«La sensación old school hace especiales estas canciones»
Recientemente ha visto la luz su nuevo trabajo, Stop the train Vol.1, un epé de cuatro temas con el que nos enfrentamos a los Mando Diao más libres e inesperados. Con gusto por el pasado, pero muy conscientes del presente que habitan, Björn Dixgård pone palabras al momento creativo en el que se encuentran.
Texto: SARA MORALES.
Fotos: GUSTAF ELÍAS.
¿Cómo olvidar aquel trallazo garajero de 2002 llamado “Sheepdog”, con el que la banda aterrizó en escena de la mano de su primer disco, Bring’em in? Con él se presentaban al mundo y de un plumazo se lo comieron. Eran los primeros años del milenio y la capacidad alternativa, virgen todavía en muchos nichos y sentidos, iba a ser escudriñada por grupos como ellos. Su fuego a las cuerdas y las baquetas, sumado a la carismática y traviesa voz de Björn Dixgård, consiguió que la mirada mundial se volviera hacia el rincón del que procedían en Suecia y, desde aquel momento, fueron tenidos en cuenta para definir un tiempo (ahora ya también un género) en la historia de la música, el indie rock. A partir de entonces, un pelotón de discos y canciones referenciales, de las que ponen sonido a una generación y quedan grabadas para siempre, se han ido sucediendo con los años en un alborotado y apasionante goteo de once álbumes y una ingente colección de estandartes sonoros —recordemos “You can’t steal my love” (2004), “Song for Aberdeen” (2006), “Dance with somebody” (2009)…—. Tienen grabado su propio MTV Unplugged, cuentan con discos de oro y hasta se han lanzando a componer dos álbumes en su lengua materna, INFRUSET (2012) y I Solnedgången (2020).
Pues bien, ahora, regresan con un nuevo epé, el primero de tres volúmenes que pretenden publicar, Stop the trian Vol. 1. Un trabajo de cuatro canciones que nacieron durante la pandemia, que han sido producidas en colaboración con Charlie Storm (In Flames, Roxette…) y que han visto la luz recientemente como el trabajo más juguetón de los suecos. Las que comenzaron siendo un puñado de composiciones con tintes americana, han terminado girando hacia los ricos páramos de la mera intuición y la naturalidad. Eso sí, hay trasfondo en ellas, muchas intenciones y una refrescante mirada al pasado. Björn Dixgård, líder y voz de la banda, nos lo cuenta.
A juzgar por el nombre de vuestro nuevo epé, Stop de train, parece que haya llegado el momento de parar máquinas, sentarse a reflexionar y dejarse ser libres.
En realidad es un sentimiento, sí. A veces vamos tan deprisa que no nos detenemos a mirar a nuestro alrededor. Todos tenemos que seguir adelante, pero en ocasiones es necesario detenerse y tomarse un segundo. Es difícil hacerlo, pero hay muchas razones por las que hacerlo hace que sea más fácil seguir adelante.
Quizá esto sea el único aspecto positivo extraído de la pandemia. Los creativos habéis contado con un tiempo, una prórroga, con el que normalmente no contáis y habéis dado vida a trabajos tratados de otra manera, con más dedicación.
Eso es. Para nosotros ha supuesto tener más tiempo para entrar al estudio, experimentar y hacer algunas de las cosas que esperábamos hacer sin la presión del reloj, sin estar constantemente de viaje. Durante este tiempo tan duro, mucho artistas tuvimos que encontrar nuevas formas de expresión, ya fuera lanzando música o creando conciertos o eventos online. Al final, esta etapa nos ha puesto a todos en modo creativo.
Sin embargo, tener más tiempo del necesario a veces juega a la contra. ¿Acaba uno dándole más vueltas de la cuenta a cada detalle?
¡Exactamente! Y, por esa razón, decidimos limitarnos bastante a nosotros mismos, porque la tecnología nos lo pone fácil, nos da demasiadas oportunidades y, en algún momento, es necesario echar el freno, saber parar. Nunca estás satisfecho y se puede convertir en algo interminable o incluso puede perder frescura y espontaneidad por el camino y, nosotros, lo que queríamos era capturar precisamente eso: energía, emoción, la naturaleza explosiva de haber batido un récord y ser capaces de mantenerlo.
