«No veo posibilidad de que la asfixia pueda llevar a un progreso o simplemente a restablecer un equilibrio económico: si no podemos respirar, o explota o morimos. No veo la posibilidad de reponer la economía en marcha si la gente no tiene, simplemente, dinero para entrar en la máquina económica»
Actriz, directora de cine, cantante y compositora, María de Medeiros es una de las creadoras más inquietas que ha dado Portugal en los últimos años. Su nuevo disco es el delicioso «Pájaros eternos», sobre él conversa con Chema Domínguez.
Texto: CHEMA DOMÍNGUEZ.
Quería hacer coincidir el inicio de la entrevista con el primer corte del disco: ‘¿Quién eres tú?’. Muy contemporáneo, pulsando teclas y con las vidas que contiene la red como tema de fondo.
Es una decisión consciente empezar así. Este disco tiene como diferencia respecto a los dos primeros, que por primera vez empecé a componer y escribir las canciones. Acaba siendo algo más personal, reflejando experiencias de mi vida, contemporáneas sin duda. Y efectivamente quería dedicar una canción a todos esos nombres que pueblan, que habitan nuestros ordenadores y que ya no sabemos quienes son. Además de las redes sociales y de todos los amigos que teóricamente son nuestros amigos pero no tenemos idea de quienes son, luego hay esos nombres que viven en nuestras agendas y que de repente surgen en medio de algo y me pregunto quién es esta persona: ¿la conozco mucho? ¿No la conozco de nada? ¿Cómo vino a parar aquí? Sin embargo son muchos los que viven ahí en mi ordenador, y les quise dedicar esta canción.
Como un planeta aparte, dentro del propio.
Sí [risas].
Hay muchos contrastes estilísticos en «Pájaros eternos». ‘Shadow girl’, por ejemplo, es más tonal, buscando una atmósfera cinéfila. Además, está compuesta e interpretada junto a Legendary Tigerman, nombre artístico de Paulo Furtado.
Fue una colaboración que nació gracias a él porque me había propuesto en su disco «Femina» (2009) para hacer juntos ‘These boots are made for walking’ y nuestra versión fue muy bien recibida, quedamos muy contentos por trabajar juntos y ahí nos propusieron hacer un espectáculo en París dedicado a Jim Jarmusch, porque Paulo también es un enamorado del cine. Y ambos sin consultarnos habíamos elegido ‘Down by law’ e hiciemos un espectáculo alrededor de esa película, que mezclaba imágenes de la película, la lectura del guión… Era una mezcla entre cine, teatro y música. Ahí había varias canciones que hicimos, varias de Tom Waits ,pues en esa pelicula actúa Tom Waits y tiene en su banda sonora canciones preciosas de él. E hicimos estas dos, ‘Shadow girl’ , y ’24 mila baci’ porque la sugerí, ya que me encanta esa canción de Celentano.
Esta versión es uno de los temas que sobresalen en «Pájaros eternos».
Sí, y un poco lo dedicamos al personaje de Roberto Benigni en nuestra versión muy soñadora de ’24 mila baci’. Y luego hicimos juntos ‘Shadow girl’, que tiene que ver con la melancolía de esa película, es verdad que esa canción tiene una cierta atmósfera cinematográfica.
Otro afluente del disco lo encontramos en el blues de ‘Noche’ y quizá sea el que más se salga del cuadro general. ¿Cómo le das cabida? ¿De dónde sale?
Quise homenajear a la noche de Madrid, me encanta la noche madrileña, tiene una energía muy especial. Entonces imaginé a esa chica que viene de los suburbios a la noche madrileña y como que busca a alguien que quizás se cruzó en su vida hace tiempo por casualidad, alguien muy conocido, yo qué sé, a Johnny Depp o Javier Bardem, alguien así muy guapo, que es totalmente imposible para ella. Y lo busca en la noche de Madrid. Fueron pequeños personajes, pequeñas situaciones que fui imaginando.
En ‘Trapichana’ imaginas Brasil y España en una sola canción.
En ‘Trapichana’ hay también un personaje inventado de un andaluz gaditano que se fue a Río de Janeiro, porque en Brasil hay muchos españoles que van, quedan enamorados y no hay quien los arranque de allí después, he conocido a varios. Entonces imaginé a ese andaluz que se va a Río de Janeiro y queda atrapado entre las dos culturas, su corazón está dividido entre el flamenco y la bosssa-nova o la samba, porque es un tema un poco sambístico. Y yo crecí escuchando lo que se llama Música Popular Brasileña, lo que es Caetano, Chico Buarque, Gilberto Gil, Gal Costa, esa onda, y solo muy recientemente me enamoré realmente de la samba, de la rueda de samba, de la música popular de la samba… Y ahí tenía ganas también de hacer una samba [risas].
