Miembro de Karma Police entre 1995 y 2004, Xavi Soto aprovecha su disolución para formar dos bandas. Por un lado Milkers, grupo de versiones, y por otro el dúo Malacara. En ambos le acompaña Fran Iturbe, guitarrista de Mikel Erentxun, Bunbury o Carlos Ann. Su debut se produce con La flor en el precipicio, un epé aparecido en 2007. Ya como trío y trasladados a Los Ángeles, el grupo regresa con una baja considerable, la de Iturbe, que decide quedarse a vivir en Norteamérica, cosa que a medio plazo acabará con el proyecto.
Pero algo había hecho mella en Soto, ya convertido en Xavi Malacara, gracias a su residencia angelina. El músico encuentra su esencia en las canciones de Hank Williams o Charley Patton, y decide dar un volantazo a su carrera que acabará dando forma a Malacara & Wilson Band, un proyecto en el que le acompaña el guitarrista británico Tony Wilson, y que se inclinará por el blues y la música de raíces estadounidense. Su debut llega en 2013 con un disco titulado simplemente Blues vol. 1, en el que homenajean a los grandes del género.
En 2015 llega la primera colaboración de Malacara & Wilson Band con Mario Cobo (The Nu Niles, Loquillo, los Locos del Oeste) con el disco Hopeless blues, que sirve de banda sonora de la obra teatral Cloaca. Ese será otro de sus puntos fuertes. El sentido cinematográfico de su música hará que se cuente con sus canciones para infinidad de bandas sonoras, tanto en cine como en teatro.
Malacara acaba de publicar dos discos. Por un lado, el último de la colaboración con Tony Wilson, que ha decidido retirarse con este trabajo, y que lleva por título Miles down blues (Producciones Acaraperro). Y por otro la banda sonora de la obra de teatro El funeral de Mary-lin. Un disco, Miles down blues, de nuevo producido por Mario Cobo y que, como indica su nota de prensa, «recorre las carreteras del rock, las autopistas del blues, las vías secundarias del folk y los caminos del country que dan forma al plan de ruta del cuarteto. Sonidos que hermanan norte y sur, este y oeste, y que hacen que no sea difícil imaginarlos viajando con las guitarras y las maletas a cuestas en la mejor tradición de los músicos errantes».
