«El enérgico Mick Jagger capitaneaba la banda en todo momento y no paró de moverse durante las dos horas»
Tras 50 años en los escenarios, Mick Jagger dice que ha aprendido 10 lecciones. Una de ellas es que «nadie quiere escuchar tus nuevas canciones». Dicho y hecho. En Lisboa, 19 viejos himnos rockeros y solo una canción nueva (‘Doom and Gloom’, del disco «Grrrr»). Que se preparen los que vayan al Bernabeu.
The Rolling Stones
29 de mayo de 2014
Rock in Rio, Lisboa
Texto: JR ÁLVARO GONZÁLEZ.
Foto: AGENCIA ZERO.
La expectación era inaudita para ver la enésima última gira de los Rolling Stones. Como siempre con la paradoja que acompaña a la banda desde hace dos décadas: tickets que duran minutos a la venta y, sin embargo, dudas sobre la capacidad de tocar en directo y enamorar. No diría que lo consiguieron pero sí que hicieron un papel muy digno dando a los fans lo que buscaban: rock and roll.
La séptima actuación de los Rolling Stones en Portugal arrancó con el ‘Jumpin Jack Flash’ mientras los aviones sobrevolaban el abarrotado parque Bela Vista, sede del Rock in Rio Lisboa, hasta el cercano aeropuerto. Sin resuello empalmaron con ‘It’s only rock ‘n’ roll’.
En la primera pausa, después del clásico “boas noites Lisboa”, Mick, intrigante, comenzó a hablar sobre un amigo suyo que “estaba por Lisboa” y al que habían invitado a cantar una canción. “Señoras y señores, el Boss”. Boquiabierto, el público no paraba de aplaudir incrédulo. Al parecer, la hija de Springsteen estudia en Lisboa y el de New Jersey visita a menudo la capital lusa. La última coincidió con los Stones. Tocaron ‘Tumbling dice’. A pesar de no ser un dueto inédito (ya interpretaron la misma canción en Nueva York hacer dos años, cuando los Rolling celebraban su cincuenta aniversario) dejó una sensación muy dulce.
El enérgico Mick Jagger capitaneaba la banda en todo momento y no paró de moverse durante las dos horas recorriendo el escenario y saludando al público. Ni rastro en su actitud de la huella que ha dejado el suicidio hace dos meses de su novia, L’Wren Scott. Al contrario se le vio alegre y bromista: “Portugal-Inglaterra será la final del mundial”.
Keith, risueño y con ganas de diversión durante todo el concierto se le vio carente de voz en los dos temas que siempre canta en los directos. En esta ocasión, la tonos altos de ‘Can’t be seen’, se le fueron demasiado, mientras que ‘You got the silver’ fue un ejemplo de compenetración entre Wood y Richards.
‘Wild horses’ sonó apoteósica. Silencios, medios tiempos y la voz de Jagger que sonaba perfecta. Factura impecable para el torrente de éxitos que llegaron encadenados y fueron in crescendo. ‘Simpathy for the Devil’ con una puesta de escena espectacular (un bosque en llamas), ‘Start me up’, ‘Gimme shelter’, ‘Midnight Rumbler’ (magnético Mick Taylor a la guitarra) y ‘Brown sugar’, entre otras.
En los bises, rozando las 3 de la mañana hora española, un coro lisboeta comenzó a entonar el ‘You can’t always get what you want’ mientras Mick Jagger aparecía en escena con una gorra a lo «garçon». Para terminar ‘Satisfaction’, un broche infalible adornado con fuegos artificiales para celebrar la comunión del rock y la vuelta al trono de sus satánicas majestades.
El de Lisboa fue el segundo de los catorce conciertos que darán en Europa. Que se prepare Madrid, ya queda menos.