«Esto de las ‘versions’ se hacía mucho en la época del rocksteady y después con el reggae. Ya sea por cuestión de reciclaje de temas que no pegaron o por economía. Aunque también como relleno para las caras B de los singles. El nivel creativo en este reciclaje era excelente. Pero en la música comercial de FM también se hacían estas cosas»
Mientras preparan su siguiente álbum Los Granadians del Espacio Exterior se entretienen releyendo algunas de sus propias canciones con un EP. Una banda skatalítica con proyección internacional a la que entrevista Eduardo Tébar.
Texto: EDUARDO TÉBAR.
La dispersión geográfica de varios de sus integrantes no frena la combustible actividad de Los Granadians del Espacio Exterior. Tras la publicación de su último largo, el monoaural “Donde ningún hombre ha llegado jamás” (2008), que contó con el bisturí de Jorge Explosion y Mike Mariconda en el laboratorio gijonés de Circo Perrotti, ahora publican cuatro nuevas canciones a través de su escudería de siempre, el sello Liquidator. Coqueto broche para estos diez años de andadura. Y en su formato preferido, el vetusto «extended play» (EP) a 45 revoluciones por minuto. Un capricho que ya les exigían DJs de todo el mundo. Aunque, ojo, la mitad del material que ofrece el combo granadino consiste en un divertido lavado de cara a bases anteriores. Práctica muy habitual en los años dorados del rocksteady en Jamaica.
¿Por qué este lifting a vuestra música?
Queríamos sacar un disco que sirviera de complemento a nuestro anterior álbum, que consideramos aún vigente, está gustando mucho y le queda cuerda para rato. Nos apetecía darnos el gusto de transformar nuestras canciones en temas totalmente distintos, que es algo que siempre buscamos y rebuscamos en discos de otros artistas. En cambio, ‘Mercurio on the rocks’ permanecía inédita hasta ahora. Por otro lado, sentíamos la necesidad de que ‘Sonda Phoenix’ tuviera su versión en un disco de siete pulgadas para facilitarle su trabajo a los pinchadiscos y consumidores de este formato. Todo esto mientras preparamos el siguiente larga duración.
Recuperáis una costumbre del pleistoceno vinílico.
La idea nos rondaba desde hace años. Empezamos en nuestro anterior disco con ‘La chica más dulce’ y ‘¡Granadíssimo!’. Queríamos profundizar, pero preferíamos esperar a que las originales fueran ya clásicos conocidos y, sobre todo, dotar el proyecto de cierta continuidad con respecto a las canciones originales. La excusa ha sido el profundizar en el viaje sideral que dio lugar al anterior LP. En este disco hay dos canciones que son versiones de “Donde ningún hombre ha llegado jamás”. Se han utilizado las mismas pistas y jugado con la mesa de mezclas. La idea es que son tan importantes las primeras versiones como estas últimas. Todas tienen su propia autonomía. Esto de las «versions» se hacía mucho en la época del rocksteady y después con el reggae. Ya sea por cuestión de reciclaje de temas que no pegaron o por economía. Aunque también como relleno para las caras B de los singles. El nivel creativo en este reciclaje era excelente. Pero en la música comercial de FM también se hacían estas cosas. Se me ocurren ejemplos como el ‘Rock & roll’ de Gary Glitter y su respectiva ‘parte 2’ en la cara B. O, siguiendo con el glam-rock inglés, la banda Hello, con ‘New York groove’ y su respectiva lectura ‘Let It rock’.
Suena más producido. Y corregido…
Volvimos a contar con la tecnología que nos ofrece Circo Perrotti, con Jorge Explosion y la ayuda de Mike Mariconda. Destripamos los rollos de cinta, grabamos algunas pistas nuevas, eliminamos otras… En las versiones hemos hecho un mayor hincapié en la postproducción, ya que en “Donde ningún hombre ha llegado jamás” todo lo que suena es prácticamente en directo tal y como se tocó en el estudio, sin trampa ni cartón.
Vendéis discos en Japón, os adoran en Francia y en Alemania, y ya sabéis lo que es enfrentarse a miles de mexicanos histéricos. ¿Qué tal la experiencia en tierras aztecas?
Nos confirmó lo que ya sospechábamos. México tiene actualmente la escena skinhead-reggae más grande y original del mundo. Es algo en lo que han estado trabajando a conciencia varias personas, promotores, fans, pinchadiscos y bandas. Una escena que vimos nacer desde la distancia física, pero que hemos seguido con interés desde que Los Granadians empezaron a sacar discos. Es el país donde más se reconoce nuestra música. Y parece que donde mejor se entiende. Hemos tardado, pero finalmente fuimos por la puerta grande. El motivo era estupendo: celebrar los 40 años de movida skinhead con la que ellos consideran su banda actual preferida. Prepararon un festival fantástico en el que además estuvo invitado nuestro amigo Roy Ellis, que actuó con Jamaica 69, la banda pionera en esto del revival en México y que, por supuesto, se reconocen influenciados por Los Granadians. Fue toda una celebración que congregó a gente de otros países de Sudamérica y Estados Unidos. Hubo gente de Alaska que cruzó tres zonas horarias distintas para vernos. Queríamos un encuentro americano y lo hicimos en México en exclusiva por el cariño que le tenemos.
Algunos os movéis entre Granada y Málaga. Teddy [García, organista] se mudó este año a Estados Unidos. ¿La distancia no rompe la operatividad?
Lo llevamos estupendamente. Nunca hemos tenido problemas con eso. Ser un «granadian» implica tener un espíritu inquieto y aventurero para explorar nuevos mundos y descubrir nuevas civilizaciones, lo cual hace que viajemos o podamos trasladarnos fuera. Pero cuando toca trabajar y ensayar, los seis nos reunimos inmediatamente en Granada, la ciudad que amamos.
¿Cuál es el futuro de Los Granadians?
Sobre todo, sacar muchos discos. Estamos ansiosos por volver a Circo Perrotti y grabar el nuevo LP. Lo más inmediato es el regreso a México y a Madrid para celebrar el décimo aniversario, algo que ya hicimos en Granada a principios de año. En abril estaremos otra vez en Alemania. Pero, quizá, antes que todo esto, saldrá el nuevo single inédito.
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