«No seguíamos una estructura. Cada día hacíamos cosas nuevas. Fue inevitable que tratara de ocultar mi pasión-defecto por la improvisación, por no llevar las cosas demasiado claras»
El próximo 5 de octubre se publica «Imperfectos», el nuevo disco de Manolo Tarancón, quien en este reportaje nos cuenta de primera mano sus vivencias durante la grabación en el estudio gaditano de Paco Loco y con éste como productor.
Texto: MANOLO TARANCÓN.
Fotos: EVA HERNÁNDEZ.
Los cambios nunca son garantía de nada. Menos todavía cuando cada paso pende de un hilo, cuando lo incierto, lo que viene, sigue siendo desconocido. Para esta ocasión, cambiaba de director de orquesta, de ciudad, de músicos. Veníamos de un disco trabajado, muy producido, muy pensando en cada arreglo. Íbamos hacia algo más fresco, más directo, más desenfadado, quizás algo más natural. Quería restarle importancia a cada decisión y disfrutar tocando y grabando canciones. Había decidido hacerlo con Paco Loco porque había escuchado, y mucho, sobre su forma de trabajar. Claro está, también había prestado mucha atención a muchos de los discos que había grabado.
Recuerdo el verano pasado… tras una noche de concierto me desperté y en la mesilla había un CD con una portada muy bonita. Me lo había regalado Rosa, la violinista de los Pleasant Dreams. Lo habían grabado para Green Ufos y también lo firmaba Paco. Recuerdo que ya por enero empezábamos a cerrar fechas de grabación. La verdad es que quería comprobar todo aquello que me habían contado, todo aquello que había escuchado. Ahora creo que el resultado habla por sí solo. De repente, las piezas encajan, las cosas fluyen… o mejor dicho: vuelven a encajar, vuelven a fluir…
Seis días nos separaban de la nada al siguiente disco. Es lo bonito del proceso de grabación, posterior al de creación, obviamente. Llegas con la cabeza hirviendo ideas y sales con un trabajo listo para retocar y editar.
Llevábamos canciones más o menos trabajadas desde la base, pero sinceramente desconocía si grabaríamos nueve o diez temas. Más importante que cuántos era el cómo. Desconocía hasta que punto podía implicarse Paco. Cada productor es un mundo, eso está claro. Empezábamos la aventura en la Finca Roja de Valencia en un Volkswagen cedido para la ocasión por Carles Carrasco (Comboi Records), quien se sumaba a la aventura como uno más. Era la primera parte del viaje. Más tarde llegaría el resto. Viajábamos Alejandro Jordá (baterías), Paco Morillas (bajo), Mauri Mora (guitarras eléctricas, banjo y varias cosas más), el ya citado Carles y un servidor. Recuerdo que escuchamos un par de discos de Son Volt por el camino. Alguno más que no recuerdo. Carles es un enamorado de la «americana», tiene un gusto exquisito y la verdad es que todos lo agradecimos.
Nos recibía Muni cuando ya casi anochecía y nos mostró por primera vez el estudio. Paco no llegaría hasta la mañana siguiente, muy pronto, ya para empezar con las sesiones de grabación. He de confesar que me sobrecogió una enorme impresión al comprobar todo el material del que disponía aquel estudio. Fui directo a la sala de pianos y teclados…
Durante la cena de aquella noche en la que corrió el vino y la cerveza me di cuenta de que estaba a punto de sumergirme en uno de mis más anhelados sueños: una grabación intensiva en medio de una convivencia junto al resto de músicos. «Más allá de uno mismo» se grabó a lo largo de dos años, y claro, la experiencia no es ni mucho menos comparable con lo que nos venía por delante. Jugábamos también con la presión, y me obsesionaba pensar que sólo disponíamos de seis días para terminar el trabajo. No había vuelta de hoja: teníamos seis días para todo.
A la mañana siguiente, me preocupaba enormemente por dónde empezar. Conocimos personalmente a Paco y enseguida todo empezó a fluir. Era la primera vez que grabábamos las bases en directo, pero todo salió como si lo lleváramos haciendo años. ‘Alfama’ y ‘Sin dramas ni lamentos’ fueron los primeros temas, los más enérgicos, los más trabajados. Empezaba a sentirme muy a gusto. Es curioso como Paco consigue eliminar la presión. Ciertamente disfrutábamos grabando.
