M Clan: El mejor momento

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«Madurez es saber hacer las cosas bien, no saber tanto lo que quieres como saber lo que no quieres. Me parece que sí que estamos en un momento bastante bueno, porque se disfruta mucho»

 

Hoy sale a la venta «Arenas movedizas», el nuevo disco de M Clan, un grupo que parece vivir una segunda juventud (o nueva era), desde que en 2008 decidieran cambiar el rumbo. Juan Puchades conversa con ellos.

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.
Fotos: JOSÉ LUIS TABUEÑA.

 

 

Los M Clan de los últimos años, de «Memorias de un espantapájaros» (2008) hacia aquí (pasando por «Para no ver el final», 2010), son como un grupo renacido o reinventado: tras años de probar formas y de virar el rumbo, parece que han hallado el sonido que andaban buscando, el que desarrollan en «Arenas movedizas», que remite a lo que siempre han sido, una banda en la frontera del rock duro de mirada estadounidense, pero potenciada hacia una nueva dimensión, con una solidez musical como nunca antes habían demostrado. No hay duda de que M Clan, a casi veinte años de echar a andar, atraviesa su mejor momento.

Con Carlos Tarque y Ricardo Ruipérez, los actuales directores del proyecto, nos pusimos en contacto el viernes pasado, cuatro días antes de que el nuevo disco, «Arenas movedizas», se pusiera a la venta, y aseguraban no estar nerviosos: «No, no hay muchos nervios, la verdad. Eso era antes, cuando se vendían discos, cuando la gente no nos había escuchado, pero ahora somos un grupo bastante escuchado», asegura Ricardo, hombre de pocas palabras y que siempre parece ir al grano. El más dicharachero Carlos Tarque, añade: «Creo que habrá más nervios cuando vayamos a empezar la gira. El primer día de una gira eres consciente de algo inmediato, de algo que va a pasar, pero el día de salida de un disco, no sabes qué ha pasado. A la semana, que sale la lista de ventas, ya sabes cosas. Pero estamos con mucha ilusión ante la salida, eso sí».

«Arenas movedizas» sigue la senda que comenzasteis hace dos discos, con «Memorias de un espantapájaros», ¿habéis dado con un sonido en el que os movéis a gusto y con soltura?
Ricardo: Sobre todo es la forma de componer lo que ha cambiado, lo hacemos con paciencia, y luego también está el trabajo de Carlos Raya. Pero creo que es, sobre todo, la forma de componer, que ahora es diferente y a la hora de hacer el disco, lo vemos cuando tenemos muchas canciones, no vamos componiendo para un disco, sino para hacer una colección de canciones.

¿Cómo es ese nuevo método de componer, en qué se diferencia del anterior?
Carlos: Sí, viene ya de hace tres discos, en realidad es parecido porque seguimos componiendo Carlos Raya, Ricardo y yo, pero, hostia, hay algunas cosas que antes no hacíamos, nos dejamos llevar más… Sinceramente, en la etapa anterior estábamos demasiado pendientes de cosas que pudieran ser radiables y ese fantasma ya no está, ahora todo fluye mucho más, hay más libertad. Respecto al sistema de trabajo, ya sabes, estamos Ricardo, Carlos Raya y yo, en el estudio de Raya, lo cual es fantástico porque puedes grabar en el momento algo que suena ya de puta madre. Ricardo y Raya están con guitarra y bajo, o viceversa, o mandolinas, y yo con batería y voz y alguna percusión, y así es como vamos componiendo, empezamos desde un ritmo o un riff de guitarra o una melodía y desde ahí van surgiendo las maquetas. Es muy divertido, porque hay días que no te sale nada y, de repente, al final del día te sale una idea alucinante. La verdad es que es un curro bastante divertido.

Dices que ahora os sentís más libres con respecto a lo anterior, pero, curiosamente, esa operación libertad os ha salido bien, es como que os habéis ganado no sé si un plus de respeto, pero el grupo parece musicalmente más sólido de lo que era, ¿no?
R: Sí, la gente lo entiende, lo sabe apreciar y lo valora, es un cambio, entre comillas, bastante honesto y sincero, y eso se aprecia.
C: Esta operación libertad, como tú dices, empezó cuando Ricardo y yo nos dimos cuenta de que estábamos demasiado pendientes de hacer singles. Estábamos trabajando con Alejo Stivel, fue para «Retrovisión», que tuvimos que hacer dos canciones inéditas para que fueran en el recopilatorio como singles, y nos dimos cuenta de que estábamos pensando todo el rato en estribillos y esas cosas. Y realmente tampoco es que la música que nos gusta se base en eso, hay canciones que funcionan porque el estribillo es acojonante y otras canciones en las que lo que funciona es el riff de guitarra, canciones que no tienen estribillo y que lo que ha pasado a la historia es el riff de guitarra. Y dijimos, «estamos demasiado mentalizados con una fórmula y no estamos disfrutando». Nos dimos cuenta que necesitábamos renovarnos, y esa es la actitud que tenemos ahora.

