“Los Romeos”, de Los Romeos

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OPERACIÓN RESCATE

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“Tenían todo lo que había que pedirle a un grupo de impacto. Inmediatez, imagen, actitud y dos singles rotundos, ‘Muérdeme’ y ‘Mi vida rosa’”

 

Raúl Tamarit se detiene en el debut discográfico (y homónimo) de Los Romeos para descifrar las claves de aquel disco que les lanzó a la fama, un éxito comercial que no llegaron a igualar con los siguientes.

 

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Los Romeos
“Los Romeos”
HISPAVOX (EMI), 1990

 

Texto: RAÚL TAMARIT.

 

El impacto que produjo la aparición del álbum homónimo de Los Romeos fue una auténtica bocanada de aire fresco para el encorsetado panorama musical de nuestro país. La frescura que emitía hacía tiempo que no sonaba en las emisoras comerciales. Sí, hubo un tiempo en que se podían escuchar guitarras eléctricas en las radiofórmulas… tanto con una vocación más AOR como fruto de una apuesta alternativa a los sonidos imperantes en discotecas. En ese momento Vanilla Ice, Mc Hammer, Milli Vanilli y Maria Carey copaban las listas. Y es que los de Castellón tenían lo que había que pedirle a un grupo de impacto. Inmediatez, imagen, actitud y dos singles rotundos, ‘Muérdeme’ y ‘Mi vida rosa’, con un estribillo que a día de hoy todavía permanece vigente. Muestra de ello es que muchos dj todavía la incorporan en sus sesiones. A diferencia de otras canciones de la época, deudoras de su tiempo tanto por producción como por temática, conserva la inmediatez que hizo que Los Romeos sonaran a nivel estatal con la solvencia de unos músicos curtidos. Enfocaban su carrera de forma más actualizada, con la ilusión de afrontar nuevos tiempos, dejando atrás un pasado bien integrado y adentrándose en tesituras más juguetonas.

 

 

En Los Romeos encontrábamos a Pedro López, José Ángel Leiros y Juan Carlos Tomás (Juanki), que formaban parte de Los Rítmicos, banda del fallecido Morcillo, procedente de Los Auténticos (junto a Miguel Ángel Villanueva) y otras bandas legendarias de Castellón. Precisamente es Juan Antonio Morcillo quien firma ‘Mi vida rosa’ junto al también fallecido Pedro López. Para completar la formación incorporan a la voz principal a una joven Patricia Fernández, más conocida actualmente como Patricia Escóin (Lula, Los Amantes). De esta formaba entraban directamente en liza con otros grupos del momento que situaban a una vocalista al frente, como Transvision Vamp o The Primitives, llegando incluso a alcanzar el número uno, desbancando a los primeros en las listas de éxitos. Ñete, batería de Nacha Pop y La Frontera, se encarga de las baterías del álbum. Poco después sería sustituido por Julián Nemesio (Revólver, Seguridad Social, MissDandy, Mónaco).

 

 

Los Romeos tenían un ingrediente a su favor que iba mucho más allá de su carácter de producto comercial: sus integrantes gozaban de un bagaje y una autenticidad, amén de un gran prestigio en la escena musical castellonense y valenciana. Eran perros viejos, curtidos, y con las ideas claras en la concepción de rock; su escuela era la de Blondie, The Pretenders o Ramones, y así se hace notar en su primera referencia. Un disco en el que hay destellos pop con una primeriza Patricia adaptándose a la perfección como vocalista principal, sensual, y escupiendo estribillos pegadizos con una base de guitarras rabiosas (‘El mundo a tus pies’, ‘Un poquito de amor’), con desparpajo e imagen cautivadora. Porque otra baza con la que jugaba el grupo era la imagen. Rockeros enfundados en cuero, con esa estética ruda de chicos malos en contrapunto con la imagen y la forma de cantar aparentemente inocente de Patricia. Para un teenager ávido de rock y de nuevas sensaciones como el abajo firmante el impacto cuando los vio en televisión fue realmente antológico. Todavía recuerdo el momento de verlos en “Rockopop”, programa que presentaba Beatriz Pecker. No serían pocas las apariciones televisivas en todo tipo de galas que se sucederían.

 

 

Tras el interés de varias multinacionales, en 1989 es EMI la que se lleva el gato al agua, grabando las primeras maquetas en diciembre de ese año, y publicando la primera referencia en marzo de 1990, muy poco después de la firma el contrato bajo la batuta de Paco Trinidad (Los Ronaldos, Luz Casal, Derribos Arias…). Pasaría demasiado tiempo hasta la aparición del siguiente álbum, “Sangre Caliente”, en el año 92, desinflándose considerablemente el interés por los de Castellón, y aun así vendiendo la nada desdeñable cifra de 30.000 ejemplares – impensable a día de hoy – y concluyendo su contrato con EMI y su momento de gloria.

Según una entrevista con Juanki para el libro “Historia del Rock en Comunidad Valenciana”, no estaban preparados para el ritmo que les marcaba una multinacional, y así, el tiempo les pasó factura. Dos años era demasiado tiempo entre disco y disco. Su última publicación llegaría unos años después, en 1996, con otra compañía, Magma, y con el título de “Sin conexión”. Con una imagen renovada, y con cierta vinculación con la escena indie, actualizando su propuesta, e incluso desprendiéndose del artículo para llamarse simplemente Romeos. Pero como vaticinaba el titulo, la conexión era inexistente con los tiempos que empezaban a surgir en el panorama musical patrio.

Después de varios proyectos, Patricia Escóin se puso al frente de Lula, y después de Los Amantes, con aires renovados y con un carácter power pop/punk rock, de la escuela del 77. Pedro López murió en 2006, y con él se fue la posibilidad de volver a juntarse aunque fuera para un concierto en su ciudad. Al fin y al cabo, Los Romeos fueron la banda castellonense de mayor repercusión nacional.

Anterior “Shake some action” (1976), de The Flamin’ Groovies.

 

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