Al día siguiente llegaron ‘Música fácil’, ‘Momento perfecto’, ‘Sin salir de aquí’ y ‘Cómo me acuerdo de ti’. Para esta última se grabaron dos baterías, una de ellas lineal de base y la segunda completa, la que iba a ser la principal, con la finalidad de utilizar ambas en la mezcla. Me interesaba mucho la metodología, las ideas que a Paco se le iban ocurriendo sobre la marcha. Tratábamos cada tema por separado, como si en lugar de grabar un disco homogéneo fuéramos a sacar nueve o diez singles.
Fue entonces cuando llegaron los demás. Esa noche, nuestra casa de convivencia hirvió. A los cinco que ya éramos se unieron Txema Mendizábal (pedal steel guitar, harmónicas, coros), Ricardo Gener (lap steel, guitarras eléctricas), Sebastián Crudeli (teclados, pianos) y Eva Hernández (fotos en las diferentes sesiones).
No seguíamos una estructura. Cada día hacíamos cosas nuevas. Fue inevitable que tratara de ocultar mi pasión-defecto por la improvisación, por no llevar las cosas demasiado claras. En los conciertos me gusta cambiar el orden de los temas sobre la marcha, añado o elimino o incluso les cambio el formato. Me gusta. Los músicos muchas veces quieren retorcerme el cuello. Y los entiendo. Esta vez fue inevitable que Paco me descubriera. No tenía claro siquiera cuantos temas íbamos a grabar y nos encontrábamos en el ecuador de todo.
Vengo a comentarlo por mi tema favorito del disco, ‘Dos días de tregua’, que parecía condenado a ser el bonus track del disco, acústico, en una sola toma, como ya hiciera con ‘Postre americano’ en el trabajo anterior… sin embargo, acabó convirtiéndose en uno de los más dinámicos de cuantos grabamos. Todo fue cuestión de planteamiento: ¿por qué no hacemos este tema con la banda? Nos pusimos a ensayar rápidamente y sólo hicieron falta un par de tomas para registrar la base. Más tarde, Mauri lo vestiría con una guitarra eléctrica de doce cuerdas que me vuelve loco cada vez que la escucho. Y ese dulcimer… y ese Vox Continental…
Paco colaboró en casi todos las canciones, tocando Omnichord, dulcimer, theremin, guitarras eléctricas, panderetas, shakers… Muni Camón dejó constancia de su preciosa voz en ‘Música fácil’ y ‘Cómo me acuerdo de ti’. Disfrutamos enormemente grabando ‘Con la magia a otro lugar’. Conseguí el objetivo: una letra dura, vengativa y rencorosa, una mala experiencia disfrazada de una melodía divertida, desenfadada, con sentido del humor…
Cuando nos quisimos dar cuenta ya habíamos terminado. Pactamos las mezclas para el mes de junio, y para allá que volvimos Alejandro y un servidor con muchísimas ganas. Tres días bastaron. Además, en un rato grabamos una canción acústica, ‘Después del amor’. Hasta el final estuvimos valorando si incluirla o no. Hoy creo que si hubiéramos decidido dejarla para otra ocasión abollaría una pared a cabezazos…
Enviamos las mezclas a Nathan James. Habíamos mezclado en cintas de ½ pulgada, en analógico, y nos apetecía hacer lo mismo con el mastering. Como siempre, el título salió tarde. Y creo que le viene como anillo al dedo, «Imperfectos»…
Veremos qué pasa a partir del 5 de octubre. Ya tenemos ganas de salir a tocar, de presentar con banda estas canciones. Porque, al fin y al cabo, creo que es lo que nos mantiene vivos: tocar. Comenzaba diciendo que los cambios nunca son garantía de nada. Que cada paso pende de un hilo. Dicen que las cosas en la música, en la industria, están mal. Cierto. Por eso, después de algunos años he aprendido a no esperar nada. Cada disco es un nuevo paso. Y pienso que hay que disfrutar grabándolo, sin pretender nada más. Y yo lo hice. Me consta que los músicos que me acompañaron también. Me queda, nos queda, la buena experiencia, el aprendizaje, el camino recorrido, como siempre los recuerdos. Lo demás, si tiene que venir, vendrá.
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En el Myspace de Manolo Tarancón ya puedes escuchar un tema de «Imperfectos».
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