«Creo en el proyecto, y también es mi forma de vida, he elegido la autogestión porque me parecía lo más lógico con la forma de pensar que tengo ahora»
Trece años después de la separación de Ella Baila Sola, Marilia se ha animado a grabar su primer disco en solitario. Es la misma de entonces, pero distinta, ahora busca la plena libertad creativa, empezando de nuevo desde abajo. Como una debutante.
Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos: ARDEFOTO.COM.
No ha querido Marilia Andrés hacer ruido en su regreso a la música. Es como que ha preferido reaparecer por la puerta de atrás, rehuyendo la algarada que podría suponer la edición, trece años después del final de Ella Baila Sola, de «Subir una montaña», su primer disco solista: es un proyecto completamente autogestionado, actúa en pequeños locales, como una debutante que no tuviera historia, a veces solo con guitarra, otras con banda eléctrica. Ella misma se encarga de todo (hasta hace unas semanas no tenía ni mánager), de la promoción, de dar a conocer el disco. Recurriendo al ya famoso eslogan que patentó Quique González, podríamos decir que está «peleando a la contra», a la búsqueda de la plena libertad creativa. Y lo cierto es que su esfuerzo merece la pena, porque «Subir una montaña» es un álbum brillante, de mirada limpia, que guarda una excelente y sentida colección de canciones, entre el folk y el rock, con la que se conecta rápido.
Marilia ya no es aquella veinteañera que parecía tener cierta tendencia a la introspección (algo de ella se atisba todavía en sus letras, eso es cierto), y el entrevistador se lleva la primera sorpresa cuando descubre a una muy amena conversadora: a Marilia le gusta explicarse con calma, ofrecer detalles, matizar, puntualizar, explayarse… Tanto que, a mitad de la charla, ella misma –levemente consternada– interrumpe una respuesta y exclama: «Oye, si hablo mucho, dímelo, que creo que estoy hablando un montón. Madre mía, ¡qué palique!» Y así transcurre más de una hora, en la que recuerda su pasado y expone las razones de este álbum, modesto en intenciones y repercusión, pero sobrado de canciones y grabado con músicos internacionales de primera división.
Han pasado trece años entre «Subir una montaña» y el último disco de Ella Baila Sola, ¿por qué tanto tiempo?
Durante todo este tiempo he deseado grabar, sobre todo un proyecto propio y personal. He seguido escribiendo canciones, colaborando con otros artistas en otros proyectos, pero no me he sentido lejos de la música. Realmente, no he grabado porque no tenía las canciones que quería grabar, cuando decidí grabar me puse al cien por cien con el proyecto y entonces las canciones que quisieron venir vinieron, y las reconocí como las que quería compartir y que eran lo más personal que podía escribir. Tengo que reconocer que las canciones han mandado y que las he seguido a ellas para grabar este disco, quizá estos años han servido para escribirlas y para tener la certeza de que me quería lanzar con toda la ilusión necesaria, y con todo lo que conlleva volver a compartir. Pero la urgencia por compartir la he sentido ahora. Para mí un disco son las canciones.
Tras algunas colaboraciones –con Elefantes, Tontxu, Chano Domínguez, Damien Rice– y alguna canción aislada, no se ha sabido nada de ti durante años.
El no haber estado más a la luz estos años ha sido porque siempre he relacionado mi presencia pública con la música, y al no tener un proyecto que encabezase yo misma, no tenía porqué salir, la gente me conoce por la música y esa es mi relación con lo público, el compartir música. Es decir, me ha parecido de lo más natural hacer otras cosas.
¿Sentías algo de miedo al reaparecer con un nuevo disco, temías lo que pudiera decirse de él?
Claro, los nervios están, incluso están siempre antes de subir a un escenario, aquello de qué pensara la gente, si les gustará o no les gustará. Lo que pasa es que no es lo primordial, has hecho el disco lo mejor que has podido y esperas que pueda conectar con alguien, pero no puedes controlar el recorrido final.
Lo has autofinanciado y lo has editado tú misma, incluso estás presentándolo, con esfuerzo, en locales pequeños.
