«Hemos vivido la caída de la industria y un momento de crisis en España. La gente ha empezado a demandar otras realidades»
Los granadinos Lori Meyers celebran dos décadas con un disco y el concierto más importante de su carrera. Un momento interesante para reflexionar sobre el camino recorrido, las vicisitudes vividas y sus planes más inmediatos. Por Eduardo Tébar.
Texto: EDUARDO TÉBAR.
El indie se hace mayor. Como Vetusta Morla y Love of Lesbian, los granadinos Lori Meyers entran ahora en el club de los veinte años. A diferencia de madrileños y barceloneses, los Lori salieron de la periferia pura. El grupo nació en Loja, una localidad recóndita, a cincuenta kilómetros de la ciudad de la Alhambra, que aparece en los titulares cuando los periódicos hablan de las variantes del AVE. “Nosotros cogimos el primer tren que pasó”, apuntan Noni López (cantante), Ale Méndez (guitarrista) y Alfredo Núñez (batería), los fundadores en activo. En dos décadas lo han vivido todo. De un sello indie de pedigrí a una multinacional. De las ferias de pueblo a los grandes festivales. De Granada a Los Ángeles.
Ahora resumen el trayecto en el recopilatorio “20 años, 21 canciones” (Universal), doble cedé con añadido de maquetas y rarezas, que acompaña un amplio libreto con fotos inéditas y un puñado de textos de celebridades del espectáculo y la comunicación afines a la banda. Curiosidad: las canciones no las han elegido ellos, sino las firmas invitadas. La guinda será el concierto que Lori Meyers ofrecerán el 29 de diciembre en el WiZink Center de Madrid, el más importante de su carrera en un recinto cubierto. Después, cerrarán una etapa. Quedamos a la hora del té. Nos refugiamos en una cafetería de la Plaza de los Lobos, habitual punto de reunión de poetas y bohemios. El sitio se parece al local de Bogart en “Casablanca”. Suena jazz antiguo y nadie comenta el follón de Lopetegui con la selección de fútbol. Ale piensa en el presidente del Gobierno: “Estuvimos detrás de Pedro Sánchez para que participara en el disco. Sabemos que es muy seguidor de Lori Meyers, pero ya era complicado”.
Pocos grupos de vuestra generación llegan a soplar veinte velas. La efeméride es significativa: Vetusta Morla, Love of Lesbian y Lori Meyers.
Alfredo: El concierto que daremos en Madrid en diciembre será el espectáculo de sala más grande que hasta ahora en la carrera de Lori Meyers. Hicimos tres noches en la Riviera y cuatro en Joy Eslava, pero nunca nos hemos enfrentado a este nivel. Las bandas que cumplimos veinte años hemos vivido la caída de la industria y un momento de crisis en España. La gente ha empezado a demandar otras realidades. Recogemos un testigo generacional. Entre 2010 y 2020 habrán pasado muchas cosas. Pienso en aquella portada de la “Rolling Stone” con un tríptico de Vetusta Morla, Love of Lesbian y Lori Meyers.
Ale: Formamos parte de una escena que ha ido creciendo y que cada vez se mueve en recintos más grandes.
Noni: El de Madrid va a ser un concierto muy especial, muy emotivo. Y lo más seguro es que después paremos un par de años. En febrero empezaremos a trabajar las nuevas canciones. Nos gusta la dinámica de trabajar a fondo tres veranos y dedicar el siguiente al ocio, a viajar. Hay ideas para el próximo disco. La cosa va tomando color. Y además va adquiriendo otro rumbo: no será “En la espiral” ni “Impronta”.
Entonces, ¿habrá disco de Lori Meyers en 2019?
Ale: Por experiencia, prevemos que 2019 será un año dedicado por completo a la composición y a la grabación. Somos muy de componer quince o dieciséis canciones, y dejar el disco en diez u once. En este momento estamos trabajando sobre seis o siete.
Noni: Siempre hemos querido ir pasito a pasito. Nunca hemos pretendido ser un grupo de un pelotazo. Al principio no sabíamos tocar lo suficientemente bien como para fabricar un pelotazo. Ni lo pretendíamos. Estos grupos que ahora cumplen veinte años han hecho una carrera de fondo.
Os criasteis con Nirvana, ejemplo de la ascensión de lo alternativo a “mainstream”.
