LIBROS
“Luis García Gil desentraña un mito en el sentido literal, le saca las entrañas para convertirla en una excelente artista”
Luis García Gil
“Marisol. Pepa Flores. Corazón Rebelde”
MILENIO
Texto: CÉSAR PRIETO.
Tengo un amigo cuyos gustos musicales abarcan varios géneros, sin dogmatismos ni mitomanías; pero a la que llega una feria del disco y nos citamos un grupo para curiosear, él entra a la carrera en busca y captura de material de Marisol. Cualquier curioseo en foros de coleccionista, certifica que se piden materiales insólitos de ella, desde discos japoneses hasta novelas juveniles. Algo debe de tener esta mujer para no ser vista como una rancia niña folclórica, que es la imagen más inmediata, sino como una cantante que es lo más parecido a la esencia del pop que hemos tenido en España, sin que se desprecien ninguna de sus etapas. Porque Marisol son muchas etapas, muchas personalidades que a veces se solapan. Unas inventadas, otras no, pero siempre la misma.
Algo de esta indagación en el misterio se encuentra en el libro que el que el especialista en canción de autor Luis García Gil desentraña un mito en el sentido literal, le saca las entrañas para convertirla en una excelente artista. Fuera ella la que tomara sus decisiones o fueran otros, las llevaba al máximo nivel. Esta es la primera de las virtudes de Marisol. La segunda, que que tuvo a su disposición los mejores compositores. Estamos hablando de la plana mayor de músicos de los sesenta: Algueró, Los Brincos o Pablo Herrero se esmeraron en crearle un cancionero pop que —si nos alejamos de estereotipos— está al nivel del que sostiene a Sandie Shaw o a Sylvie Vartan.
Su etapa de lucha política no se queda a la zaga. Cierto es que acude a Manuel Alejandro, que le compone canciones espléndidas, cosa no común en él, pero a la hora de tomar versiones las recoge de Serrat, tiene relaciones con Alberti y busca a Aute para que le haga un elepé. Ahí se revela como una mujer con sensibilidad, ya la tuvo para dar un toque personal a la carrera que le prepararon y la tiene para construirse a ella misma.
Más allá de la música el volumen recoge todas las facetas posibles y lo hace con total claridad, pese a lo relativamente breve del texto. Hay sociología, hay hemeroteca, hay alusiones a su vida privada y también una especial atención al cine, ahí donde Pepa Flores no tuvo demasiada suerte, pero deja un par de papeles espléndidos, que se han ninguneado, en “Los días del pasado” y “Mariana Pineda”. Su retirada de los focos no deja de ser una anécdota que —por el ninguneo citado—, no la ha convertido en un mito. Afortunadamente, a Marisol ser un mito la estragaría y este libro la sitúa simplemente como lo que es: una estupenda intérprete de canciones del pop más chispeante y una inquieta sensibilidad para buscar el trazado de lo popular.
–
Anterior crítica de libros: “Invasión”, de David Roas.