“Lo importante es que haya libertad creativa para saber donde estás. Creativamente hay que empezar, ver dónde estás, y sobre eso vas construyendo el disco”
M Clan partieron a Nashville desarmados, con un puñado de canciones escritas y una idea: un disco más centrado en el folk, un concepto que les rondaba en la cabeza desde hace años, y que había asomado puntualmente en otros trabajos, pero que nunca habían llegado a desarrollar del todo. Así dieron forma a “Delta”(Warner, 2016): canciones más desnudas, más armonías vocales, más coros y ecos de bandas que les han gustado siempre, como Crosby, Stills, Nash and Young o Simon and Garfunkel. Y paisajes, aires de montaña y mucha naturaleza entre sus versos, trenes perdidos y recuerdos de juventud, ficticios o reales. Con esos aires nuevos, más luminosos que de costumbre, han vuelto Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez, enamorados de esta colección de canciones de la que nos hablan, cómodamente sentados y relajados, en una de las salas de su compañía.
Texto: ARANCHA MORENO.
Fotos: JUAN PÉREZ FAJARDO.
Últimamente publicáis un disco cada dos años, pero hay que remontarse a Arenas movedizas (Warner, 2012) para encontrar vuestras canciones más recientes, ya que en 2014 publicásteis el directo «Dos noches en el Price». ¿En qué periodo de tiempo se sitúan estas nuevas canciones?
Carlos: Hay alguna idea que es de hace más tiempo, pero casi todo ha sido entre la mitad de 2015 y 2016. Cuando trabajas en periodos muy largos de tiempo estás demasiado disperso, con una idea es más fácil trabajar en menos tiempo. El último disco salió en 2012, pero las últimas composiciones son de 2011, hablamos de cinco años.
Es un disco con un sonido folk muy marcado. ¿El vehículo musical determinó el mensaje y las canciones?
Ricardo: La idea nació porque había unas canciones, una semilla, había algo por donde tirar. No nos juntamos Tarque y yo y decimos: “Ahora vamos a hacer un disco de folk”, no. Yo empecé a componer por mi lado, él también, y a partir de ahí decidimos que estábamos en esa etapa. Lo importante es que haya libertad creativa para saber donde estás. Creativamente hay que empezar, ver dónde estás, y sobre eso vas construyendo el disco.
O sea, que las canciones os vas llevando por ese camino musical.
Ricardo: Creo que sí.
¿Y qué canciones fueron las primeras?
Carlos: La primera que hicimos es ‘Corazón en tránsito’. Pienso igual que Ricardo, pero sí que había una idea. Hace muchos años que queríamos hacer un disco acústico, desnudo de instrumentación, superíntimo. Eso estaba ahí. Luego empezamos a hacer canciones y dijimos: “Creo que es el momento de hacerlo”, y con esto empezamos a trabajar. Inmediatamente pensamos que deberíamos hacerlo en Nashville, y enfocarlo hacia un tipo de música que siempre nos ha gustado y cada vez escuchamos más por edad, evolución, por gustos musicales… Eso nos llevó a componer en esa dirección. Es cierto que Ricardo tenía canciones más acústicas, más tranquilas. Queríamos hacer un disco con más armonías vocales, cosas que siempre nos han gustado pero en los discos no hemos podido desarrollar del todo. Sí que han estado en nuestros discos: hay dos o tres canciones de “Arenas movedizas” que podrían estar en “Delta”, en “Memorias de un espantapájaros” hay tres o cuatro que podrían estar también, como ‘Balada del desarraigado’, ‘Canción de invierno’… Lo único que hemos hecho ha sido coger ese brazo de M Clan que tira más al folk y hacer todo un disco así. Al oyente lo mete en un clima. Está bien que un disco sea variado, pero de repente hay un disco que tiene un color, dentro de la variedad, y que te hace entenderlo mejor. No hay una lógica a la hora de hacer un disco: hay discos muy disparatados estilísticamente que han funcionado, léase los Beatles, y discos monocordes que han funcionado, como cualquier disco de Dylan, que es todo el rato igual.
Ahora que menciones el clima, me parece una palabra importante para definir «Delta». El clima, y el paisaje de estas canciones. Es un disco para ir mirando por la ventanilla del coche.
Carlos: Sí, hemos hecho un making of con los hermanos Fajardo de Fly Factory (que EFE EME estrena este jueves 29 en exclusiva) y Ricardo dijo algo que yo nunca había pensado, y es que hay mucho de naturaleza en el disco. Algo que haces inconscientemente, y es que la letra habla de delta, de río, de árboles…
De roca, de sal…
Carlos: De naturaleza. Nuestro estado anímico nos demandaba cosas del aire libre. Eso es importante en este disco. Tiene que ver con la luz que tú dices, la no oscuridad, esto no es un disco urbano de escuchar en un sótano.