Noni: Es que las cosas son tan distintas con respecto a como las veía cuando escuchaba Nirvana… Ninguno de nosotros lleva una vida de superestrella. Somos afortunados porque recibimos una remuneración por dedicarnos a la actividad que más nos gusta en el mundo. Cuando entras en este negocio, te das cuenta de que no todo es de color de rosa. Tienes que aprender a defenderte, a salvaguardar tus intereses. Pero seguimos sintiendo la adrenalina de conectar con la gente. Hemos descubierto una droga nueva que consiste en crear una burbuja con el público. Nuestra posición en la música no tiene nada que ver con las limusinas de los videoclips de Guns N’ Roses.
Ale: Cuando empezamos, tomamos el testigo del primer indie español: Los Planetas, Chucho… Estos grupos cantan en castellano y tienen la premisa ideológica de luchar contra el “mainstream”.
¿El indie actual es el nuevo “mainstream”?
Ale: Se habla de las dos cosas, tanto de nuevo indie como de nuevo “mainstream”. Nosotros venimos del circuito de sellos independientes, anterior al fenómeno de Vetusta Morla. Fue en 2008 cuando este movimiento llegó un público mayoritario, con el boom de Vetusta Morla y el crecimiento de los festivales. Yo no lo llamaría escena indie. Me parece más acertado llamarlo escena alternativa.
Noni: Es que Vetusta Morla, indie, lo que se dice indie, tampoco los veo. Quizá se ajustan más a la casilla del rock alternativo. Hablo del estilo musical. Se aproximan más a la onda de Radiohead. Tengamos en cuenta que ellos cantan muy bien, cuando el modelo en la escena independiente siempre fue el de vocalistas como el de Magnetic Fields. Vetusta Morla sigue la estela del rock bien hecho, como Queen. Ahora parece que todo es indie.
Alfredo: A la burbuja indie española le gustaba sentirse parte de algo pequeño, donde no se dejaba entrar a nadie. Era un circuito de grupos minoritarios que tocaban en salas minúsculas. Sin embargo, las bandas británicas o norteamericanas que a todos nos molaban hacían grandes giras internacionales. Y nadie tenía conflictos morales con eso. Creo que todos los músicos estamos de acuerdo en que cuanta más gente nos escuche, mejor.
Noni: Es más, ciertas independientes, como Sub Pop, tienen más dinero que algunas multinacionales. Consumimos sus productos sin darnos cuenta de que detrás hay toda una maquinaria capitalista. A partir de los 27, dejé de decir que un grupo no mola porque le guste a mucha gente. Ya me da igual. ¿Qué más da si ahora Beach House tienen muchísimos seguidores? Entrar en una esfera más corporativa de la música nos ha hecho perder muchos prejuicios. Hemos grabado en Los Ángeles y allí el artista está megavalorado. Y en México hemos conocido una industria que funciona de una manera muy distinta. Estas experiencias nos han ayudado a ampliar la perspectiva.
La nueva industria se articula en los festivales. Y los festivales funcionan con Lori Meyers.
Noni: Recuerdo una época de muchísimos festivales, como el Summercase, pero todos enfocados a grupos guiris. Se produjo ya entonces una burbuja por los cachés que cobraban los extranjeros. De repente, los programadores se dieron cuenta de que los festivales podían funcionar con producto español, bandas que cobran muchísimo menos. Los festivales cambiaron el cartel y a nosotros nos pilló esa onda. Tocamos en Benicàssim a las siete de la tarde, de guerreo. Al FIB solo accedían nombres como Los Planetas, Mercromina, Sr. Chinarro o Manta Ray. Estuvimos en las primeras ediciones del Sonorama y no había más de dos mil personas. El Contempopránea se ha mantenido fiel a la fórmula de ayudar a los grupos noveles y traer a un cabeza de cartel nacional. Hemos crecido mientras se nacionaliza el formato de los festivales. Y eso está guay.
Lleváis una década compartiendo cartel con Sidonie, Vetusta Morla o Love of Lesbian. ¿Cómo influye eso en las relaciones?
Noni: Hay buen rollo. Lo que pasa es que ya no somos tan efusivos como antes. Nos vemos y nos saludamos. Nos llevamos casi todos bien. Obviamente, ya no te vas al escenario de al lado a saludar a Sidonie porque están tocando. Nos estamos viendo todo el rato. Pero no hay problemas. Si uno necesita dos minutos del concierto del otro, no pasa nada. Estamos en otra época, en otro nivel. Cada uno entiende quién es y dónde está.
