«De las que llevamos al principio, no valió ninguna, porque Carlos Raya mete caña, en el buen sentido, te intenta exprimir al máximo»
El rock español necesitaba a Los Zigarros: un grupo con ganas de animar la escena a base de ritmo y buenas canciones. El debut se lo ha producido Carlos Raya y Carlos Tarque (fan del grupo) echa una mano vocal en un tema. Hay que quedarse con su nombre.
Texto: ARANCHA MORENO.
Se foguearon en su proyecto anterior, Los Perros del Boogie, hasta que decidieron independizarse y montar una banda por su cuenta. Así surge Los Zigarros, un grupo que lideran los valencianos hermanos Tormo (Álvaro y Ovidio), cuya premisa se resume en tres palabras: rock and roll. Un concepto que pretenden rescatar del olvido con su debut discográfico.
¿Por qué proyectos habéis transitado antes de Los Zigarros?
Álvaro: El más reciente son Los Perros del Boogie, ellos siguen como banda y nosotros nos fuimos. Esto empezó hace un año y medio, más o menos.
Ovidio: Llevamos toda la vida tocando, quince o veinte años.
A: Mi madre es muy de música, muy de Pink Floyd, muy de cantautores españoles y americanos, rock antiguo…
¿Los Perros del Boogie son la antesala de esta banda, o es un proyecto completamente distinto?
O: Es la antesala, cumplimos una fase, y esta es otra fase dentro del rock and roll.
A: Los dos habíamos tocado juntos en varias bandas ya, y nos preguntaban cuándo íbamos a hacer algo los dos. Este proyecto sigue la onda de Los Perros, rock and roll de toda la vida. La filosofía es la misma, cambia un poco el sonido.
¿Cuándo se forma Los Zigarros?
O: Como banda al completo, llevamos poco más de tres meses. La completan Nacho Tamarit al bajo y Adrián Ribes a la batería, hacemos un cuarteto superpotente. Son muy buenos.
La banda al completo es más joven que las primeras composiciones, entonces. ¿Cuándo empezásteis a componer?
O: Cuando dejamos Los Perros del Boogie, teníamos unas canciones para grabar y entramos en el estudio con Carlos Raya. Durante más de un año hemos estado escribiendo todo el rato.
A: De las que llevamos al principio, no valió ninguna, porque Raya mete caña, en el buen sentido, te intenta exprimir al máximo. Cuando llevamos las canciones por primera vez, nos dijo que estaban bien pero que podíamos hacer algo mucho mejor. Y tenía razón, empezamos de cero, con nuevas canciones y nueva banda. Él nos había visto en directo y dijo que había cosas que debíamos capturar de nuestro directo, para que saliese en nuestro disco.
En este disco prima la urgencia. ¿El trabajo también ha sido urgente?
O: No, no tiene nada que ver. Puede ser de las dos maneras: normalmente haces muy rápido uno o dos temas, pero lo que parece un “aquí te pillo, aquí te mato”, no es así.
A: Cuando haces una canción en tu casa piensas que es la hostia, pero a veces no lo es. Aprendimos a quitarnos el ego y a componer mejor. Hemos tenido un maestro muy duro, pero muy bueno. Hemos pasado muchas noches sin dormir…
¿Trabajando?
A: No, sin dormir de la angustia. Había días que dormíamos en casa de Raya. Una noche que grabamos en su casa, llevamos cinco canciones y ninguna molaba. Me acosté a la una y a las seis seguía despierto en la cama, no me lo podía creer. Al final hubo dos que gustaron. Había un punto de sufrimiento, queríamos hacerlo bien porque estábamos tocando con lo mejor de este país, Carlos Raya y Toni Jurado.
Es muy poco habitual que alguien del nivel de Raya trabaje con alguien que parte casi de cero.
O: A él le gustó nuestra onda desde el principio.
¿Creía en vosotros más que vosotros mismos?
O: Tú crees en ti mismo, pero no tienes la visión que él tiene. Yo oigo el disco y veo cuáles son los fallos.