Ricardo: Las melodías son melodías mayores, tienen brillo, las tesituras de la voz son diferentes, Tarque canta más relajado… para mí es el disco de canciones más bonitas que tenemos. Y todo tiene que ver con el aire de la música que nos gusta escuchar. Es un disco muy de tocar con una guitarra, hay muchas canciones que se pueden tocar con una guitarra en una reunión de amigos, cosa que no teníamos con otros discos. Reivindicamos nuestra honestidad a la hora de hacer música. Ahora estamos así, dentro de dos años no sé.
“Hace muchos años que queríamos hacer un disco acústico, desnudo de instrumentación, superíntimo”
No es la primera vez que vais a Nashville, ya habíais mezclado y grabado voces allí en 2004, con “Sopa fría”. Os habíais asomado y respirado el clima que había en la ciudad, ¿había algo creciendo en esa dirección?
Carlos: Bueno, conocimos la ciudad. Fui con Alejo Stivel y Carlos Raya a mezclar con Richard Dodd, la ciudad tiene ese punto musical que es atractivo, pero no pensé: “Algún día grabaremos un disco aquí”. Nashville tiene ese tinte a priori tan country que en aquel momento lo veía un poco alejado, pero es una ciudad con mucha industria musical y ha sido muy importante para el disco.
Ricardo: No es solo country lo que es Nashville, el que la conoce bien sabe que ahí se han gestado grandes compositores.
Carlos: Prestan mucha atención a los songwriters.
Ricardo: Para ellos un compositor es alguien muy importante, aquí no saben ni quién es, aquí la canción es del intérprete. ¿El maestro Manzanero? Aquí no saben ni quién es nadie, pero allí el compositor es muy importante, hay mucha gente que compone para otros.
Carlos: Hay mucho compositor, en España ha habido menos. Está también el songwriter que es intérprete también, no solamente el tipo que escribe, por ejemplo Johnny Cash. Allí sucede, es más el cantautor, que aquí se asocia a algo más pesado.
Carlos, antes de marcharos a Nashville nos comentaste que llevabais un par de años trabajando en un disco muy acústico, muy folk, muy country. «Como el Led Zeppelin III, pero al estilo M Clan”, dijiste literalmente. Ahora que está terminado, ¿tu referencia es la misma?
Carlos: Sí, es el disco acústico de Led Zeppelin, venían del hard rock e hicieron este disco folkie, en una casa en Gales, sin agua, fumando canutos todo el día… Para nosotros este es el disco acústico de M Clan: canciones más folkies, más desnudas…
Es un álbum de folk y rock clásico, con muchas armonías vocales de los 70, con ecos de Crosby, Stills, Nash and Young en temas como ‘Polvo de estrellas’ o ‘Corazón en tránsito’, y diría que también tiene un aire a Simon and Garfunkel, quizá en temas como ‘Saltamos sin mirar’. ¿Reconocéis estas influencias en esos temas?
Carlos: Sí… hablamos de grupos norteamericanos, pero en España ha habido un montón de grupos en los 60, como Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán, Mocedades y bandas que siguieron esta estela de las armonías vocales. ‘Saltamos sin mirar’ podría estar en el disco homónimo de Cánovas, Adolfo, Rodrigo y Guzmán. De las nuestras, a Simon and Garfunkel me suena ‘Tráeme tu amor’, canciones que van a dos voces, porque ‘Saltamos sin mirar’ tiene la armonía solo en los estribillos. Pero bueno, es ese estilo, son influencias que están ahí de las que nos sentimos muy orgullosos.
Ricardo: A mí me encantan, no puedo ver cantantes que no armonizan. Sergio Dalma canta de la hostia, pero no armoniza.
Carlos: Para cada cosa hay lo suyo: hay canciones para armonizar y otras que no. Escuchas una canción de Free, o de Chris Robinson, que tienen una melodía…
Ricardo: Ellos armonizan más que Sergio Dalma.
Carlos: Free no armonizan nunca, ni siquiera en el estribillo, la voz de Paul Rodgers es para lucirse, tiene ese carácter. Lo bonito es que haya de una cosa y de la otra. Sergio Dalma sí hace armonías, en los coros y tal. Las dos cosas tienen su encanto.
Ricardo: Hoy en día hay una máquina que te lo hace, así hacen Enrique Iglesias, Chenoa…
“Esto no es un disco urbano de escuchar en un sótano”
Hablábamos antes de paisajes, y ‘Whisky on the rocks’ recuerda a las canciones de hoguera, aunque también tiene un toque celta, ¿es así?