Este proyecto es una aventura, porque he decidido hacerlo en unas condiciones diferentes a las que había vivido antes. He decidido recorrer un camino nuevo para mí: autoeditar, autogestionar, autofinanciar. Creo en el proyecto y también es mi forma de vida, y lo entiendo como algo perfectamente natural, he elegido la autogestión porque me parecía lo más lógico con la forma de pensar que tengo ahora y con la situación que nos rodea, que está en pleno cambio. Y para mí todo ese camino es tan importante como el resultado final; es decir, que ha valido la pena cada paso que he dado: componer, el irme a grabar a Londres, la gente que ha participado, empezar a tocar antes de tener el disco fabricado… Entonces, si a la gente le gusta, va a ser un regalazo, y tengo la suerte de estar conectando ya con gente a la que le está llegando y que viene a los conciertos, poco a poco, teniendo en cuenta las limitaciones para comunicarme, para avisar que existe este disco, pero poco a poco se va descubriendo y me estoy tomando como un regalo el que la gente se empiece a acercar y lo empiece a disfrutar. Pero me importa todo el proceso, no solo que pueda funcionar, lo que me importaba era la forma de hacerlo, y eso quita bastante presión, porque el orgullo ya lo tienes solo por hacerlo, ya tienes la alegría de hacer lo que quieres hacer como quieres hacerlo, y para mí es ahí donde reside el éxito. El éxito hacia fuera es una maravilla también, claro, y yo no podría estar más agradecida por todo lo que me sucedió en el pasado, pero el camino importa mucho, y si el éxito viene, bienvenido sea.
Es evidente que, siendo quien eres, lo habrías tenido relativamente fácil para dirigirte a una discográfica y tratar de salir con este disco digamos que por los sistemas convencionales, sin embargo has renunciado a eso y, al comenzar de nuevo de cero, desde abajo, de alguna manera también has renunciado a echar mano de ese paraguas que podía ofrecerte el recuerdo de Ella Baila Sola. ¿Es renuncia o reivindicación de una misma?
Sí, bueno, yo estoy orgullosa de esa etapa de mi vida, y sé que si llegué a tanta gente fue por una discográfica y por todo el sistema que apoyó ese proyecto. En ese sentido no estoy en contra del sistema, porque lo he vivido y ha ayudado a que mis canciones puedan sonar en casa de alguien, y eso me parece maravilloso, incluso me ayudó a descubrir una profesión que desconocía, porque yo simplemente escribía canciones en mi casa y me junté, hice un grupo y vivimos una gran experiencia. Pero en esta etapa lo que he intentado es ser coherente conmigo ahora. Eso lo he intentado respetar en todo: es un disco muy directo, muy claro, las canciones, el mensaje, las letras, el sonido, y como el camino me importaba tanto, he querido hacerlo de la forma que me ha parecido más honesta. Quería libertad creativa, y hubiera tenido menos libertad firmando con una discográfica, porque ellos forman parte del proceso de otra forma. Con esto no digo que hubiera sido mejor o peor, pero ese camino sí es diferente, y este por el que he optado me ha permitido empezar a tocar antes de tener el disco en la calle, compartir temas en internet si he querido, temas que no estaban grabados, tocarlos, hay una libertad creativa y un compromiso con uno mismo y una apuesta por lo que haces. Quizá es un camino más difícil, porque no tienes el respaldo económico ni todo lo que significa una compañía, pero es un camino que también te permite no firmar cosas con las que no estás de acuerdo y que son parte normal de la industria, y que incluso es como un intercambio que puede beneficiarte mucho. Pero yo quería que fuera algo más artesanal y descubrir todo el proceso, quería meterme en el barro, quería participar de cada etapa y conocer a cada persona que se involucra, valorar cada cosa que ocurre, y elegir a las personas, porque nos hemos ido eligiendo: yo he encontrado músicos, los elijo y ellos me eligen, tanto los que han participado en la grabación como en la banda de directo, pero también la persona que diseña el cedé, las fotos… todo ha sido al revés de como lo había vivido antes, con muchas personas decidiendo, para cosa había que sentarse a decidir. Y esto ha sido con cariño y con los medios de que dispones, haciéndolo lo mejor que puedes, sin mayor pretensión que ser uno mismo el que hace las cosas, y es el que es, no estás escondido, y eres tan responsable de los fallos como de lo que no son fallos.
En parte de ese camino estuvo el irte a Londres y buscar o encontrar al equipo con el que has grabado el disco, ¿cómo fue ese proceso?