Ale: Con Vetusta y Love of Lesbian son ya diez años de relación continuada. Con Supersubmarina tenemos muy buen rollo porque eran muy fans del grupo al principio, venían a nuestros conciertos. Hicimos mucha amistad. A los nuevos apenas los conocemos porque no coincidimos. Hay buen ambiente en general.
Alfredo: Hay una relación de respeto. Creo que siempre hemos tenido claro que cuando a ti te va bien, al de al lado también. Nos hemos convertido en currantes de la música.
»Cuando entras en este negocio, te das cuenta de que no todo es de color de rosa. Tienes que aprender a defenderte, a salvaguardar tus intereses»
Primeros años
1998. ¿Recordáis los inicios de Lori Meyers en Loja?
Noni: Teníamos dos grupos que funcionaban en paralelo y que compartían local de ensayo. De vez en cuando tocábamos en alguna feria.
Ale: Se hizo camino al andar. Al principio no pensábamos que esto fuera a ser un grupo con recorrido. Ni nos imaginábamos durar veinte años o sacar varios discos.
Alfredo: Teníamos quince años y éramos muy ingenuos. No nos planteábamos llegar a ningún sitio. Admirábamos a grupos, pero no sabíamos nada de lo que cobraban ni de la burocracia que había detrás. Eso lo hemos aprendido al meternos aquí.
Noni: Para nosotros fue importante dejar de tocar en pueblos y llegar a actuar en la sala Planta Baja de Granada. De ahí pasamos a algún evento de la Diputación. Así entramos en contacto con la escena granadina.
Lori Meyers empezó como los hermanos Wilson en los Beach Boys. El padre de Ale y Julián os colgó los instrumentos y os puso a tocar. ¿Fue así?
Alfredo: Fue nuestro gran apoyo cuando éramos unos críos. Locales, desplazamientos, instrumentos, cultura musical… Fue nuestro instructor. Ni siquiera podíamos conducir y nos echó una mano incluso en “Viaje de estudios”.
Ale: Mi padre, Paco Méndez, volcó en nosotros sus sueños de juventud. Transmitió a sus hijos y a los amigos de sus hijos todo lo que le hubiese gustado hacer. A él le tocó vivir otros tiempos. No sería tan fácil. Acabó ejerciendo la arquitectura. En Loja se creó un ambiente. Compartíamos las mismas inquietudes. Desde luego, mi padre nos fomentó la música y nos ayudó desde chiquillos. Hasta que el pájaro echó a volar.
J Planetas dice que “Viaje de estudios” (2004), el primer disco de los Lori, es su favorito.
Alfredo: ¡Porque lo grabamos en su casa!
Noni: No sé de lo que se acuerda él, porque yo no recuerdo nada de ese disco.
Ale: Fueron tres días de grabación. Nos puso el estudio, El Refugio Antiaéreo, y bajaba mucho por allí. Nos ayudó, empezó a hablar bien de nosotros en el gremio.
Y os convertís en el primer grupo español que ficha por el sello indie Houston Party.
Noni: Jaime Hernández quería ampliar el catálogo porque todo lo que tenía era distribución en España de grupos foráneos, como Death Cab For Cutie. Por entonces también fichó a un grupo de Mallorca, Amarillo. Trabajaba con grupos como los Posies, pero se peleaban y se le marchaban las bandas. Con nosotros hizo una aventura de sello. Él controlaba todo. Se quedó con todo Lori Meyers porque no teníamos nada. Y, claro, tuvimos problemas cuando el grupo fue a mejor.
Ale: De cara la galería, Houston Party hizo una labor enorme con Lori Meyers. Pero los contratos no ofrecían, ni mucho menos, las mejores condiciones.
Noni: Al hilo de esto, conviene recordar que Lori Meyers realmente comienza en Barcelona. Salimos en todos los fanzines de la ciudad, publicados en catalán. Tardábamos ocho horas en llegar en coche y llegábamos reventados.
Ale: Aquello nos permitió telonear a The Long Winters. O a The Shins en pleno pelotazo de “Chutes too narrow”. Eran bandas que ya escuchábamos y esas vivencias nos enseñaron un montón en 2004.
Alfredo: Ahora que ha pasado el tiempo, a pesar de las movidas que hemos tenido con Jaime, de Houston Party, es innegable que debemos agradecerle que nos descubriera.
En “Viaje de estudios” se percibe la tradición pop de Granada. Desde Los Ángeles hasta Los Planetas, pasando por Lagartija Nick.
