«Mi idea era más filosofar sobre esta absurda inmersión en el ciberespacio por el que transitamos como legiones de muertos vivientes»
Entre los primeros en cruzar la meta este 2019, están Los Deltonos, que acaban de publicar su nuevo disco, Fuego. Una colección de canciones que abrazan el blues rock, de las que charlan con Eduardo Izquierdo.
Texto: Eduardo Izquierdo.
Cada nuevo disco de Los Deltonos es, indudablemente, una excelente noticia para el rock nacional. No en vano eran, son y seguirán siendo una de las mejores bandas que pisan nuestros escenarios. Su honestidad hacia la música que desean interpretar es indiscutible, y Fuego, su flagrante nuevo álbum, es la mejor muestra de ello. No se casan con nadie, arda quien arda si se me permite el juego de palabras, y mucha parte de la culpa de ello la tiene, claro está, Hendrik Röver. Batería de preguntas para el caballero, cortesía de EFE EME.
Para empezar y de manera muy directa, ¿qué esperan Los Deltonos de sacar un disco como Fuego en 2019?
El objetivo es tan simple como tener una buena temporada de conciertos y conseguir que de este disco también haya dos, tres o cuatro canciones que se queden en el listado de «imprescindible». Llevamos unos años de estupendo crecimiento y trabajaremos para que esa tendencia se mantenga.
¿Este fuego es algo que debemos interpretar en positivo o negativo? Es decir, ¿es el fuego que prende la mecha para algo, o son las ganas de quemarlo todo?
No lo sé. Mi idea era más filosofar sobre esta absurda inmersión en el ciberespacio por el que transitamos como legiones de muertos vivientes. Pollos sin cabeza que se alimentan de likes. Pero no todo está perdido. Basta con sacar el enchufe o darle fuego al servidor.
Nos hemos acostumbrado ya a tus incursiones políticas en las letras, pero en “Águila” la cosa se acentúa. Eso de «el águila remonta, el pasado es lo que importa» va directo a lo más hondo de la herida. Imagino que los años hacen que puedas hablar claro y no tengas ganas de andarte con metáforas o escondiendo las cosas.
Lo de la corrección política ya huele. Demasiada gente se dedica a rascar donde no pica. Si empezamos a autocensurarnos por miedo al qué dirán, acabaremos escribiendo canciones de misa. Los que escribimos canciones también vivimos en el mismo planeta y sufrimos los vaivenes políticos como todos. Me toca mucho las narices el racismo encubierto con banderitas que intentan propagar los nacionalistas, los independentistas y demás «autistas» que no ven más allá de sus narices y que reivindican un, cómo no, «glorioso» pasado en que curiosamente ellos dominaban el mundo o en su histórica ignorancia lo creen. Tierra solo hay una y las soluciones a los problemas tienen que ser globales.
Leí, a un crítico, que su impresión es que este disco se ha cocido a «fuego rápido». ¿Es así? Y, si lo es, ¿por qué?
Pues tengo que desmentir eso. A este disco se le ha aplicado la habitual plantilla espacio-temporal con la que trabajamos, que viene a ser: un par de semanas de preproducción, un par de días de ensayo en común, un par de días o tres para grabar la mayoría de cosas y diez días más para dejarlo niquelado ¡y a positivar!
Me da la impresión de que es un disco que el oyente se ha de trabajar, menos impulsivo que otros trabajos de Los Deltonos. Más de entrar poco a poco. ¿Estás de acuerdo?
Pues tampoco puedo estar de acuerdo totalmente con eso (risas). Puede que haya alguna canción más larga y con más detalles como “Doctor” o “Limpio”, pero mucha de la intención de este disco está en canciones cortas, contundentes y directas como “Ahora”, “Correcto” o “Fuego”, por poner solo tres ejemplos.
Lo que está claro es que, al menos de momento, el blues-rock ha vuelto a Los Deltonos para quedarse. Si es que alguna vez se fue.