El proceso comenzó escribiendo las canciones en Madrid, que es donde he estado viviendo este tiempo, y en castellano, que es la lengua en la que quiero comunicarme y en la que puedo transmitir lo que me rodea, porque este disco habla mucho de la forma de vida en España. Pero me atraía mucho aprender de otras formas de trabajo, salir de mi círculo de comodidad, del equipo fabuloso con el había trabajado antes, pero salir y compartir con otras personas y otras formas de trabajo. Y Londres es una ciudad que me gusta mucho y desde siempre me encanta la música que sale de Inglaterra, y me atraía mucho experimentar como un músico más y ver qué ocurría. Así que me fui a Londres, alquilé una habitación en un piso de estudiantes, puse anuncios, toqué con músicos en locales, y vi cómo sonaban los temas allí, con otro toque, con otra cultura. Cuando llegó el momento de grabar, busqué estudios de grabación, me reuní con varios equipos, con varios productores, y elegí el estudio donde grabé finalmente, The Limehouse, un estudio muy casero, muy pequeñito y muy agradable. Me gustó mucho el técnico y el productor que trabaja allí habitualmente, Neil Snoot-Williams, porque tenía un sonido muy limpio, muy claro, y le propuse embarcarse en el proyecto, le gustó, y cuando estábamos planeando la forma de enfocarlo, me propuso a diferentes músicos, musicazos, me dijo «vamos a proponerles a ver si quieren venir». Y estas personas que podían haber dicho que no, se acercaron, escucharon los temas, les contamos el proyecto y quisieron participar. Fue una suerte, porque, además, son músicos reconocidos internacionalmente, que han colaborado con bandas que hemos escuchado todos: Gary Husband [además de grabar en solitario, ha tocado en directo y en disco con, entre otros, John McLaughlin, Billy Cobham Jack Bruce, Level 42, Gary Moore] es uno de los mejores baterías del mundo, suena muy horrible decirlo, porque hay muchos baterías maravillosos, pero es que se le considera uno de los mejores, y quiso estar. Fueron unos momentos muy emocionantes en el estudio con ellos, porque todos fueron muy generosos. Greg Bone [Pet Shop Boys, Sting, Simply Red], el guitarrista, fue una pasada; Darrin Mooney de The Primal Scream, que también vino a tocar batería y que no suele hacer sesiones. Fue una experiencia muy enriquecedora: les explicaba lo que decían las letras, porque ellos querían conocer el significado, y se respetaba sobre todo el contenido de las canciones, lo que decían, y en eso ha sido un acierto trabajar con ellos, por lo mucho que han respetado la letra. Hay temas más folk, más rock y más pop, siempre respetando la canción, y siempre contándoles lo que decían las canciones. Fueron músicos muy generosos y muy humildes.
En algunos temas, como ‘Dinosaurios hoy’ y ‘Casi me rindo’, las bases son muy rock.
Sí, sí, yo tengo lados folk, pop y rock. Me gusta música muy diferente, y lo que compongo no define lo que me gusta, qué va, afortunadamente me gustan muchas más cosas, ¡más que lo que yo hago! Pero sí que me divierte mucho que la canción me lleve al terreno que quiere, y mis temas suelen ir hacia el folk, el pop o el rock. Las bases rock las necesito para el directo, y muchas de mis canciones vienen pidiendo eso: cuando tienes la melodía y el ritmo, la batería tiene que ser una batería rockera. Por eso llamé a Darrin Mooney, que tiene un toque que es increíble verle. Las canciones ‘Casi me rindo’, ‘Dinosaurios hoy’ y ‘Una tarde con Clint’ son las más rockeras del disco, sí.
En las letras de ‘Señoras’ y ‘Dinosaurios hoy’ vuelves con una ironía muy femenina que manejaste en algunos temas del primer elepé de Ella Baila Sola, pero que en los siguientes discos abandonaste: ahora recuperas ese tono, pero con una visión de mujer más adulta.
Me encanta que me digas esto, porque creo que siempre ha estado ahí, pero es cierto que es menos obvio en los últimos discos. Lo que también me gusta de la música y de componer es el juego, y a lo mejor ahí… sí, en una situación ideal para mí esa es la forma de componer, transmitir también con ironía cosas que ves y que se pueden leer entrelíneas. Y sí, como dices, me parece femenino. Aquello fue la evolución natural, nunca he forzado temas, pero me parece que me refleja más a mí el tener algún tema en el que salga esa manera de escribir y ese punto de vista.
