DISCOS
«Un disco polifacético y más que notable»
La Sonrisa de Julia
Maratón
HOOK EDICIONES MUSICALES, 2018
Texto: CÉSAR PRIETO.
Cinco años ha tardado La Sonrisa de Julia en publicar su nuevo álbum, el sexto, tras una carrera que empezó fulgurante en los primeros años del milenio, que les llevo a ser fichados por una multinacional y que sufrió diversos cambios de componentes que los fueron desfondando. La Sonrisa de Julia, más que separarse, parecía haberse desvanecido. Y cuando estaban a punto de llevar a cabo una reunión fugaz, nos sorprenden con este Maratón y con un sonido bastante diferente al que estábamos acostumbrados.
La canción que le da título, por ejemplo, tiene en su sonido un carácter más americano, con un cuidado excepcional en los coros y los arreglos y una letra que enfoca un mundo de fantasía, un héroe casi cinematográfico que escapa de una ciudad en llamas, en medio de imágenes naífs o apocalípticas, para buscar otra vida y otros paisajes. Igual que “Merece la pena”, un vitalista mensaje de supervivencia empujado por coros consistentes y por instrumentos lanzados.
Sin embargo no es el único sendero sónico que trazan. El single que aparece a la par del álbum, “Me gustas tú”, puede ser su gran hit, preparado para sonar en emisoras comerciales. Y con esta pretensión es perfecta. Magnética, alegre y colorista, recupera el espíritu de aquellos grupos de los setenta que desde la segunda fila producían canciones consideradas horteras, pero muy resultonas. El espíritu de Los Pasos o La Quinta Reserva sigue vivo.
Y por este camino, la canción que más destaca es “Arroyo claro”, una revisión de la “Balada de la placeta”, del primer poemario de García Lorca que resulta magnética. Esos sonidos bucólicos al principio, esa entrada de súbito de las voces y ese perfecto encaje entre estrofas y estribillos llevan al poema a su estado natural: una canción que llegue a la gente de forma directa, sin nada más que el cuidado de que todo funcione. Lorca no es patrimonio únicamente de Paco Ibáñez o de Camarón, es de cualquier artista que lo trate con dignidad. Y La Sonrisa de Julia lo hace sobradamente.
El ritmo trotón de esta última también aparece, más obsesivo, en “Error de cálculo”, que goza de imágenes a lo “Blade runner”, un optimismo instrumental que reposa al final del disco, con dos prodigios de lirismo, sentimentales y ensoñadoras, “La fiesta del delirio” y “Alma de fuego” consiguen hacer reposar al aficionado para dejarle una calma que contrasta con la agitación inicial. Todos los elementos bien ensamblados para un disco polifacético y más que notable.
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Anterior crítica de discos: Vagamundo, de Santiago Auserón.