Loquillo y el director de EFE EME se encuentran en un hotel para escuchar en primicia Balmoral, el nuevo álbum del rockero del Clot. He aquí un avance de lo que ofrece este disco, el primero que graba Loquillo tras la disolución de los Trogloditas. Un trabajo que supone un punto de inflexión y la apertura de un nuevo camino en la larga carrera de José María Sanz.
Texto: JUAN PUCHADES.
A su hora, sin demoras, el Euromed procedente de Barcelona entra en la Estación del Norte de Valencia. Entre los pasajeros que descienden del tren se reconocen a lo lejos los dos metros de altura de Loquillo. Con toda la escasa rapidez que permiten las obras que ahogan desde hace meses los accesos a la estación, nos dirigimos a un céntrico hotel y nos aposentamos en una suite alrededor del equipo de música. Tabaco, Coca-Cola y unas frivolidades de origen desconocido –es lo que tiene la nueva cocina, que no sabes lo que te echas a la boca– regalo del establecimiento, nos acompañan en las dos escuchas que vamos a hacer de Balmoral, el nuevo disco de Loquillo, ahora sin Trogloditas. El álbum que abre una nueva puerta en su carrera.
Le damos al play y empieza a sonar el primer tema, «Balmoral», una elegante balada escrita por Loquillo y su viejo compinche Sabino Méndez que describe el local madrileño que llevaba aquel nombre. «Aún no ha comenzado el disco, este tema es la intro. Tiene un toque muy Stinus».
Viene la segunda, «Memoria de jóvenes airados», un corte épico del Loco e Igor Paskual. El verdadero inicio del álbum, fuerte, rockero, con la guitarra de Jaime Stinus en primer plano y un sonido que podría situarse entre U2 y los Waterboys.
Comienzo a intuir lo que ha pretendido hacer Loquillo con este disco, romper claramente con el pasado, definir un sonido que se aleje del que marcó a Trogloditas. Se lo comento y se ríe. Llega la tercera canción y avisa: «¡Vuelven los 80!». Estamos escuchando «Línea clara», con sus aires pop firmados por Stinus y una letra del Loco en la que se retrata: «Tuve muchos nombres / Me vieron con otra cara / Pero siempre fui yo / Marcando una línea clara». Loquillo canta en este disco como nunca.
Una de las mayores sorpresas que depara Balmoral es «Sol», una canción de Sabino Méndez que resulta ¡ALUCINANTE! Jamás habíamos escuchado a Loquillo así, sobre un ritmo que por momentos parece de música disco (no dance, por favor). Una canción positiva, que engancha. «Ayer la escuchó Sabino acabada y flipaba. Me la pasó en una maqueta en cinta de casete, llegué a casa, ¡y no tenía dónde escuchar una casete! Luego Stinus se la trabajó con estos arreglos».
«Hotel Palafox» viene firmada por el Loco e Igor. El primero le susurra al micrófono, por encima de unos exuberantes arreglos que juegan con una densa línea melódica que termina por explotar. Que a Loquillo le va la música francesa, ya lo sabíamos, pero por si alguien tenía dudas, aquí llega «Vintage», un fabuloso homenaje jazzístico a las producciones de Jacques Dutronc y con una trompeta heredera del espíritu de Chet Baker.
«Comienza –apunta Loquillo– la segunda parte del disco». Habla de «Cruzando el paraíso», donde entre arreglos vocales muy pop, el del Clot canta «Yo bajando al infierno / Y tú, cruzando el paraíso». La letra es suya y la música del gran Gabriel Sopeña. Esta es la canción elegida finalmente por Johnny Hallyday para grabar un dúo. Escucharemos el resultado final en un par de meses.
Y llega «La belle dame sans merci», un corte ¡con aires irlandeses pero con título en francés! Historia de las no muertas, inspirada por la poesía gótica y con una brillante melodía de resonancias folk escrita por Paskual.
En «La vida es de los que arriesgan» se reconoce al Loquillo enamorado de la mejor canción de autor, aquí con aires sesenteros y una inspirada guitarra acústica en primer plano. La letra es de Juan Mari Montes y la música, no hay duda, de Sopeña.
Carlos Segarra es un maestro a la hora de pergeñar melodías insufladas por el espíritu del rock and roll de los años 50, nadie sabe hacerlo mejor que él y en «Soy una cámara» (letra del Loco), vuelve a dar prueba de ello. Un tema para mover los pies en el que Stinus se marca una guitarra solista memorable. Los coros retro son de lo más aparentes.
Encaramos la recta final con dos viejas conocidas, «Canción del valor», de Igor Paskual, en una nueva lectura muy vacilona y de inspiración country-rock, y con «Hermanos de sangre», ahora transformado en un tema épico, en el que destacan los arreglos de viento.
El cierre lo ofrece el segundo «Balmoral», éste con texto de Luis Alberto de Cuenca y música de Jaime Urrutia y Jaime Stinus. «Ya tenemos nuestro Avalon«, comenta el Loco para cerrar la escucha mientras abre una cerveza.
No salgo de mi asombro, este es el Loquillo inconfundible de siempre, pero, a la vez, es un nuevo Loquillo, más libre, jugando con su voz, probando ritmos, nuevas sonoridades: aquí hay vientos, percusiones, teclados… Si hay que buscar el antecedente de Balmoral, habría que hacerlo en la banda sonora de Mujeres en pie de guerra. Ahí está la raíz de este disco, pero si aquella era una producción modesta, ésta es lujosa, digna de Roxy Music, fruto del enorme trabajo desarrollado por Jaime Stinus. «Stinus ha estado un año currando –comenta Loquillo–. Lo ha hecho todo él solo. Trabajar con él es muy fácil. Hay que poner el nombre de Jaime por encima del mío». Y ciertamente que se aprecia la calidad alcanzada, de rock elegante exquisitamente tratado, con multitud de detalles para disfrutar. «Este es un disco para gente que quiera escuchar música. Gente con cultura musical. No nos engañemos, retrata a un tío que tiene 47 años. Ya no estamos para juegos».
¿Es este el mejor disco de Loquillo en toda su carrera? Difícil decirlo con sólo dos escuchas y cuando detrás hay trabajos como El ritmo del garaje, Mis problemas con las mujeres, Morir en primavera, Mientras respiremos, La vida por delante, Con elegancia, Arte y ensayo o Mujeres en pie de guerra, pero, sin duda, ésa es la sensación que se lleva el periodista y, de lo que no cabe duda, es de que Balmoral hay que situarlo entre las mejores obras que ha firmado su autor. Un disco que suma las diferentes facetas que a lo largo de los años ha ido perfilando Loquillo: la rockera, la jazzística, la canción de autor, el pop elegante preñado de influencias y citas ajenas. Todo ello en una misma grabación en la que Stinus, el artífice musical, ha conseguido que todo tenga sentido, que no chirríen los diferentes géneros, que haya unidad, con la voz del Loco –¿ya hemos dicho que aquí canta como nunca?– dominándolo todo.
Muy probablemente, Balmoral saldrá en dos ediciones, una sencilla y una de lujo pensada para coleccionistas con un segundo CD incluyendo varios temas extra. Además, como ya se ha comentado, se espera incorporar en las próximas semanas la voz de Johnny Hallyday en «Cruzando el paraíso». A las tiendas llegará el 1 de abril.