“Uno de nuestros trazos originales sería una forma de relacionarnos con las canciones. En nuestro proyecto nos hemos puesto siempre al servicio de lo que quiere cada canción”
Acaban de llegar a la industria y lo han hecho con uno de los mejores discos del 2017: “45 cerebros y 1 corazón”. Una propuesta valiente y de ideas claras. Arancha Moreno entrevista a Maria Arnal.
Texto: ARANCHA MORENO.
Hay artistas de los que esperamos algo y artistas inesperados, como aquel que irrumpe en una fiesta donde no conoce a nadie y atrapa todas las miradas. En este segundo grupo se encuentran Maria Arnal y Marcel Bagés, una de las gratas sorpresas de 2017. Debutaron con “45 cerebros y un corazón”, y sin más ruido que sus canciones se empezaron a colar en las listas de los mejores discos del año. La sorpresa también fue para ellos. Su historia como dúo está siendo intensa, pero también es relativamente corta.
“Conocí a Marcel hace un poco más de tres años. Nos presentó Marc Sempere, del colectivo Compartir Dóna Gustet. En ese momento tenía un repertorio de canciones y andábamos buscando un guitarrista que tuviera un arco expresivo muy abierto, que trabajara desde la experimentación y el juego. Nos entendimos al segundo desde el primer día… y aquí estamos”, relata Maria Arnal (Badalona, 1987). El vértigo de tener muchos oídos puestos en su propuesta le llega a los treinta porque antes de volcarse con la música se ha dedicado a estudiar y a vivir: “Tengo la carrera de traducción y Literatura, un año y medio de Antropología y un máster de Artes Escénicas. Trabajé haciendo de todo. Viví dos años en Lisboa”. Y entretanto, ha sido otra joven más de esta generación destetada en la inestabilidad: “Me comí la crisis, con sus sustos, incertidumbres, como todas. Viví mucho el 15-M. Me puse a escribir, a descubrir grabaciones de campo en archivos y fonotecas digitalizadas, a aprender esas canciones y sus formas de cantar… hará unos cuatro años. Desde entonces conocí a mi profesor de voz y a Marcel. Hace dos años que me dedico exclusivamente a este proyecto y ahora es ya mi vida”.
“Lo que hemos buscado siempre es hacer lo que nos de la gana, siempre diciendo cosas, hablando de cosas que nos interesan. Música buena, con discurso”
De esta forma se ha forjado una historia muy medida. Sabían que querían escribir canciones propias y “encontrar un sonido en el que pudieran convivir ambientes electrónicos”. Tenían claro que necesitaban un productor y acertaron con David Soler. Llamaron también a Grey Filastine, disjockey y productor de música electrónica. Y no hubo palos de ciego, porque sabían qué querían contar: “El disco tenía que tener un hilo conductor y un concepto desarrollados, una mirada crítica hacia nuestro presente. No queríamos hacer un disco de música tradicional al uso. No versiones de canciones de tradición oral, sino algo mucho más propio”. Propio en castellano y en catalán. Propio a pesar de jugar con diversidad de géneros, de instrumentación, de sonidos. Bebiendo “de todas las fuentes que nos dan de beber: música, pelis, amigas, familia, libros, expos, experiencias propias, colectivas… La realidad está llena de chicha útil para inspirarse”. Historias coladas a través de un filtro: “En el disco estamos nosotros, con nuestras vidas y experiencias, con todo lo que hemos escuchado, las lenguas maternas, etc. Más que unas músicas concretas, uno de nuestros trazos originales sería una forma de relacionarnos con las canciones. En nuestro proyecto nos hemos puesto siempre al servicio de lo que quiere cada canción”.
Alguna de esas composiciones, como la que da título al disco, es muchas canciones en una sola. Un tren que atraviesa muchos paisajes distintos en poco más de tres minutos. “Desde el principio quería que la canción estuviera hecha de puertas. Cada puerta tendría un tono y sería un nivel por el que cruzar. Como si la canción, para ser escuchada, tuviera que ser desenterrada, como los 45 cerebros y el corazón. Cada canción tiene su historia y su micromundo, y como tal las componemos e interpretamos”. De esa manera han logrado transmitir el tema ‘45 cerebros y un corazón’ con una emoción sobrecogedora, tanto que parece una toma primeriza, casi única. Parte de su magia está implícita en el propio proceso de grabación: “Creamos un ambiente muy específico, muy íntimo. No fuimos a grabar el disco en un estudio, sino que fuimos a una masía de un amigo, con David Soler, el productor, y Ángel Medina, el técnico de grabación y quien mezcló el disco, y nuestro técnico de directos, y montamos un estudio móvil en el salón. En todas las canciones quedó grabada la estufa de leña… siempre estaba activa porque era febrero y hacia bastante frío. Lo que quiero decir es que nos encargamos de crear un ambiente muy íntimo y recogido para sentirnos muy cómodos en el momento de grabar. Y eso quedó en las canciones”.
Sus canciones hablan del pasado y del futuro. Se detienen en antiguas fosas sin dejar de mirar al espacio. Hacen música de raíz desde una óptica moderna. Juegan permanentemente con el clasicismo y la contemporaneidad. Su debut presenta una dualidad constante con un mensaje nítido: “Una mirada crítica hacia nuestro presente, desde un arco de emociones muy variado: ironía, humor, interrogación, crudeza, fuerza, alegría, tristeza…”. Para trasladar todo eso, cuando se suben a un escenario también hacen un viaje: “En los directos empezamos ‘desenterrando’ los cerebros y el corazón y terminamos rondando el universo con ‘Tú que vienes a rondarme’. Ambas canciones, hechas por nosotros, nos representan y describen nuestra manera de relacionarnos y practicar la memoria”
Quizá sea eso lo que ocurra este jueves, día 15, cuando se suban al escenario madrileño de la sala Joy Eslava. Son uno de los grupos invitados a la Fiesta Demoscópica que celebra anualmente la revista “MondoSonoro”, junto con La Plata, Jump To The Moon, North State… y una actuación especial cuya identidad se guarda a buen recaudo. Casi tanto como lo que harán en vivo Maria Arnal y Marcés, que no quieren desvelar nada de lo que han preparado: “¡Sorpresa!”. Sí avanzan, levemente, sus próximos planes: “Girar hasta octubre, descansar y continuar trabajando en el segundo disco”. En él seguirán peleando lo mismo: “Lo que hemos buscado siempre es hacer lo que nos de la gana, siempre diciendo cosas, hablando de cosas que nos interesan. Música buena, con discurso”.