Desde fuera, algunos tenemos la percepción de que estamos viendo como la madurez de M Clan, ¿es así?
R: Te diría que la madurez, pero sin el «como».
C: Y yo te iba a decir que la madurez la veo todos los días cuando me miro al espejo [risas]. No, lo que sí es cierto es que un grupo que tiene veinte años, no está verde, eso está claro, y tiene, por lo menos, una experiencia. No sé si a eso se le llama madurez, porque la palabra madurez… aunque sí, creo que sí, que la palabra es madurez. Madurez, que no vejez. Madurez es saber hacer las cosas bien, no saber tanto lo que quieres como saber lo que no quieres. Me parece que sí que estamos en un momento bastante bueno, porque, joder, se disfruta mucho.

Por lo que contáis, la aparición de Carlos Raya en vuestra vida fue decisiva.
R: Sí, fue bastante importante. De hecho fuimos nosotros los que fuimos a por él. Lo decidimos antes de que él lo supiera.

¿Qué aportó Raya en los primeros encuentros con él?
C: Lo primero es que nosotros buscábamos un guitarrista «top», porque veníamos de tocar con un muy buen guitarrista y necesitábamos otro muy bueno, y Raya ya sabíamos que lo era, porque yo, particularmente, era fan de él desde los tiempos del heavy metal de Sangre Azul, y siempre fue un «guitar hero», un tipo con mucha técnica, y cuando empezamos los ensayos de la gira «Defectos personales» es que ya sonaba brutal. Su manera de tocar era mucho más amplia que la de Santiago Campillo, mucho más versátil, y con la misma técnica, o más. A partir de ahí nos aportó una visión musical, porque él no es un guitarrista, es un músico-productor que tiene una visión más amplia, incluso del negocio, y como productor ahora nos da esa visión externa necesaria sobre nosotros mismos que nosotros no tenemos. Eso es maravilloso. En otras artes no hay un productor, un pintor pinta el puto cuadro y luego se lo come con patatas o no, no hay nadie… bueno, supongo que sí habrá alguien que le diga algo desde fuera. Pero en la música sí que pasa, y esa visión externa es muy importante, si no es que no sabes lo que estás haciendo bien.

En vuestro caso, los productores han jugado un papel determinante: la aparición de Alejo [Stivel] supuso un cambio y la de Raya otro.
R: Sí, también estuvo Nigel Walker…
C: Que no produjo nada…
R: [Risas] Con él no pasó nada. Con Raya, sí. Raya como productor ha aportado muchísimo, aparte de como compositor.

«Lo bueno que tiene M Clan es que no es un grupo de demasiada producción, ni demasiada posproducción, lo que ves en el escenario es lo que hay en el disco, por eso me parece que a la gente le gusta tanto»

 

En el sonido actual de M Clan, en el de nuevo disco, hay momentos que se dan la mano con el pasado, seguís trabajando en la nueva dirección de estos años, pero hay detalles que pueden llevarnos a aquella rudeza de los dos primeros discos, ¿no?
C: Sí, pero no es que queramos volver a hacer eso, sino que hay un punto musical en nosotros que quizá en algún disco no haya aparecido, pero sí hay ese punto de dureza, creo que en casi todos los discos. Puede que en este nuevo, en una canción como ‘Nadie se acordará de ti’, porque el final está cantado más fuerte y porque las guitarras son más cañeras, tenga algo que ver con alguna cosa de «Coliseum». Creo que M Clan ha sido un grupo que siempre ha mirado al pasado por las influencias, siempre, y me parece que lo va a seguir haciendo.

¿Cómo habéis llegado en estos dos últimos discos a los temas de influencia soul?
R: Por melodías de canciones que salían así, y luego al meterles metales y adornarlas un poco, y hacerlo sin complejos, nos llevó a seguir esa línea, pero yo creo que es una pincelada que aporta.

Bueno, pero es una pincelada importante.
C: Sí, una pincelada importante, porque aquí hay fans de la música soul, yo soy fan de toda la vida del soul. Desde que fuimos a grabar a Memphis nuestro primer disco, Ricardo y yo somos fans del soul, del soul blanco, del soul negro, del soul café con leche… Y eso, de alguna manera, tiene que aparecer. Mira, nuestros iconos, como Joe Cocker, era gente que realmente hacía soul, Cocker hacía soul-rock. En todo ese abanico, ese collage de música, el soul y el blues están muy presentes en la música anglosajona, esa es la verdad. En el disco anterior empezaron a salir temas con ese tinte y luego lo provocamos un poco. En este disco hay temas que tienen esa vena.