Es un disco que transmite esperanza, pero hay tres temas (‘Subir una montaña’, ‘Una luz’ y ‘Casi me rindo’) con trasfondo bastante triste, de sufrimiento personal.
A ver, creo que en la vida no es obligatorio pasarlo mal voluntariamente, en plan mártir, no estoy para nada diciendo eso, pero sí me parece que el estar vivo implica momentos de pasarlo mejor, de pasarlo peor, de equivocarse, en ese sentido no creo que esté hablando de algo que no exista en la vida. Mi intención al escribir esas canciones ha sido precisamente transmitir esperanza y alegría. Para mí son muy diferentes las tres: ‘Subir una montaña’ me parece un texto más positivo que triste, de hecho es la primera canción que escribí para el disco, y me pareció que contaba desde un punto de vista nuevo para mí lo que de verdad me importa, que es qué haces tú frente a lo que te ocurre y cuál es tu reacción; es un poco ‘Casi me rindo’ también: qué hago frente a esto, ¿es normal la desesperanza, es normal tener momentos de desaliento, de creer que vas a tirar la toalla? Pero qué haces frente a eso es más importante que caerte y lo que te suceda, creo que uno, con su esfuerzo personal y con sus ganas, puede hacer cosas, puede ser feliz y superar adversidades. En ese sentido las tres me parecen muy positivas, y fíjate, ¡me parecen de las más positivas! A ver, todas lo son, porque quería que fuera un disco mirando al presente y hacia delante.
Antes escribías textos muy densos, plagados de frases, de palabras, ahora estás más contenida, son letras más sencillas, más directas, incluso los versos son más cortos. ¿Ha habido un esfuerzo consciente de escribir de este modo o ha sido evolución a lo largo de los años, y de canciones que no hemos conocido?
Ha sido un poco todo, es verdad que los procesos no se producen de la noche a la mañana, pero también es cierto que quería ir a la esencia de las canciones, de hecho no he metido extra, no he alargado las canciones para que, por ejemplo, llegasen a tres minutos y medio, como pasa a veces. No, no he forzado nada, he escrito lo que quería decir y no he intentado maquillarlo ni alargarlo. De hecho me he divertido con esta forma de componer. Pero es cierto que uno va buscando y evolucionando, y a lo largo de los años creo que he ido mejorando y afinando la forma de componer, buscando lo esencial.
¿A lo largo de este tiempo has escrito canciones que has rechazo y que se han quedado en un cajón?
Claro, muchas, muchas. Muchas canciones se han quedado fuera.
Es decir que durante años has estado trabajando en canciones y al final te quedaste con estas, que entiendo son las más recientes, ¿no?
Sí, a lo largo de este tiempo pensé un par de veces ¿y si grabo ahora?, y me reuní con mis canciones, y no, no, no era lo quería grabar, no era lo que quería comunicar en ese momento. Hace unos meses, cuando me centré y me puse a preparar tanto la voz como los temas, la única canción que rescaté de todos estos años fue ‘Casi me rindo’, de la que recuperé como la mitad y la otra mitad la busqué desde el momento actual. Son canciones que tienen muy pocos meses, porque quería un disco del presente, no hacer una recopilación de mi vida… sino algo de ahora mismo.
¿De tu vida en silencio, querías decir?
[Risas] Para mí no lo ha sido… Pero quería que el disco reflejara el presente, la actitud y la energía que tengo ahora, quería el sonido que tengo ahora.
«Nunca me he sentido retirada, siempre he tenido las ganas de grabar un disco personal y de encontrar mi lenguaje como partiendo de cero, con la hoja en blanco, y lanzarme, siempre lo he tenido en mente y siempre lo he deseado»
¿Cómo encajas el término cantautora?
Bueno, es que por definición es el que canta canciones de las que es autor, entonces me parece bien, no tengo nada en contra. Sí me parece que hay muchos colores alrededor, cuando voy con mi banda y sonamos en directo con la fuerza y la caña que tiene, con canciones más rockeras, no dirías cantautor, pero también eres cantautora. Quizá tenemos un recuerdo del cantautor con guitarra y voz, más apagado, creo que el concepto es muy amplio, y mientras no tenga connotaciones que lo limiten, me parece que está bien.
¿En estos momentos, cuáles son tus principales influencias?