¿Y abundando en esa imaginación es cuando incorporas a Raimundo Amador? ¿Cómo te encuentras con él y fraguas su colaboración para ‘Nace el día en la ciudad’?
Todo fue así, más o menos, fruto de encuentros inesperados con buenísimas sorpresas. Había ido a hacer un concierto a Sevilla y el día anterior estaba en un programa de televisión y conozco a Raimundo Amador, nos presentan y le propongo así, me sale de repente, si quiere venir a tocar con nosotros al día siguiente pero pensando que se olvidaría… Y vino con Mundy, su hijo, vinieron a ensayar, hicimos el concierto y fue un momento increíble. De los conciertos más increíbles. Y de ahí nacieron estas ganas de colaborar. Y él me dijo «tengo ahí unos temas en mi ordenador que nunca los usé, si los quieres escuchar…» Y empecé a escuchar y me encantó este tema que es un poco también entre flamenco y bossa-nova, y me pareció tan bonito que por eso escribí la letra, de la que estoy muy contenta. Procura reflejar un poco nuestras ciudades europeas en la angustia de la crisis, y también hay una niña que contempla este mundo loco en el que vivimos que sopla nubes de vapor en su ventana.
Aún con despuntes brasileños, te ha quedado un disco muy mediterráneo. Te pregunto si es un revulsivo, una protesta frente a tanta centralización que se quiere imponer, donde las identidades regionales quedan supeditadas a un único vestido financiero.
Lo veo con inquietud y con un sentimiento muy grande de injusticia porque quienes están más penalizados por la situación son los que tienen menos responsabilidad, precisamente la gente que trabaja, que tiene sueldos pequeños que lucha para llegar al final del mes, son los artistas, son los enfermos en los hospitales, son los niños en la escuela, son los profesores de la Universidad, o sea, la gente que no tiene ninguna culpa del desastre económico es la más castigada. Y hay una injusticia fundamental ahí. Me parece que es importante, por ejemplo, lo que pasó en Islandia que es un país de los primeros tocados por la crisis y donde hubo una unión realmente cívica y democrática, y se pidieron cuentas a quien realmente tenía responsabilidad. Y eso no está ocurriendo en nuestros países y por un lado es muy triste y por otro muy preocupante porque uno se pregunta ¿adónde va esto?, ¿qué se pretende?, ¿reducirnos a la esclavitud a poblaciones que ahora son libres o lo han sido hasta ahora?
O lo parecían.
O lo parecían, sí, bueno. No hay razón para que vayamos a perder lo que además se ganó con mucha lucha.
Portugal y España están más que nunca unidas por la crisis: aquí crece la presión por parte de los empresarios para que Rajoy pida el rescate, y el ejecutivo portugués aplicará una fuerte subida de impuestos para 2013.
Lo dicho, no sé hasta dónde pretenden calentar la olla a presión. Acabo de volver de Lisboa, fui a una manifestación el sábado pasado que justamente era del sector de la cultura que protestaba y me enorgulleció porque también se siente que los portugueses después del 25 de abril (1974), de la Revolución de los Claveles, tienen una forma de protestar muy cívica pero al mismo tiempo muy sólida. Sinceramente, yo no veo posibilidad de que la asfixia pueda llevar a un progreso o simplemente a restablecer un equilibrio económico: si no podemos respirar, o explota o morimos. No veo la posibilidad de reponer la economía en marcha si la gente no tiene, simplemente, dinero para entrar en la máquina económica.
Das una merecida importancia personal a Fernando Vacas (Flow, Eureka) y, sin duda, es decisivo como ingeniero de sonido en «Pájaros Eternos» ¿cómo llegas a su órbita o él a la tuya?
Fernando Vacas es como digo en el disco: músico, productor, artista plástico, poeta. Lo conocí a través de Raimundo Amador, porque trabaja mucho con él, pero también hace mucho pop, rock. Es una persona muy curiosa, interesante y tiene todo un círculo de amigos en Córdoba que es gente muy creativa, muy divertida. Entonces fue una cosa muy bonita que nos llevara ahí, a su casa, que es realmente cordobesa, con el patio interior donde está el estudio y fue muy inspirador trabajar ahí, llevar a mis músicos, que son de diferentes orígenes: hay brasileños, norteamericanos, franceses… Y todo el mundo se juntó en Córdoba y ese contexto nos ha ayudado.