Carlos: ‘Whisky on the rocks’ tiene un rollo portuario, de taberna… mi imagen al escribir la letra es algo portuario, nórdico, no es una canción mediterránea. Todo eso dentro de mi cabeza, como lo escuchan los demás no sé si llega, pero si ves eso, es lo que teníamos en la cabeza, le añades un violín y es muy céltico.
Seguimos con las referencias: el comienzo de ‘La esperanza’ me ha recordado al inicio del ‘I wanna hold your hand’ de los Beatles, ¿estáis de acuerdo?
Carlos: Sí, el arreglo es muy parecido.
Ricardo: Yo he de decir que nunca lo tuve, lo he escuchado, Chapo lo comentó…
Carlos: Sobre todo el comienzo (canturrea), realmente es igual, pero no lo creamos con esa idea. Ahí está.
Ricardo: Yo siempre pensaba en 091 en esa canción, todo el rato. Cuando hablo de The Byrds es por el pedal, pero en realidad la melodía, la armonía, es de 091.
¿Hay mucho feeling con el repertorio de 091, también?
Ricardo: Yo siempre he sido muy fan, quizá por esa forma de hacer las dos voces.
Carlos: Porque 091 también vienen de esas bandas, de The Byrds y del pop californiano. Hay un montón de grupos de esa época, cosas que venían de los Byrds. De ahí salieron la mayoría de los grupos buenos: CSNY, Buffalo Springfield… es la gran factoría del rock americano.
Antes hemos hablado de que este disco encaja muy bien con el paisaje, con la mirada por la ventanilla del coche, pero también con el retrovisor. Hay mucha mirada hacia atrás, como en ‘Grupos americanos’ o ‘California’. De hecho, ‘California’ parece una historia autobiográfica, situada en 1993, en la que habláis de una oportunidad perdida. ¿Tiene que ver con vuestros inicios?
Carlos: Es una ficción, como la mayoría de las canciones no son autobiográficas al cien por cien. Es como una película: Almodóvar cogerá cosas de sus propias vivencias para crear una ficción. Esta habla de dos amigos cuyo sueño nunca alcanzan. En nuestro caso no es así, nuestro sueño sí se ha alcanzado. Esa canción no habla de nosotros, refleja a dos personas que no han llegado donde querían y la vida les ha pasado por encima. Nuestro caso no es así, aunque me puedo inspirar en nuestros comienzos. También me gusta eso, es bonito que tenga esa referencia. Para mí es una canción triste.
Ricardo: Sí, pero lamento contradecirte, es melancolía pura, nostalgia, como está cantada, interpretada, tiene mucha verdad. A todos nos ha pasado una especie de ‘California’, un tren perdido, un amor que se te pasó… ese tipo de cosas.
Carlos: Eso es lo que tiene la canción que hace que todo el mundo la entienda.
El single, ‘La esperanza’, tiene una nostalgia luminosa.
Carlos: ‘La esperanza’ es una canción que habla de que vuelva la luz, positiva, me mola, porque venimos de hacer discos oscuros, que es una cosa bella, y en este disco hay más color, que se habla de cosas más positivas.
Ricardo: A la letra le dimos vueltas para que el mensaje quedase claro. De hecho, el single se eligió por eso. Charlie (Sánchez, presidente de Warner Music España) lo vio: la canción es bonita, luminosa, y la letra es positiva, y eso lo queremos escuchar mucha gente. Lo encauzamos para que fuera claro, que se entendiera.
Carlos: Tiene un tinte mesiánico, “yo soy aquel…”, Jesucristo hablaba así. Ese juego está en la canción. Yo no soy el que está hablando en la canción, yo soy un personaje ficticio, no tienes que ser tú todo el rato. Incluso Sabina, que parece que es él todo el rato, no es él. A mí me gusta eso, que no sea hablar de mi todo el rato, para mí es un tostonazo. Muchos artistas son solo ellos, demasiado, ¿puedes hablar de algo que no seas tú? ¡Y no diré nombres!
En una entrevista que le hicimos hace poco, Leiva nos decía que Sabina es el tipo más fiel a sus canciones que conoce.
Carlos: Hace sus canciones y las vive, ¿no? Yo no cuento las cosas que me pasan a mi, cuento algunas cosas y me invento otras. Si no, yo particularmente… está bien que lo puedas interpretar como algo tuyo, pero tienes que inventarte cosas. Un tío que te cuenta todo el rato lo que le pasa a mí me aburre.
Lo que sí sucede es que el tema o los temas que más te preocupan suelen aparecer en las canciones, aunque te inventes al personaje.
Carlos: No, yo no lo veo así…
Ricardo: Yo sí lo veo como tú.
Es como los escritores: escriben sobre su historia, sobre muchas cosas que les preocupan, aunque sea a través de la ficción.