Os funciona muy bien esa combinación entre la música dura habitual de M Clan y el soul.
C: Es que el soul es una música de cantantes, de expresividad y eso es algo que tiene que ver con M Clan, porque M Clan tiene un cantante que destaca, hablo por mí mismo, sobre todo en España, y hay que potenciar eso, y es cómodo ir hacia eso.
R: Cómodo y creíble.

‘Cuando el camino duela’, por ejemplo, casi que parece un clásico de los grupos vocales negros de los sesenta.
C: Sí, tiene mucho que ver con Stax, con esos temas de Otis Redding y Sam & Dave, pero es más rockero. Cuando hacemos temas como ‘Para no ver el final’ o ‘Cuando el camino duela’, hay partes que me recuerdan a la banda de Janis Joplin, ese punto de soul-rock un poco hippy, nosotros no somos hippis, pero esos discos con [Big Brother and The] Holding Company. Por ejemplo, las guitarras de Raya me recuerdan mucho a los temas de Janis.

¿Seguís escuchando aquellos discos de los años sesenta y setenta?
C: Yo todos los días.
R: Bueno, yo es que música nueva no suelo escuchar, la verdad.
C: Quizá música nueva pero que es clásica. ¿Cómo se llama eso que estabas escuchando el otro día?
R: Lyle Lovett, también Teddy Thompson o Jackson Browne… a mí me gusta el rock americano, la línea del country rock.

Se os puede interpretar como un grupo de clara orientación anglosajona, pero la canción que cierra «Arenas movedizas», ‘Rock & roll del siglo XXI’, tiene pasajes que me recuerdan al sonido de Miguel Ríos de los ochenta, ¿hay músicas que uno lleva metidas dentro y salen?
C: El sonido, no, es un poco la intención de la canción. El sonido creo que es otra cosa, ese tema me recuerda a cosas como los Grand Funk [Railroad], el sonido ese musculoso, del rock clásico, incluso de Creedence [Clearwater Revival]: Es cierto que la onda, el título, ‘Rock and roll del siglo XXI’, tiene ese punto apocalíptico o mesiánico que tenía Miguel Ríos. La influencia es clarísima.

Es decir, fue consciente.
R: Sí, sí.

¿Fue hacer adrede un tema en esa onda?
C: No, te das cuenta luego. Cuando empecé a hacer la letra me gustaba la onda, pero no pensé vamos a hacer ‘Año 2000’ o ‘Rock & roll bumerán’, que son las dos referencias del tema, pero de repente me di cuenta: «Hostia, es ‘Rock & Ríos’ total». Ese tema podría estar en «Rock & Ríos», absolutamente. «Rock & Ríos» es el disco, yo creo, más importante del rock español.

¿Habéis grabado tocando juntos en directo en el estudio?
R: Sí, tocamos en directo, con las dos guitarras, bajo, batería y Tarque cantando. Luego hacemos recording de voz y de los solos, pero, por ejemplo, mis rítmicas son todas del directo y muchas guitarras de Raya, también.
C: De hecho casi todo está grabado en directo. Cuando ya tenemos un poco cogido el tema, hacemos seis o siete tomas y elegimos la mejor, luego, sí, se graba la voz aparte y algún teclado y alguna cosa.

Eso al final parece que se traslada al disco, porque suena muy enérgico, con esa intensidad de un grupo tocando juntos, ¿no?
C: Es que lo vas a oír cuando vayas a vernos a Mirror ala de conciertos de Valencia, ahora se llama Noise], va a ser eso. A nosotros tocando así. En directo trasladamos eso mismo, pero me parece que mejor, porque estaremos tocando dos meses y va a sonar de la hostia. Lo bueno que tiene M Clan es que no es un grupo de demasiada producción, ni demasiada posproducción, lo que ves en el escenario es lo que hay en el disco, por eso me parece que a la gente le gusta tanto.

¿Cómo lleva Prisco, vuestro guitarrista de directo, no grabar las guitarras en el disco?
R: Muy bien, porque él sabe perfectamente su trabajo cuál es y le encanta, disfruta con nosotros. De hecho, hace un momento estaba por aquí, que luego nos acompaña a la radio.

Carlos, como vocalista no solo has ido mejorando, sino que has encontrado una voz muy propia y versatil, ¿ya no hay registro que te imponga, te atreves con todo?
C: No, atreverme con todo, no. Por ejemplo, no tengo falsete, lo perdí en el 2001 o por ahí, no puedo hacer falsetes como Prince o como Mick Jagger, que me encantaría, pero es que no lo tengo. Hay registros que no puedo hacer. Lo que pasa es que a uno cuando le gusta cantar tiene que atreverse también, y te lanzas, y si te has equivocado, pues te has equivocado.