¿Habrá traspaso en directo de ese interesante contexto?
Sí. Va a haber concierto el 2 de noviembre en el centro cultural Óscar Niemeyer de Avilés, luego el 14 en el festival de jazz de Barcelona y el 30 de noviembre en el festival de jazz de Madrid.
¿Irá Fernando Vacas con su troupe o Raimundo Amador?
Espero que aparezcan, sí [risas]. Tal vez.
Otro punto fundamental y atractivo es cómo has unido en «Pájaros Eternos» la música y la pintura. Por cada canción hay una ilustración expresa, de autores como Javier Mariscal o Marjan Satrapi. Llega muy natural.
Sí, es verdad, para mí la música está muy relacionada con la imagen, con el cine o con el dibujo. Yo siempre dibujé y si escucho música es como un acto reflejo. Es algo muy personal. Y en este disco rápidamente tuve el deseo de relacionar música con imagen y pedí a gente que admiro mucho y que son mis amigos si podían, si querían hacer un dibujo para determinadas canciones y todo el mundo respondió «presente». Es un lujo tener una ilustración de Javier Mariscal, de Marjan Satrapi, Pascal Rabaté y Joann Sfar, que son grandes dibujantes de cómics y directores de cine; y luego varios pintores maravillosos también, como el español Víctor Ramos, Carlos Torres de México, Pierre-Marie Brisson de Francia, Jorge Colombo que es portugués y es uno de los dibujantes de las portadas de «The New Yorker»; y Pedro Proença que es uno de los pintores más conocidos en Portugal. Es un lujazo realmente, no me esperaba que todos me mandaran cosas tan bonitas.
¿Se hará una edición donde estas ilustraciones tengan más protagonismo?
Si, de hecho en Francia estamos pensando editarlo con un libro, efectivamente, porque vale la pena por las ilustraciones.
El misterio es algo estimulante y la portada de tu disco lo utiliza bien, pero quería desvelarlo, saber por qué pájaros, por qué eternos y por qué esa nube.
[Risas] El título viene de ‘Nace el día en la ciudad’ donde precisamente esa niña mira las autopistas, la gente corriendo por la mañana, la ciudad que se despierta, las radios que cuentan cómo caen las bolsas, que es todo un desastre… Y esa niña sopla nubes de vapor que toman forma de pajaritos que son totalmente efímeros y al mismo tiempo son eternos porque tienen la fuerza del sueño, de esa niña que contempla y que sueña, y que no hay recortes económicos que nos puedan sacar esos momentos de eternidad cuando soñamos y creamos; y un poco de ahí viene el título.
De todos los afluentes musicales que hemos ido comentando de «Pájaros Eternos», ¿por cual sientes más inclinación?
Pues no lo sé todavía, quizás un poco de todo, yo estoy hecha de mezclas de culturas y de idiomas, crecí así, realmente acaba siendo mi identidad todas esas distintas influencias. El disco es verdad que coquetea con muchos estilos pero al final tiene su propio tono, que es un poco todas esas variantes.
Al termino de la entrevista, hablando sobre su discografía en general y su primer disco en particular: «A little more blue» (2007), que es un repaso a las canciones de la resistencia a la dictadura brasileña, y a petición de María, es importante añadir lo siguiente: Hay un nuevo bebé a la vez que «Pájaros eternos», que es una nueva película como directora. Es un largometraje documental que tiene que ver con eso que me preguntabas de las canciones de resistencia de los años 70 en Brasil. Una de ellas es de Iván Lins, hecha en la época y que trata sobre unos padres que entran en la lucha clandestina contra la dictadura, que les piden perdón a los niños porque nunca están en casa y son muy malos padres, se sienten culpables y les piden perdón. Precisamente esta película que estoy haciendo es sobre la comisión de amnistía y reparación en Brasil, que en este momento ya está pidiendo disculpas oficialmente a las víctimas por lo que sufrieron, y también está ofreciendo a esas personas la posibilidad de reconstruirse a todos los niveles: recuperar su identificación, sus vidas, sus nombres que a veces quedaron perdidos, los niños que no pudieron ser ni declarados… Y hay también una reparación financiera. Es un trabajo muy importante que se está haciendo y que se hizo también en Argentina y Chile. Digamos que este disco va paralelo también con esa película que se llamará «Los ojos de Bacurí», quien fue un gran guerrillero brasileño que fue asesinado de forma atroz, y que era el padre y el compañero de las personas que están en la película.