Ricardo: Eso se ve, aunque tú creas que no, después de ochenta canciones se ven tus miedos, tus aciertos, tus fracasos… A mí me gusta más el artista que se desnuda, aunque sea en dos canciones, que el que no. Ahora, también hay un oficio, que es el interpretar la vida y las cosas desde tu punto de vista: estoy hablando de esa historia que no es la mía, pero desde mi punto de vista.
Carlos: Desnudarte aunque sea en la piel de otro, puedes contar la historia de otra persona, que si la estás pasando a través de ti ya te estás desnudando. No digo hablar en tercera persona: te inventas una historia que a ti no te ha pasado y la cuentas como tuya. Eso es desnudarse incluso más, ni siquiera estás mostrándote a ti.
Ricardo: Y luego está el cómo lo dices, cómo suena y a lo que suena. Es lo bonito, la música no tiene una regla fija, uno no sabe lo que transmite, es complicado y el bonito al mismo tiempo.
A pesar de ser muy folk, y haberlo grabado en Nashville, la canción ‘Delta’ tiene una guitarra española muy destacada. ¿Por qué le da título al álbum?
Carlos: La idea de “Delta” era anterior a la canción, la canción surgió luego y me gustó la idea del paisaje, la imagen de delta, un sitio donde pasa lo que pasa en la canción, un sitio de despedida entre dos amores. La idea de llamar al disco “Delta” nació al principio, nos gustaban todos los significados.
Ricardo: ‘Delta’ como canción es una metáfora, Tarque utiliza mucho la metáfora de la naturaleza, está muy presente en su vida.
Carlos: Sí, pero también está describiendo un paisaje: un río va, sangra hacia el mar, los álamos… Es un amor contado en un entorno, es como yo lo veo.
‘Todo lo joven muere hoy’ es una de las joyas del disco. Ese mensaje de querer vivir para siempre, la cuerda, la guitarra solista…
Carlos: En esa canción me inspiró mucho cuando murió Bowie. Tiene una canción, ‘All the young dudes’, que es de los Mott the Hoople, un gran tema. La canción es como un adiós a la juventud, pero mezclado con una historia de amor. Es algo que muere: la metáfora del día como el final del amor, o de una época, un punto glam que tenía Bowie.
“Puedes desnudarte aunque sea en la piel de otro, puedes contar la historia de otra persona, si la estás pasando a través de ti ya te estás desnudando”
La letra de ‘Concierto salvaje’ tiene un guiño a Los Zigarros. ¿A qué se debe?
Carlos: Es un guiño, son amigos y hacer el guiño nos hace gracia. Es una celebración de vivir rápido, un carpe diem, no de autodestrucción, sino de vivir el momento.
‘Noche de desolación’ parece el cierre perfecto, tan frágil e intimista.
Carlos: Es un tema de Ricardo.
Ricardo: Teníamos claro el inicio y el fin del disco, es un tema de desolación, de pérdida, de echar de menos.
¿Habéis grabado como siempre, en directo?
Carlos: Grabamos todos tocando a la vez y luego metemos algunas cosas, la voz…
Ricardo: ‘Noche de desolación’ no está regrabada, era de las primeras tomas.
Hay un detalle curioso cuando escuchas ‘California’: la forma en la que se oye, da la sensación de estar sonriendo con la voz, mientras cantas. Le da mucha viveza.
Ricardo: Qué apreciación, esas cosas me encanta oírlas.
Carlos: Me gusta la gente que profundiza, que busca cosas, y en este disco hay mucho donde buscar.
Ricardo: Para mí ‘California’ es la mejor canción del disco: la cuerda, la forma de cantar de Tarque, la melancolía… Quiero que sea single, no sé si lo será, pero a mi me provoca.
Esos detalles dan sensación de primera toma, de verdad.
Ricardo: A la tercera toma de cada canción estaba hecho, súper ágil, la frescura esa. Son músicos muy muy buenos. Mucho respeto, de ellos hacia nosotros y al revés. Cómo valoran tus canciones, gente que sabe mucho.
La gira de “Delta” comenzará en Granada el próximo 4 de noviembre. ¿Qué tipo de directos pide este disco?
Ricardo: Vamos a llevar una banda nueva, otro batería, otro teclista, un tío tocando el pedal, David Soler, un multiinstumentista…
Acaba de salir el libro “Memorias de un espantapájaros. En la cuerda floja”, escrito por nuestro compañero Chema Domínguez y publicado en EFE EME. ¿Os parece un ajuste de cuentas literario para un gran disco?
Ricardo: “Memorias…” fue un disco crucial, muy chulo, para mí es cuando Tarque empezó a escribir, utilizar poemas para abrir canciones, componer desde otra forma. Aunque creo que “Delta” va a ser más importante.
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