«Cada vez estamos más cerca de nuestro primer disco»
¿Cómo surgió la colaboración con Charlie Storm y qué aporta al sonido de Mando Diao?
Es un gran ingeniero y con una gran capacidad de trabajo. Nos permitió hacer las cosas un poco a la vieja escuela, que es lo que buscábamos, y pudo capturar parte de la suciedad que hace que estas grabaciones sean especiales. No tenía miedo, ni estaba demasiado obcecado en que el resultado tuviera que sonar de un modo concreto u otro.
Como hablábamos antes, con este epé, habéis apostado deliberadamente por la frescura y la naturalidad. Es una manera de trabajar muy libre, pero después ¿ha tocado hacer demasiada limpieza hasta llegar al resultado final, a pesar de que Storm os lo haya puesto fácil?
¡Para nada! Lo que has escuchado son básicamente las mezclas del mismo día de la grabación, o muy aproximadas. Y esa era precisamente la idea. Pulirlo hubiera quitado la vibra, la energía.
¿En qué punto se encuentran el rock and roll old school, el country y el soul con la tecnología? ¿Puede esta llegar a pervertir la unión de los tres géneros?
Amamos todos esos géneros, por lo que es bueno poder trabajar libremente con ellos haciendo lo que se nos va ocurriendo. Eso no significa que haya que trabajarlos de un modo concreto u otro. La tecnología contribuye a llegar a donde quieres pero, por encima de todo, el rock and roll, el country y el soul tienen raíces que habitan en el mismo suelo, y eso es lo que a nosotros nos gusta.
Esto que comentas se percibe claramente en “Stop the train”, el tema que da nombre al epé. El solo de Daniel es imponente, pero también jugáis con los aplausos, hay vanguardia y hay, como decíamos, muchas connotaciones pretéritas…
Es un tema crudo. La noche que lo grabamos, Daniel recortó el vídeo con unos dibujos animados de los años treinta, así que la sensación de vieja escuela se respira en toda la composición y en todas sus formas. Y sí, el solo de piano es genial, además, toda esa distorsión regala la sensación de polvo y suciedad de película de aquella década. Sencillamente todo encaja y ¡nos encanta el ritmo!
“Animal”, sin embargo, es vertiginosa, directa, y parece que hayáis tirado de la escena Madchester en ella ¿Es así?
Va de frente, sí. Directa a tu cara. El verso “In your garden” se refiere a Oasis, así que sí, supongo que sí. Sin embargo, a nivel sonido, suena un poco más a Stone Roses. Va a ser muy divertido tocarla en directo.
«Lo que queríamos era capturar la energía y la emoción»
¿Con “Frustration” pretendéis despertar conciencias?
CJ, que escribió la letra, confiesa en ella que hay muchas cosas con las que se siente frustrado. Dice lo que piensa y creo que muchas personas sienten lo mismo. A veces es necesario ponerle palabras a eso, sienta muy bien.
¿Y qué pasa en tu casa y las fiestas que montas, que de ahí han salido temas como “Stop the train” y “Loner”?
Nos divertimos mucho juntos, cualquier cosa puede pasar cuando nos juntamos, por eso dejamos que las ideas fluyan. A veces es un riff o un coro, otras veces algún fragmento de letra, sencillamente dejamos que las canciones sucedan. Nuestro estudio está lejos y cuando vamos es como si viviéramos juntos y hacemos que suceda. Mientras tanto, aprovechamos cada momento compartido.
Por cierto, entre tanta energía destaca bastante un pasaje tan profundo como “Loner”…
Es una canción que habla sobre personas marginadas, no por elección propia o libremente, sino retraídas. Es un tema melancólico y un poco oscuro, sí.
Hace ya más de 20 años que echasteis a rodar… ¿Cómo os veis a vosotros mismos ahora? ¿Qué queda de los Mando Diao de Bring’em in?
Personalmente creo que, cada vez, Bring’em in vuelve a estar más cerca de nosotros. Hemos estado dando vueltas y vueltas, arriba y abajo, y hay una energía, una emoción y una electricidad en las nuevas grabaciones que nos lleva de regreso a aquel disco. Para nosotros eso es emocionante y espero que nuestros seguidores también lo vean así. Nosotros, Mando Diao, seguimos teniendo el mismo corazón y seguimos amando la misma música.