Hay de todo, porque sigo descubriendo cosas marcha atrás: descubro a Bob Dylan, a Johnny Cash, me sigue gustando Elvis, me sigue gustando Bonnie Raitt, también Joni Mitchell… Es que todo lo que escuchas te puede influir, la música, las personas que conoces, un concierto de alguien no conocido, es que no lo resumiría, porque mirar el mar también te inspira. Si fuese un resultado de la música que escucho, haría discazos tremendos, pero no, luego pasa todo por un filtro, y que tienes tu vida y tus experiencias, y por lo menos yo intento reflejar y aportar algo que he vivido y no algo de lo que no sé nada. Al menos esa es mi forma de componer ahora, pero como te decía, es verdad que componer es un juego y también puedes proponerte hablar de, no sé, de un poema que has leído, y eso quizá lo haga en algún momento, pero en este momento ha sido más reflejar cómo me siento yo, cómo estoy aquí en el mundo, qué ocurre alrededor, lo que me afecta, que es inevitable. ‘Señoras’ o ‘Dinosaurios’ son cosas que te ocurren cada día y de las que puedes hablar.
O dedicarle una canción a tu perro…
O dedicarle una canción a tu perro, claro que sí. Es más lo que he vivido que la música que he escuchado, que ojalá algún día pueda aprender algo de los músicos maravillosos que me gustan, también muchos de este país, pero luego todo pasa por el filtro personal y las limitaciones de uno. Lo que he valorado ha sido lo personal, no tengo en cuenta otros discos cuando estoy grabando para que suene de una forma o de otra.
¿A lo largo de esta más de una década, te has sentido alguna vez retirada de la música, aquello de decir, «esto se acabó»?
No, pero por un motivo: mi relación con la música viene de niña y como oyente necesito escuchar canciones de otros, y me gusta componer, me gusta expresarme a través de canciones, así que no me he sentido desconectada, he sentido como si hubiese roto el lazo. Pero no, nunca me he sentido retirada, siempre he tenido las ganas de grabar un disco personal y de encontrar mi lenguaje como partiendo de cero, con la hoja en blanco, y lanzarme, siempre lo he tenido en mente y siempre lo he deseado. Creo que desde pequeña lo he deseado, he tenido la suerte de que me ocurrió cuando hicimos Ella Baila Sola y luego ese deseo te queda siempre, no se acaba, ha continuado en mí. Nunca me he sentido retirada, nunca. Es verdad que ha habido veces que me apetecía haber tenido las canciones y haber podido grabarlas, pero he considerado que no era el momento, que no estaban y, bueno, he seguido haciendo otras cosas, y la vida pasa rapidísimo. Igual era una fantasía mía que me inventaba, pero nunca me he sentido lejos de la música.
¿Y no has echado de menos los escenarios?
No, no, porque para mí un disco son las canciones, y un proyecto musical está en lo que quieras comunicar, nunca haría un disco porque no puedo estar alejada y que no me aplaudan. No, es que, fíjate, yo venía de hacer conciertos muy grandes y de una etapa en la que cada disco que sacábamos se vendía muchísimo: lo que ahora es un disco de platino, en los noventa suponía que te dieran la carta de libertad, solamente eso es tan diferente que lo que quería es hacer honor a mi profesión y a lo que me gusta, y que lo que compartiese fuese lo que yo quería decir de verdad. Siempre es muy agradable que te aplaudan y que la gente preste atención a tu trabajo, pero no lo he echado de menos. Quizá si echaba de menos tener algo que compartir, algo de lo que estuviese muy orgullosa y quisiese compartir, eso sí que en algún momento puede que lo echase de menos, pero al no tenerlo aún, no veía necesario subirme a un escenario, hacer colaboraciones o versiones. Lo que precisamente me gusta de este trabajo es cantar lo que escribo.
¿El escenario no era para ti una droga?
Hummm… lo es cuando puedo compartir lo que compongo, es algo que me gusta y en parte es una droga, porque es algo que disfrutas, porque tienes la suerte de tocar con músicos que admiras, porque cada noche es diferente, porque el que va a verte está disfrutando y tú también. Es que es ideal, es «vamos a quedar para disfrutar: hago lo que quiero, y tú también estás disfrutando de esto». En ese sentido es una situación muy bonita y un trabajo precioso. Y no digo que no sea una droga, pero me parece que hacerlo bien y respetar al otro en lo que le ofreces también forma parte de luego merecer que esté ahí escuchándote.
Sabes que sobre la ruptura de Ella Baila Sola se especuló mucho. ¿Qué sucedió en realidad para que el dúo se rompiera?