¿Hay que sufrir las canciones?
A: Hay que sufrirlas, y hay que pelearse. Hay que luchar por lo que crees que está bien. Hay mucha lucha, mucha pelea y mucho sufrimiento, pero también mucha alegría.
Con esos tempos tan urgentes, ¿habéis grabado las canciones todos a la vez?
O: Sí, hemos tocado todos a la vez, es una experiencia nueva para nosotros y es como se tiene que hacer. Es un reto, tienes que ser capaz de hacerlo, y ha salido muy natural, estamos encantados.
A: Tocar en directo es como si todas las veces escucharas un disco como la primera vez. Grabar pista a pista es la antimúsica, la música está creada para que esté viva.
Tan viva que uno de los temas, ‘No obstante lo cual’, es un ensayo.
O: Sí, es un tema de Papo, un guitarrista argentino que murió, del que somos muy fans. Estábamos haciendo pruebas para calentar, tocamos ese tema, quedó muy fresco y se quedó así.
A: Fue muy espontáneo, es la primera toma de un ensayo, Toni [Jurado] no había escuchado esa canción en su vida.
Vuestro disco es acelerado, pero en la mitad nos encontramos con una balada, ‘Tras el cristal’.
O: Bueno, eso está dentro de nosotros, nos gustan las baladas…
A: Pero no queríamos parar el disco, la balada tiene un peligro: si la balada del disco es un poco aburrida, puede matarlo. Nos encanta la filosofía de AC/DC, de no hacer una balada en toda su carrera.
O: La idea es hacer cada disco más rock, sin concesiones. El rock le da la chispa a todo.
“Cuando escuché ‘Doom and gloom’ de los Rolling, pensé que le habían pegado una patada a todo el mundo”
Sois un grupo muy directo en una época de mucha introspección. ¿Hablar claro es una virtud poco en auge?
O: Queríamos dar una patada a eso. ¿No puede salir una banda excitante? De lo nuevo que va saliendo, se va todo como a la voz melosa… El rock and roll está hecho para divertir, y en España hay cada vez menos de eso. Unos se hacen mayores, y los jóvenes no hacen rock.
Los rockeros más clásicos también cambian su forma de entender el rock.
O: Sí, pero no entiendo por qué, eso pasa en España. Ozzy Osbourne sigue haciendo discos cada vez más fuertes, por la edad no tienes que irte a un lado más blando. Los Rolling Stones no son más blandos ahora.
A: Cuando escuché ‘Doom and gloom’ de los Rolling, pensé que le habían pegado una patada a todo el mundo. ¿Cómo puede ser que todo se haya vuelto tan aburrido? ¿Tienen que venir estos tíos de setenta años a decirte cómo se tiene que hacer? En el fondo el disco es la música que nos apetecía escuchar a nosotros.
Os gusta el rock estadounidense, pero también el español.
A: Amamos el rock español de los ochenta y los noventa. Me refiero al rock and roll más clásico: Rebeldes, Loquillo, M Clan… Los gigantes están en su sitio. Pero en los últimos diez años es todo muy aburrido. No lo entiendo, este es el país de “Avalancha”, de Héroes del Silencio. ¡Alguien tiene que levantar a la gente!
O: No se puede fumar, no se puede hacer nada. Vamos hacia el Opus Dei.
A: Luego se pone el rock clásico en la plaza del pueblo y la gente flipa. Los grupos que se venden como rock son indies rockerizados. Me da pena, porque aquí se ha hecho rock and roll tan bueno como para competir con el de fuera.
¿Os demarcáis de las tendencias musicales de ahora?
O: Sí, el mundo necesita rock and roll. Siempre va a ser una música de minorías, aquí solo salen DJs y grupos indies.
¿De quién es la culpa: de los medios que no le prestan atención, del público o de la falta de artistas?
O: Un poco de todos. En América e Inglaterra el rock es su folclore, el rock and roll no es español, aquí lo son el flamenco y la copla. No está enraizado.