Lo que hay que tener: Z.Z. Hill

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«Hill estaba en otra historia en aquel momento, pero felizmente accedió a las pretensiones del iconoclasta Swamp Dogg y acabó firmando el álbum más extraño, divertido y audaz de su carrera»

 

Z.Z. Hill
«The brand new Z.Z. Hill»
MANKIND/EXCELLO, 197q

 

Una sección de LUIS LAPUENTE.

 

Publicado en 1971 en Mankind, subsidiario de la compañía Excello de Nashville, «The brand new Z.Z. Hill» fue el fascinante resultado del encuentro entre un gran tradicionalista del soul sureño, Z.Z. Hill (1941-1984), y un heterodoxo provocador y genial, Jerry “Swamp Dogg” Williams, genuino especialista en el arte de extraer lo mejor de vocalistas con personalidad y curtidos en los secretos del soul poco cocinado: por aquel entonces, Dogg repitió la jugada, y con excelentes resultados, produciendo discos hoy legendarios a Irma Thomas, Solomon Burke, Doris Duke, Ruth Brown, Freddie North, Patti LaBelle & The Bluebelles y Esther Phillips, entre otros.

El álbum que nos ocupa surgió de la imaginación del propio Swamp Dogg, quien, recién contratado como productor por Atlantic Records, se encontró en los archivos de la compañía con unas cintas registradas por Z.Z. Hill en Muscle Shoals sobre composiciones y producciones de Quin Ivy. Consciente de su calidad, decidió desempolvarlas y completar un elepé con nuevas canciones de cosecha propia. Hill ya estaba en otra historia en aquel momento (acababa de grabar el single ‘Don’t make me pay for my mistakes’), pero felizmente accedió a las pretensiones del iconoclasta Swamp Dogg y acabó firmando el álbum más extraño, divertido y audaz de su carrera.

Subtitulado «Blues at the opera (communication in regard to circunstances)» y concebido como una ópera dividida en tres actos, con sus correspondientes escenas, risas y diálogos intercalados entre algunos temas, «The brand new Z.Z. Hill» se escucha hoy como un monumental delirio kitsch trufado de brillantísimas descargas de puro country/soul/blues sureño. Para conseguirlo, Swamp Dogg enfrentó a su pupilo Hill con cinco piezas escritas en colaboración con Gary US Bonds, muy en la línea del primer álbum de Dogg, «Total destruction of your mind», es decir, música vibrante y fibrosa, hecha de country acelerado y soul proteico, sentido del humor e imaginación desbordantes, la clase de canciones que te atrapan a la primera y nunca se olvidan. Ahí están ‘Ha ha (laughing song)’, ‘A man needs a woman (a woman needs a man)’, ‘Our love is getting better’, ‘It ain’t no use’ y ‘Second chance’, las dos últimas publicadas también en formato single (Top 34 y 39 respectivamente en las listas de R&B de Billboard) y precedidas de un extenso diálogo entre Hill y su amiga Cheryl Echols. Además, Swamp Dogg colocó a Z.Z. Hill en el mismo escenario, los estudios Quinvy de Sheffied, Alabama, que había visitado ya para grabar los dos cortes recuperados de los archivos de Atlantic, “Faithful and true” y “I think I’d do it”, original del sin par Sam Dees, lo que se nota, y mucho, en la unidad estilística del álbum. Como colofón, se añadieron un blues acelerado (‘Early in the morning’), un clásico vaquero de Nashville (‘Hold back (one man at a time)’) y un tema sobresaliente que ha sido durante años seña de identidad del gran Joe Simon, ‘The chokin’ kind’.

En 1974, David Porter, viejo compinche de Isaac Hayes en Stax, publicó «Victim of the joke?-An opera», ambicioso elepé con una estructura similar a la de este impresionante trabajo del malogrado Z.Z. Hill. Ambos discos han quedado en la memoria del buen aficionado como sendos arquetipos de soul heterodoxo y vanguardista, música irrepetible surgida de la inspiración y el buen gusto de unos artistas únicos, que supieron hacer bandera de su independencia de criterio y su atrevimiento formal.

En 1994, el sello británico Ace Records reeditó «The brand new Z.Z. Hill» en un suculento cedé, acompañado del excelente «Friend», de Freddie North, otra producción subterránea de Swamp Dogg para Mankind.

 



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