Es que todo va por ciclos, por etapas, y a todos nos ha pasado tener una etapa maravillosa y que luego venga otra y acabar una relación fantástica y que se cierre una puerta y se abra otra, eso lo sabemos todos. Quizá hay muy poca gente a la que puedas preguntar ahora si sigue trabajando, no digo ser íntimo amigo, sino si has creado una empresa con un amigo, si sigues teniendo esa misma empresa con ese mismo amigo veinte años después. Es muy difícil que eso se dé, puede ocurrir, y me parece estupendo, pero también todas las empresas y todos los proyectos se reducen a las relaciones personales. Lo que nos ocurrió es que el ciclo creativo se acabó y el ciclo de lo que estábamos viviendo decidimos que ya no podía seguir. Lo que hicimos lo hicimos lo mejor que pudimos, hay unos discos que están bien hechos, disfrutamos al máximo todo lo que pudimos, y cuando se acabó ese ciclo y decidimos que íbamos a dejarlo ahí, ahí se quedó. No le doy más importancia, porque veo que ocurre en la vida de todos, tienes una etapa fantástica, y esa etapa siempre será importante en mi vida, lo mismo que la gente que conocí, con la que la compartí, pero, bueno, fue un ciclo. Es verdad que si un grupo te gusta y se separa, te sientes un poco traicionado, y es normal, pero es que al final son relaciones y son decisiones personales. Yo sacaría lo positivo del trabajo que hicimos juntas, al que estoy agradecida porque gracias a eso descubrí esta profesión y compartí canciones que escribía en casa, o sea que fue muy positivo. Incluso la gente sigue escuchando esas canciones hoy, es un trabajo que ha sobrevivido al tiempo, que la gente valoró mucho. Me quedo con esa parte, como lo hago con otras etapas: puedes decir «me encantó la adolescencia», vale, tuvo cosas que sí, otras que no, pero, ¿volvería? Pues no, no volvería a tener quince años, por muy maravillosos e importantes que fueran en mi vida.
¿Te viste sobrepasada por la dimensión que alcanzó Ella Baila Sola?
Cuando uno lo está viviendo, no es necesariamente consciente, es que no tenía otra opción, mi vida era esa, lo que hice fue vivir lo mejor que supe lo que me sucedía. Y en el fondo no hay ninguna queja, porque era dar conciertos por todas partes, llenarlos, vender discos, poder hacer un trabajo estupendo y vivir de la música. Sí que aprendes de ti y ves lados de ti que a lo mejor no hubieras visto en otras situaciones, pero me parece lo normal, y que cada uno tiene su camino. ¿Sobrepasada? Quizá… es que no resaltaría eso, lo que recuerdo son momentos tan felices como otros de cansancio estando de gira, pero quejarme de eso es impensable, estar de gira y de viaje me parece lo mejor. No diría sobrepasada, es que estás aprendiendo y lo que venía lo iba aceptando e intentando hacerlo lo mejor posible, aparte de que los números no te llegan, para ti un día es un día, vas a unas entrevistas, luego das un concierto, no estás mirando números, estás con la gente que va a verte y tu presente es ese día. Lo otro es una fantasía que a lo mejor puedes percibir en los demás algunas veces: que puedes resultar un personaje en vez de una persona, o tú mismo puedes creerte que eres la bomba, o un personaje, eso puede pasarte en algún momento, pero creo que nos puede pasar a todos.
¿Hubo presiones desde el entorno –discográfica, el manager-productor– para que Ella Baila Sola se dirigiera por determinado camino artístico?
Bueno, en esa etapa éramos un equipo y hasta el tercer disco no hubo nueva producción; en ese sentido, al ser un equipo, íbamos aportando entre todos, pero es verdad que teníamos veintipocos años y también íbamos aprendiendo a la vez, no teníamos gran experiencia aparte de esa. Creo que fue lo que tenía que ser en ese momento, cada uno hizo lo que tenía que hacer, y lo que pudo. A mí el primer disco es el que más me gusta.
Con el paso del tiempo, incluso vuestra imagen se fue sofisticando cada vez más, que no sé si era la más acertado para un grupo como vosotras.
