FONDO DE CATÁLOGO
«Un compendio de complicidades entre Silvio y Aute que refleja cómo cohabitan sus mundos sonoros y el lugar primordial que ocupa la poesía en sus canciones»
Luis Eduardo Aute y Silvio Rodríguez
Mano a mano
BMG, 1993
Texto: LUIS GARCÍA GIL.
El primer contacto que tuvo Luis Eduardo Aute con la obra de Silvio Rodríguez se produjo en los años setenta a través del cineasta vasco Antonio Eceiza, que viajaba frecuentemente a Cuba y le trajo unas cintas del cantautor cubano, hacia el que sintió de inmediato una proximidad muy especial. Una de las cosas que más le llamaba la atención era el valor conceptual que otorgaba a la canción, sobre todo en lo que tenía que ver con el tratamiento del amor en sus textos. Eceiza sirvió de intermediario entre Silvio y Aute, ya que al ser amigo de los dos fue uno de los responsables de la temprana conexión del cantautor de origen filipino con la Nueva Trova Cubana.
A partir de ahí se sucederían los encuentros musicales entre ambos. Silvio ya estaba en aquel elenco fraternal que posibilitó el directo celebratorio Entre amigos, grabado en 1983, en el que se intercambian “Te doy una canción”, convertida en miniatura musical por Aute, y “Dentro”, por la que Silvio sintió siempre una especial predilección.
Diez años más tarde, en el mes de septiembre de 1993, Silvio y Aute graban en la madrileña plaza de toros de Las Ventas el directo Mano a mano, que en su título ya denota una filiación taurina, en este caso de Aute. El cubano había grabado un año antes su disco Silvio, el inicio de una imponente trilogía que culminarían dos discos más, Rodríguez y Domínguez, y un inesperado cuarto disco, hecho a partir de los descartes de los anteriores. En cuanto a Aute, los noventa le traen una búsqueda de nuevos horizontes musicales tras su ruptura con Luis Mendo, que todavía se deja ver con la guitarra acústica en Mano a mano, y donde ejerce de director musical Gonzalo Lasheras, que ya estaba en los créditos de Slowly, el disco que Aute graba en 1992. Otros músicos contrastados que formaron parte en este directo histórico fueron Marcelo Fuentes al bajo, Vicente Climent a la batería, Alicia Alemán a los coros y Luis Lozano a los teclados. Aparece también una figura que será importante en la carrera de Aute: el músico Suso Saiz, que, además de tocar guitarras y alguna percusión, mezcló el disco y lo produjo junto a Gonzalo Lasheras.
Mano a mano es todo un compendio de complicidades entre Silvio y Aute en el que es posible ver cómo cohabitan sus mundos sonoros y el lugar primordial que ocupa la poesía en sus canciones. Cada uno hace preferentemente lo suyo, lo que puede llevar a cierta sensación de frustración en el oyente, que hubiera querido verlos intercambiando sus trajes musicales, aunque terminen ambos cantando “Albanta” en el último suspiro del concierto.
Silvio desplegó aquella noche todo un oleaje de clásicos: “Unicornio”, “Pequeña serenata diurna”, “La maza”, “Oleo de mujer con sombrero”, “Ojalá”, “Sueño con serpientes” y “Te doy una canción”. Aute hizo lo propio con “La belleza”, “Anda”, “Sin tu latido”; “De alguna manera”, “Al alba” o “Las cuatro y diez”. De entre todas ellas destacaba, por salirse de los clásicos populares, “Cada vez que me amas”, rescate del incomprendido Templo que alcanzó con esta puesta en escena una mayor difusión.
Mano a mano despachó más de 200.000 copias y dejó un documento sonoro incalculable que ha cobrado un mayor valor con el paso del tiempo. Entonces llegó a decirse que Mano a mano añadía poco a la carrera de Silvio y de Aute, pero ahora puede verse como un punto de encuentro feliz de dos artistas indispensables y sinérgicos.
En la génesis de Mano a mano estaba el deseo de Silvio Rodríguez de financiar en La Habana un estudio de grabación que sirviera de plataforma de lanzamiento para jóvenes músicos. Por tanto, detrás de este encuentro no solo hay razones puramente amistosas o musicales, sino profundamente solidarias.
De este concierto único en Madrid nacería seis años más tarde una gira conjunta que arrancó en el teatro Carlos Marx de La Habana y en la que Silvio y Aute mostraron de nuevo, en vivo y en directo, sus muchas correspondencias musicales y todo lo que les unía en la vida y en el arte.
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