bostrom, nuestro batería, era una persona bastante reservada y le importaba muy poco ser famoso. Mi hermano cambió por la popularidad y el dinero, que hacen que te sientas especial, aunque no sea cierto. Hay gente que sabe llevarlo bien, pero es una situación extraña.
¿Cómo os sentís al ver que os reivindican grupos como Animal Collective, que os escogieron para tocar en el Festival ATP que comisariaron?
Todavía nos sentimos como antaño. Tenemos suerte, podemos seguir tocando lo que queremos y cambiar de sonido de un disco a otro. Siempre ha sido así. Ponemos en marcha un proyecto, grabamos y salimos de gira. Es estupendo que Animal Collective nos llamaran, es como al principio. Black Flag nos pidieron telonearles y Greg Ginn, que tocaba con ellos, nos propuso grabar nuestro primer disco con SST. Siempre hemos sido un grupo que gustaba a otros grupos. Nuestro primer concierto con Soundgarden fue en 1988, y ellos estuvieron nuevamente de gira el año pasado, así que pocas cosas han cambiado.
¿Crees que se pueden establecer diferentes etapas en vuestra carrera?
Hay una etapa muy clara, que es la de los años con SST. Éramos muy libres y fue una época en la que artísticamente hacíamos lo que nos daba la gana. Después fichamos con una multinacional, durante los noventa, y luego hubo un periodo en el que no hubo discos de Meat Puppets y todo el mundo pensó que nos habíamos separado, porque Cris era adicto a las drogas y pasó varios años en la cárcel. La última etapa coincide con su recuperación y salida de prisión, cuando retomamos el grupo. Serían cuatro etapas muy claras, aunque el baremo para establecerlas no sea estrictamente el artístico.
“Lollipop” se editó en 2011. ¿Teneis ya material nuevo?
De hecho, el nuevo disco ya está terminado. Saldrá en abril de 2013. No suena como “Lollipop”. Tendréis que esperar para escucharlo, porque a mí me resulta difícil explicarlo ahora. Me gusta, porque lo he escrito mayoritariamente en el estudio, así que estaba muy ocupado produciendo, cantando y componiendo al mismo tiempo. Esta semana acabamos las últimas mezclas, y la que viene remasterizamos, así que sigo fascinado con él.
Venís de gira por primera vez a España. ¿Conocéis el país?
Yo estuve en Madrid y Valencia cuando tenía quince años, dando vueltas en autobús con mis amigos. Me encantó. Recuerdo haber visto el brazo momificado de San Vicente en la Catedral [de Valencia]. ¡Me quedé alucinado! [risas] Pensé que España era estupenda. Crecí rodeado de influencias hispanas, en Arizona, y la primera vez que fui a Europa me sentí alienado. El norte del continente, e incluso Inglaterra, me parecieron muy extraños, pero cuando llegué a España me sentí como en casa.
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Estas son las fechas de la gira de Meat Puppets:
18 de diciembre de 2012: Valencia, Wah Wah
19 de diciembre de 2012: Granada, Planta Baja
20 de diciembre de 2012: Madrid, El Sol
21 de diciembre de 2012: Coruña, Le Club
22 de diciembre de 2012: Santander, Espacio Santander
23 de diciembre de 2012: Barcelona, Sidecar