Claro, por ese te digo que el éxito reside en hacer las cosas uno mismo, no solo en hacerlas. En la vida de todos los artistas, y en los discos, siempre hay algunos que te gustan más, otros menos, etapas en las que te gusta más la imagen que otras, a mí me ha pasado con gente que me gusta, y aprendes también a respetarlo y a aceptar eso. Pero sí, quizá se fue complicando un poco en la producción, era aquello de «¡vamos a hacerlo mejor!», y a mí lo que me importan son las canciones, en mi caso no hace falta tanto, aunque es verdad que eran discos que estaban muy bien producidos. E igual que la producción se fue haciendo más grande y se le añadió maquillaje, se añadió maquillaje a la imagen [risas]. Pero no lo juzgaría, lo veo desde el cariño, porque era lo que en ese momento nos salía hacer, y lo hicimos.
Dices que el disco que más te gusta es el primero, pero, ¿te sientes reflejada en los tres?
Nosotras componíamos por separado la mitad de los temas y luego juntas algún tema, porque de forma natural siempre salía componer juntas algún tema, y cada una elegía lo que creía que tenía que ir en el disco, y yo los valoro todos, porque todos reflejan la etapa de cada una y lo que teníamos en común en ese momento. Yo, por lo menos, estaba escribiendo de verdad, igual que ahora, pero es que es una etapa, vas creciendo y tu punto de vista cambia ligeramente, y hay canciones de aquella época con las que no conecto. De hecho ahora, al preparar el directo y pensar en incluir versiones de entonces, lo que respeto es el disco que acabo de hacer, la energía de ahora, el sonido de ahora, y todo lo antiguo que revisito está basado en el presente: son arreglos y sonido de ahora, para que estén acordes conmigo ahora, y hay temas que sí pueden estarlo y otros menos.
¿Qué te pareció que hace unos pocos años Marta Botía reflotara a Ella Baila Sola, con una chica nueva en tu lugar?
Mira, ese tema… Cada uno es responsable de lo suyo, y prefiero no entrar, porque no tengo tanta información como para opinar, y no me parece bien hacerlo. Entiendo que cada uno tiene que hacer lo que cree que tiene que hacer, o lo que puede, y ya está, y cada cual es responsable.
¿Tú no quisiste participar de ese regreso?
Es que es como te comentaba, que para mí cuando algo termina, entiendo que se acabó, y no hay más, y que hay etapas de mi vida que han sido muy importantes, pero no por ello las repetiría. Es muy importante y puedes tener muchísimo cariño a las personas, a lo que viviste, pero de ahí a querer tener catorce años… es que primero es imposible y además me parece que segundas partes… Vale, en el caso de «El Padrino» es muy buena la segunda parte, pero en la música necesito que haya algo de presente. Lo que ocurra en el futuro tampoco lo sé, nadie lo sabe, pero cada uno, en cada momento, debe hacer lo que de verdad desea hacer, y yo he intentado ser fiel a mí misma, a lo que quería hacer y en el momento en que quería hacerlo.
¿Esta vuelta es para quedarte?
Ahora mismo estoy compartiendo música y me encantaría poder seguir compartiendo música, si la gente quiere, claro, y me gustaría seguir componiendo, pero no puedo hacer planes por los demás ni puedo hacer planes de futuro a largo plazo. Simplemente valoro lo que tengo ahora y lo que estoy haciendo, pero, por supuesto, componer forma parte de mi vida y me encantaría seguir compartiendo canciones con la gente.
Continuamente hablas de las canciones, es como que te aferras a ellas y son las que lo justifican todo, pero, ¿la reacción de la gente frente al disco, te está animando a seguir escribiendo, y a que, por lo menos en tu cabeza, esté la semilla de continuar en el futuro?
Sí, claro, ya han salido temas nuevos, pero estoy muy centrada en presentar el disco y en que la gente lo conozca, me ilusiona que la gente venga a los conciertos, que avance. La vida es la que te da las ganas de escribir, en ese sentido el disco ayuda, pero creo que seguiría escribiendo de todas formas.
Insistes en ello.
[Risas] Es que me hace mucha gracia, porque en las entrevistas que me hacen es como si hubiera estado bajo tierra, y una puede hacer muchas cosas sin grabarlas, sin que salgan en los medios. Pero es que cuando te gusta hacer algo, quieres seguir haciéndolo, y por supuesto que me gustaría tener ochenta años y seguir escribiendo canciones y subirme a un escenario, ese es un sueño absoluto, y haré por mi parte para que pueda ser. Pero luego la gente tiene que elegir.