¿Lo dices porque hay menos americana, sea lo que sea eso, que en anteriores entregas? Al final, tocar canciones cortas y grasientas es altamente satisfactorio tanto para nosotros como para el público. Es cierto que las canciones más lentas o los medios tiempos acaban no encontrando nunca un sitio cómodo en el repertorio, lo cual me parece un poco injusto para ellas. Las canciones tienen derecho a vivir en el escenario y no en las estanterías. Acabaremos editando discos paralelos. Canciones que nunca tocaremos por ahí. Vol.32. Blues rock, americana, curiosear… al final he vuelto a las recomendaciones de amigos como base más fiable para encontrar estímulos diferentes. Ahora mismo en el coche conviven los Cactus Blossoms con Thelonius Monk y los Underground Kingz. En la variedad está el gusto.
La banda ya tiene una larga trayectoria discográfica a sus espaldas, a pesar del maldito parón por temas judiciales. Aunque me digas que a ninguno, ¿a cuál de vuestros discos se parece más Fuego?
Pues diría que por evolución natural a los dos últimos. Cada nueva entrega intenta ser un paso adelante con respecto a la anterior intentando no repetirnos, pero sin giros drásticos. Evolución es la palabra.
La experiencia es un grado y aporta muchas cosas, en general positivas. ¿Qué tiene Fuego de cada uno de vuestros discos?
Tiene lo que tienen todos sin excepción, que es ser un documento sonoro de un momento temporal del grupo. Aunque solo sea por eso, ningún disco puede ser como otro anterior.
Muchas bandas aseguran que no les gusta tanto el trabajo en estudio como el directo. Tú tienes un estudio y trabajas en él. ¿Eres de los que creen que el estudio y el escenario ocupan espacios diferentes, y que una cosa es grabar un disco y otra interpretarlo en directo?
Personalmente, de todo el proceso, la parte que más disfruto es montar y dar por terminada una canción en formato acústico o durante la preproducción. Grabar no deja de ser registrar con la máxima fidelidad posible cómo te has imaginado la canción. Siempre hay un margen de cambio o de arreglo, pero intento que, a la hora de grabar, las mayores dudas de estructura o concepto estén superadas. Si hablamos de un directo y honesto disco de rock, no creo que deba haber mucha diferencia entre el estudio y el escenario. Otra cosa es que seas un Brian Wilson de la vida y crees algo que difícilmente llevarás al directo, pero tampoco te importa. Perfecto. Es todo cuestión de concepto. Es cierto que trabajar en un estudio y tener muy automatizados los procesos hace que haya perdido un poco de magia, pero la sonrisa de satisfacción cuando acabas un máster no te la quita nadie.
Siempre estás liado en algo. Cuando no es una producción, son conciertos, pero te imagino siempre componiendo. Y sospecho que haces muchas canciones. ¿Cuál es tu método para desechar aquellas que no sirven para Los Deltonos y cuáles sí?
No creas que compongo tanto. He aprendido a componer por encargo propio y cuando siento que tengo uno de esos “encargos” bien porque parece que es un buen momento, bien porque es necesario por la razón que sea, rebusco entre mis riffs y frases guardadas para el primer puñado de canciones. El resto suele salir automáticamente en cuanto la bola del bolígrafo empieza a rodar. En este disco, por ejemplo, “Águila”, “Apagando”, “Cazador”, “Majestad”, “Rutina” y “Sinceramente” se autoescribieron durante la preproducción en septiembre.
Conociéndote, me aventuro: ¿para cuándo otro disco de Los Deltonos o Hendrik & Los Míticos GT’s?
Ahora mismo estoy muy liado con Los Deltonos y tengo muy abandonados a mis Míticos Ninflos, lo que me da bastante cargo de conciencia. No creo que pueda sacar algo nuevo con ellos antes de finales de marzo o incluso abril.