Ma, de Devendra Banhart

Autor:

DISCOS

«Un trabajo cálido, reconfortante y sólido, sin apenas fisuras»

 

 

Devendra Banhart
Ma
WARNER, 2019

 

Texto: CARLOS PÉREZ DE ZIRIZA.

 

Habrá quien ni se acuerde ni tampoco tenga necesidad de acordarse de qué fue aquello del freak folk, uno de los últimos singulares revivals (sí, no es un oxímoron, aunque lo parezca) que nos dejó el descorche de este siglo, y lo cierto es que Devendra Banhart, su máximo —seguramente involuntario— valedor, tampoco debe tener la menor necesidad de rememorarlo. Su carrera está siendo lo suficientemente consistente y jugosa como para escribirse con una tipografía única, y se le nota especialmente cómodo cuando se repantinga sobre esa fórmula soft pop que tan bien está sabiendo pulir en sus últimos trabajos.

Aquí, en el décimo, lo hace relegando los sintetizadores en favor de cuerdas, teclados e instrumentos de viento, desarrollando una praxis mucho más orgánica que en su antecesor, el también notable Ape in pink marble (2016), de nuevo secundado por su inseparable Noah Georgeson a la producción. Y sale más que airoso, con esa forma tan suya de caminar entre lo ligero y los trascendental, entre lo banal y lo espiritual. El trecho que va de la austeridad coheniana de “Memorial” a los aires tropicales de “Carolina”, en cuestión de segundos, lo ejemplifica mejor que si le dedicáramos un párrafo entero a tratar de explicarlo con detalle.

La idea-contenedor que unifica estas trece canciones es la maternidad, entendida en su sentido más amplio posible. Los guiños y las referencias siguen ahí, no han cambiado en esencia, aunque su relación con Japón (más determinante en el anterior) sí justifique el tributo velado a Haruomi Hosono (Yellow Magic Orchestra) en “Kantori Ongaku”. También comparecen su amiga Cate Le Bon y su mentora Vashti Bunyan —una suerte de madre artística para él— en un trabajo cálido, reconfortante y sólido, sin apenas fisuras. También más convencional que los que solía despachar hace unos cuantos años, pero al fin y al cabo en eso debe consistir hacerse mayor. ¿O no?

Anterior crítica de discos: Vamos a volvernos locos, de León Benavente.

 

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