Ale: Yo creo que es la base del grupo. Por mucho que metamos sintetizadores y busquemos nuevos sonidos, ahí está el sentido de la melodía de los granadinos. Es una forma de cantar melódica que viene de Los Ángeles.
Noni: Los Ángeles forman parte de nuestra vida. Es una influencia musical cercana. No es un referente inalcanzable, como Sinatra. Los Ángeles eran para nosotros el ejemplo vivo, cercano y real. Mis discos preferidos desde entonces son “Odessey and oracle” de los Zombies y “Walk away Renée / Pretty ballerina” de The Left Banke. Por ahí andaba el juego. Además, Los Ángeles, Los Brincos o Módulos eran la música de nuestros padres en cualquier reunión familiar. Luego caía siempre algo de T. Rex o la Creedence.
En aquella época estabais siempre metidos en el Ruido Rosa de Granada. Conservo una “mixtape” del bar en la que sonáis entre los Remains y Stereolab.
Alfredo: Si el instructor fue Paco Méndez, nuestra universidad fueron Granada y el Ruido.
Noni: Sí, digamos que 091, Lagartija Nick y Los Planetas representaban una escuela en Granada. Y luego estaba el bar, donde Chico Lapido guardaba unos discos increíbles. Cuando el Ruido estaba medio vacío, poníamos la discografía entera de los Zombies. Ahí nos culturizamos. La recuerdo como la etapa de mi vida en la que más música he escuchado.
»J Planetas nos puso el estudio para el primer disco. Nos ayudó, empezó a hablar bien de nosotros en el gremio»
Prohibido escuchar “Hostal Pimodán”
Así se gesta “Hostal Pimodán”, un compendio de pop exquisito. Aunque fue el álbum con menos tirón cuando repasasteis vuestra discografía íntegra durante una semana en la Joy Eslava, en 2012.
Noni: No pudimos escuchar “Hostal Pimodán” hasta después de un mes. Solo teníamos acceso a fragmentos de varios segundos de cada canción. Nos daban ganas de llorar. Es un disco más serio, más psicodélico, con parones, Rhodes, baterías un pelín cambiadas, el BPM bajado… Puede que sea uno de los pocos discos que seguimos escuchando a estas alturas, por no haberlo podido disfrutar en su momento.
Ale: El tercer disco, “Cronolánea”, es más directo y tiene hits que pegan fuerte en los festivales. Pero en su tiempo, canciones como ‘Dilema’ representaban la cima de Lori Meyers. Quizá, “Hostal Pimodán” es más barroco, más floreado, muy apreciado por la crítica, mientras que “Cronolánea” ya fue un disco de singles.
Noni: En “Hostal Pimodán” nos fijamos en la onda de Houston Party. Mucho Beachwood Sparks y Devendra Banhart. De hecho, nos produjo Thom Monahan, que trabajó con el Devendra Banhart más latino. Lo peor de “Hostal Pimodán” fueron la comida, los olores de la fosa séptica y el percance al no dejarnos escuchar el disco. El concepto estaba planeado: en el primer disco nos vamos de viaje de estudios y después nos encerramos en un hostal, donde nos calmamos tras de un trayecto muy largo. Todo iba bien hasta que nos cambiaron tanto la portada como el orden de las canciones, y nos pasaron el disco cortado. Estamos orgullosos de esas canciones, de esas letras. Ahí leía y ahora juego a la Play (carcajada). Eso es lo que ha cambiado.
Ale: También es un buen ejemplo de la brecha que existe entre lo que le gusta la mayoría de la gente y lo que le gusta a la crítica. A menudo hemos bailado entre las dos partes.
Noni: Si a la familia de Baudelaire le dieran un euro cada vez que alguien menciona su nombre sin tener un libro suyo la estantería…
Siempre con productores foráneos: Mac McCaughan, Thom Monahan, Ken Coomer. ¿Qué tal con ellos?
Ale: Los discos se grababan muy rápido. Mac McCaughan copia el sello de Superchunk en los discos. Con Thom Monaham dimos un salto a un productor con ideas conceptuales: sabía optimizar los instrumentos. Mac McCaughan imprimió la huella de Superchunck en Lori Meyers. Sacó la frescura del grupo.