¿Cómo se pierde un falsete?
C: Pues no lo sé, pero es cierto que no puedo producirlo. Debería ir a un foniatra. Tengo un semifalsete, pero antes sí que tenía un falsete con volumen, tipo Mick Jagger cuando canta ‘Sweet thing’, de su disco en solitario [se refiera al álbum «Wandering spirit», de 1993] o algunos temas de los Stones. Yo no lo tengo y no sé decirte cómo lo perdí, seguramente de fumar mucho… No, probablemente de cantar de alguna manera equivocada.

Muchas de las letras de este disco, hablan de huida, es casi una constante, una huida que parece fruto de una separación. Carlos, ¿el letrista se ha visto envuelto en algún tipo de ruptura sentimental?
C: Sí, la verdad es que sí, pero eso nos pasa cada muy poco tiempo, por eso es tan recurrente. La verdad es que lo de la huida, no me lo había planteado, pero al leer tu hoja de prensa para el disco, de repente lo pensé. Las letras empiezan por mí y luego las corregimos entre todos, pero me crié en una familia que siempre estábamos cambiando de lugar, de ciudad, no huyendo, pero estuvimos en Santiago de Chile, Galicia, Madrid, Murcia, etc. Esa sensación de tener que irse, siempre la tengo, me cuesta mucho estar en un sitio y pensar que me voy a quedar ahí, y puede ser que eso tenga que ver. ¡Pero tampoco hay que aplicar a Freud a las letras! Más bien, ¡Pink Freud! [Risas.] Sí puede tener que ver con esa sensación del adiós, que como buen hijo de gallegos está siempre presente. A la vez es muy blues, también.

Sí, la carretera, el camino que también sale en algunas de estas letras.
C: Eso es, es la carretera, el camino y la despedida. Son temas tópicos del rock y del blues.

Antes hablábamos del soul, ¿vais a salir en esta gira con la sección de viento?
R: No, no podemos, porque no hay presupuesto. Tenemos que ir solo con una furgoneta y ahí tiene que entrar todo. Y ahora, con lo del IVA, todavía lo tenemos peor. Está muy mal lo de salir a tocar en directo.

Cuando os quedasteis los dos solos en el grupo, ¿llegasteis a plantearos el cambiar de nombre, o nunca se planteó?
R: No. Es que en realidad no habría sido lógico, este grupo lo empezamos Tarque y yo y siempre lo hemos llevado los dos, esa es la verdad, de pronto ser lo que no eres, era un poco ridículo.

Ahora que ha pasado el tiempo, ¿hubo desencanto en la ruptura con vuestros compañeros?
R: Sí, hombre, fue… En un momento las cosas se terminan y a veces se acepta mejor o no, no son cosas fáciles, pero fue entendible. Fue mucho más dolorosa la muerte posterior de Pascual [Saura, batería], eso sí fue duro. Lo otro lo hablamos los cuatro.

¿Era algo que, internamente, se veía venir?
R: Sí, totalmente.

El año próximo será el veinte aniversario de M Clan, ¿habrá celebración?
C: Sí, la idea es celebrarlo, ¿cómo? Estamos madurándolo todavía, la idea es hacer un gran concierto con invitados, con amigos, hacer algo bonito en el que pueda haber alguna sorpresa. Grabarlo y sacarlo en disco, un disco en directo, que es lo que M Clan no tiene, tenemos un «sin enchufe», pero no tenemos un disco en directo. En eso estamos, creo que va a ser un buen momento para hacerlo.
R: Pero ya veremos si el país no desemboca en un caos y ya no se puede hacer nada.
C: Se va a poder hacer, porque en los países en los que han pasado las peores cosas, como Argentina en 2002, se seguían haciendo cosas, mejor o peor. Eso no debe paralizarnos, pero sí que es cierto que como va el tema…

¿Pensasteis que llegarías a cumplir veinte años en activo como grupo?
C: No, la verdad es que no, no tanto. Sí sabíamos que no íbamos a ser un grupo de un disco ni de dos, ya de tres no lo teníamos tan claro, pero nunca se sabe. Y de diez discos, menos.

¿Cómo resumirías, en un titular, la historia de M Clan en estos casi veinte años?
C: «Ven y…»  No. La verdad es que no lo sé, como es algo tan definitivo, habría que pensarlo con calma, para que saliera algo guay. No sé: «Vivos y coleando», como decía la canción, eso que es un tópico y es la verdad: todavía estamos aquí, y a tope.
R: Yo creo que una banda lo bueno que tiene es cuando es capaz de mantenerse, que es lo más difícil, llegar es más fácil, aunque es muy difícil, pero mantenerse es peor y si nos hemos mantenido y hemos sido capaces de reinventarnos, es porque creo que algo bueno tenemos [risas].

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