DISCOS
“Cuando acaba el tema que titula el disco me sorprendo pensando que quizá es el mejor que ha compuesto Anglada en años, que Carolina canta más que bien y que tienen feeling”
Anglada Cerezuela
“Manzana de caramelo”
SONY/BMG
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Malditos prejuicios. Esos que me hacen tener que pedir, encantado, perdón a Jaime Anglada y Carolina Cerezuela por mi forma de prejuzgar el disco conjunto que hace unas semanas salió a la luz bajo el título de “Manzana de caramelo”. Servidor se dejó llevar por ideas preconcebidas. Esas que me hacían pensar que una estrella de la televisión como Cerezuela no podía cantar bien en su primera incursión musical. Y sobre todo la que por culpa de lo mucho que conozco a Jaime me llevaba a pensar que era otro de esos proyectos en los que se había emocionado antes de tiempo.
Porque sí, Anglada es lo que podríamos llamar en jerga “un flipao”. Un tipo que cuando se mete en algo lo hace hasta los huesos. Sea un disco con una orquesta sinfónica, un trabajo en mallorquín o un álbum a medias con alguien de la que antes no teníamos noticias en cuanto a su capacidad vocal. “Ya está Jaime liándose sin pensar”, eso fue lo que me vino a la cabeza la primera vez que supe del proyecto. Craso error. Jaime tendrá muchos defectos como persona, aunque siempre me ha demostrado ser una maravilla de ser humano, pero ser tonto no es uno de ellos. Si iba a grabar un disco con Carolina, seguro que ella lo iba a hacer bien, aunque yo no supiera entenderlo entonces.
Y el disco llegó. Mis peores presagios parecían confirmarse con una portada que no me acababa de encajar. Ay, ay, ay. Tan dulzona como el título. Mal vamos. Pero empieza la música. Al final eso es lo que importa, envoltorios aparte. Frunzo el ceño y me espero lo peor pero, sorpresa, la cosa entra. Entra bien. Y cuando acaba el tema que da título al disco me sorprendo pensando que quizá es el mejor que Anglada ha compuesto en años, que Carolina canta más que bien y que juntos tienen feeling. ¿Será un espejismo? Debe ser casualidad. Ya sabemos. A veces hay química pero dura los tres minutos y cuarenta y cuatro segundos que, en este caso, tiene la canción. Sigo escéptico. Aunque me ha gustado que la banda suene orgánica, simple, nada recargada con solo esos arreglos puntuales de vientos.
Venga, se han ganado seguir adelante. ‘Cuentas pendientes’ es definitivamente la canción que me cambia la opinión. Porque es la confirmación de que este es un disco muy bien hecho. Con buenas letras y buenas canciones. Sencillo. Sin excesos en la producción. Sabiendo a quién va destinado. Hasta humilde, diría. Huyendo de las grandilocuencias que alguien podría proponer para canciones interpretadas por una estrella televisiva. Pero no, Cerezuela sabe dónde está. Sabe que Jaime es quien sabe de esto y parece poner su voz al servicio de sus canciones consiguiendo un sorprendente y bonito binomio. ‘Cuadros sin terminar’ o ‘Soñar contigo’ son claros ejemplos de la forma de componer del mallorquín y de que aquí ha estado especialmente inspirado. Así que, por si no ha quedado claro: mis disculpas a los dos.
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Anterior crítica de discos: “Good times”, de The Monkees.