Noni: Con Mac McCaughan tocamos en directo. “Viaje de estudios” es un disco en directo. Se nota. Los sonidos se cuelan por todas partes. No está procesado como los discos de ahora. Y es como si no existiera el bajo. La mesa de Los Planetas era analógica, sin automatizaciones para subir y bajar volúmenes. Grabamos en cinta y Julián, el bajista, supongo que por no estorbar, se quedó en su plano sin decir nada. Y se nos pasó a todos.
Ale: Pero hablemos de la sordera de graves de Mac McCaughan. Le ocurre a mucha gente.
Alfredo: El siguiente salto cualitativo fue hacer “Cronolánea” con Ken Coomer. Ahí vimos lo que era capaz de hacer un ingeniero como Charlie Brocco, que sacaba los sonidos a la primera de cada instrumento.
Los conciertos de “Cronolánea” se vuelven poderosos. En 2008 empezáis a salir con dos baterías.
Noni: ¡Ni me acordaba de lo de las dos baterías psicodélicas! Es la época en la que el grupo crece instrumentalmente en directo. Ya no tenemos miedos ni nos pesan las tablas. Los que nos juntamos en el escenario en ese momento nos lo estamos pasando bien. Empezamos a divertirnos, a alargar las canciones. Digamos que en esa época empezó la diversión en directo. “Hostal Pimodán” era complejo para los escenarios.
Ale: La banda se hizo sólida en directo.
Noni: Mientras en “Hostal Pimodán” nos pasamos de meticulosos, la grabación de “Cronolánea” fue demasiado divertida. Es posiblemente el disco en el que menos detalles he controlado porque era imposible con fulanito al lado borracho. Es un disco en el que todo el mundo aportaba ideas. Ale llevaba más canciones. Y empecé a verlo de puta madre. Todo estaba muy embarullado, no había un concepto claro. Nos limitamos a pasarlo bien grabando la colección de canciones que teníamos.
Y de ahí a “Cuando el destino nos alcance”. Con el argentino Sebastián Krys, experto en la sonoridad de los Grammy Latino. ¿Por qué os vais al perfil opuesto?
Noni: Sebastián tiene muy mala prensa, pero si te fijas en su currículo verás que ha trabajado con grupos de punk. Lo que pasa es que no son conocidos. Aquí se le asocia a los artistas latinos. Nos propusieron varios productores. La primera alegría con Sebastián fue entrar en un estudio y poder entendernos en castellano. Es argentino, tiene labia y sabe manejar al grupo durante la grabación. Llegamos con maquetas muy caóticas y supo cogerles el punto enseguida. Aprendimos muchísimo del negocio con él. Sebastián tiene cosas que contar. Acabar de grabar a Elvis Costello, que era su sueño. Tiene que estar flipando.
«‘Mi realidad’ fue el gran hit. Los grupos suben o bajan según tengan o no un hit. Eso no ha cambiado»
Reinvención y éxito
A partir de 2010, Lori Meyers se reinventa a partir del hallazgo del sintetizador.
Ale: Ya hubo una intención de jugar con los sintetizadores en “Cronolánea”.
Noni: También hubo intención en “Viaje de estudios”. En ‘¿Dónde están mis maletas?’ se coló un Moog. Empezamos más tarde a componer con sintetizador. Para mí, los sintetizadores al principio eran cacharros que hacían sonidos espaciales. Así los veía. Luego descubrí que ese mundo me flipa. Piensa que el sintetizador nace cuando se quiere emular un sonido real, como el de una flauta. Es asombroso. Se trabaja con osciladores, con niveles de onda. Como nunca he sido un buen instrumentista, cada cosa que he descubierto con los sintetizadores me ha dado un montón de vida. Los veo desde el amateurismo y la primera inocencia. Comencé a escuchar a Vangelis y descubrí todo un mundo. Se me fue un poco la olla con eso, es un universo bastante atractivo. Lo mismo le pasa a Alfredo, que le encantan las baterías de los años sesenta. O a Alejandro, que le da por comprar no sé cuántos pedales de guitarra.
Alfredo: A partir de “Cronolánea”, cada cual empezó a jugar en su particular “home studio”. Noni se enganchó con un sintetizador Arturia blanco.
Ale: Sebastián Krys se encontró un auténtico caos en las maquetas de “Cuando el destino nos alcance”. Por un lado, había mucho juego de sintetizadores y, por otro, mucho experimento de guitarras. Tuvimos que llegar a un término medio. Hicimos una criba entre todos y el disco salió como salió.
