Los primeros años de Nina Hagen, en cinco canciones

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Protagonista de nuestro último Cuadernos Efe Eme, Nina Hagen trascendió por su música y su actitud, por hermanar la ópera y el punk con insurgencia. Sara Morales, que bucea a fondo en su historia en el Cuadernos 22, escoge cinco de sus mejores canciones.

 

Selección y texto: SARA MORALES.

 

Aunque nació y se crió en el Berlín oriental de los años cincuenta, la fiereza de sus gritos logró traspasar el muro de la vergüenza. Quedaron grabados por toda Europa a finales de los setenta y, con la nueva década, cruzaron el Atlántico hasta la otra orilla como pioneros de un nuevo género.

De voz teatralizada y actitud insurgente, Nina Hagen se atrevió a hermanar la ópera y el punk en un tiempo en que parecía imposible. Ni el escenario de posguerra, ni su país dividido, ni la desconfianza del mundo, pudieron frenar la extravagancia impetuosa que brotaba de la cantante que logró fundir en uno dos estilos con genes irreconciliables y contrapuestos. Aunque se educó en la cultura clásica, cuyas primeras lecciones le llegaron en la República Democrática Alemana y en Polonia, pronto se mimetizaría con las corrientes subversivas del punk británico y californiano que le sirvieron para reivindicar la causa del pueblo germano desde sus aires antisistema.

Con los años iría ampliando su gama conceptual hasta convertir su obra en una mezcolanza de ovnis, vida extraterrestre, religión y revolución; y lejos de dulcificar su salvajismo escénico y su registro colérico, facturó algunos de los hits más insólitos de la segunda mitad del siglo veinte. Aquí van cinco de ellos.

 

1. “Du hast den farbfilm vergessen” (1974)

Cuando Nina regresó a la República Democrática Alemana tras completar su formación musical en Polonia —se había educado en el seno de la ópera infantil— fundó su propia banda junto a Michael Heubach y Kurt Demmler. De aquel experimento seminal, bautizado con el nombre de Automobil, se conserva esta canción cuya letra pone en tela de juicio la turbia y estéril situación que vivían Alemania y su cultura en aquel tiempo. Una composición que terminó popularizando con su siguiente grupo, Fritzens Dampferband, con quienes empezaría a mascar el éxito.

2. “TV-glotzer”, de Nina Hagen Band (1978)

Tras unos meses en Londres en los que asistió a la explosión del punk y estrechó relaciones con las Slits y los Sex Pistols, quienes se convirtieron en poco menos que sus mentores, Nina se sumó al sonido del movimiento. De vuelta en Alemania, aunque esta vez lo hizo a la facción occidental, levantó su gran grupo: la Nina Hagen Band, una formación que no duró demasiado, pero que consiguió que su álbum de debut impactara en la escena por su carácter único y genuino, al unir la delicadeza operística con el género más insurrecto del momento.

De aquel disco, el single “Tv-glotzer”, una versión del “White punks on dope” de los californianos The Tubes pero con nueva letra en alemán escrita por Nina, acaparó todos los oídos y también las miradas.

3. “African reggae”, de Unbehagen (1979)

El segundo y último disco de la Nina Hagen Band dio a luz canciones como esta. Todo un himno en la obra de la germana, que sirvió para homenajear la cultura rastafari entre alaridos coléricos y fragmentos de ópera gutural.

Fue concebida en tiempos de crisis para la banda. Mientras los músicos permanecían en Berlín, donde registraron las pistas instrumentales del álbum, Nina mandaba su voz grabada desde su casa en Los Ángeles. Ya no había vuelta atrás; ella quería volar en solitario y ellos, que más tarde se convertirían en una de las bandas más aclamadas de los ochenta alemanes, Spliff, sabían que nunca más volverían a trabajar juntos.
Con todo y con eso resultó un álbum muy bien acogido por la crítica y el público a pesar de su nombre: Unbehagen, incomodidad en castellano.

4. “Cosma Shiva”, de NunSexMonkRock (1982)

Nina decidió ser madre al tiempo que perfilaba en su cabeza el tercer disco de su carrera y primero en solitario. De una relación esporádica, casi anecdótica, con el guitarrista Ferdinand “Ferdi” Karmelk, a quien conoció en el rodaje de la película Cha cha sobre la escena punk y new wave holandesa, nació en 1981 Cosma Shiva. Su primera hija y protagonista de esta canción, una de las más veneradas de ese estreno como solista que finalmente vio la luz en 1982 con el nombre de NunSexMonkRock. El álbum, con un sonido presumiblemente más funk, contó también con numerosas interpolaciones, siendo una de las más sorprendentes la que aparece en este tema con el “The changeling” de los Doors.

5. “New York, New York”, Fearless (1983)

Con la llegada de su maternidad, Nina se adentró también en unas creencias religiosas cercanas al fanatismo que, además, no dudó en poner de manifiesto en cada intervención pública y mediática. Su activismo exacerbado en pro de los derechos sociales, la defensa de los animales y los avistamientos paranormales terminaron de completar el imaginario de la etapa más combativa de la cantante de la que nació su siguiente disco, Fearless (Angstlos, en su edición alemana).

De aquel álbum, influido inesperadamente por el dance y la música disco, fue el tema “New York, New York” el que terminó convirtiéndose en un hit de las pistas de baile norteamericanas.

Si quieres conocer mejor la historia de Nina Hagen, puedes descubrirla en nuestro Cuadernos Efe Eme 22, a la venta aquí.

 

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