Noni: La versión de ‘Mi realidad’ que aparece en el disco no tiene nada que ver con la manera en que la tocamos en directo, que es mucho más rockera.
Ale: ‘Mi realidad’ fue el gran hit. Aunque la música esté más socializada y todo el mundo tenga acceso a lo que le gusta, los grupos suben o bajan según tengan o no un hit. Eso no ha cambiado, sigue siendo así.
Noni: La melodía de ‘¿Aha han vuelto?’ salió la segunda vez que cogí un “sinte” en mi vida. La canción es muy, muy fácil. La inversión en un sintetizador está amortizada en el momento en el que te abre las ideas para crear.
Apostáis por una pirotecnia en directo digna de figuras de peso internacional.
Noni: Una muchacha me preguntó el otro día en una entrevista si somos millonarios ya. Le dije que los Lori nos hemos puesto un sueldo tope y el resto va dedicado a la ONG. Nos importa muchísimo el espectáculo. Creemos en el espectáculo. La gente que paga el precio de una entrada quiere ver un espectáculo.
Ale: Es el signo de los tiempos. Desde hace quince años, en España nos hemos dado cuenta de que hay que ofrecer algo más en directo. En el indie se empezó con las proyecciones al fondo.
Noni: Recuerdo que Los Planetas llevaban proyecciones y a mí me parecía muy guay. Nosotros empezamos con unos semicírculos en los que metíamos proyecciones. Entonces, Supersubmarina y los demás empezaron a montar su propio espectáculo. Pero al principio todos vivíamos de los hierros que nos ponían los festivales.
Alfredo: Los norteamericanos hacen espectáculos a lo grande. El tejido de festivales y el crecimiento que hemos protagonizado todos en paralelo nos ha puesto las pilas. Cualquier festival medio en España ahora mismo tiene una producción solvente. Todo se ha profesionalizado mucho. Y Lori Meyers se ha desarrollado en directo, así que esa parcela debemos cuidarla. Nuestra misión es hacer un “chow” cada vez más grande, sin desmerecer a la música, que es lo más importante.
Noni: Tampoco pretendemos ser U2. No queremos que la gente salga de los conciertos diciendo que menudo espectáculo de luces y menuda mierda Lori Meyers. Tiene que haber una compensación entre música, imágenes y luces.
¿Por qué sois la última banda granadina que ha triunfado a lo grande?
Ale: Hay muchos grupos de Granada que tienen su público, pero eso no es triunfar. Salir de Granada y de Andalucía es otra historia. Algunos lo han tenido a mano. Tal vez no han sido capaces.
Noni: Hay grupos que han tenido la oportunidad, pero quizá no han sido constantes. O la oportunidad les ha llegado tarde. Es complicado. Nosotros cogimos el primer tren que pasó y siendo muy jóvenes.
Tuvisteis el arrojo de profesionalizaros con veintipocos.
Alfredo: De repente, las discográficas nos querían. Nos salían padrinos. Mariño como mánager. Todos estaban atentos a esos niños que empezaban a gustar a la gente. Pero nosotros no éramos conscientes.
Noni: Lo del arrojo es cierto. En nuestras familias había antecedentes de un padre o un tío que nunca cogió ese tren. Nosotros pillamos el primero que pasó, en parte porque hemos visto de cerca a personas que siempre se quedaron con la espinita de no seguir sus sueños. También es cierto que nos agarramos a un clavo que ardía mucho.
Ale: Cuando llegó la oportunidad de fichar por Universal, pedimos consejo. José Ignacio Lapido nos dijo que él lo cogería. J Planetas nos comentó su tesitura dentro de una multinacional, nos habló de cambiar el sistema desde dentro, de hacer lo que queramos desde el interior del sistema.
¿Cuál es el límite? ¿Latinoamérica?
Noni: La mitad de lo que ganan algunos grupos españoles aquí se lo gastan en México. ¿Crees que los mexicanos no quieren que vayamos?
Ale: No es tan fácil como parece. Hay quien cuelga la foto poniendo que están en México triunfando, y no. Allí hay que empezar de cero. Tenemos el problema de la distancia. Resulta muy caro desplazarse a Latinoamérica. Allí no podemos llevar al equipo de veinte personas ni los tráileres. Lo que nos gustaría es llevar a México el espectáculo que hacemos en España. Es un reto en el que estamos trabajando poco. En España llevamos girando casi quince años profesionalmente. Necesitamos crear una infraestructura para ir a México D.F., Monterrey y Guadalajara.