War
The world is a ghetto
AVENUE/RHINO, 1972
Una sección de LUIS LAPUENTE.
La noche antes de su muerte, Jimi Hendrix tocó en directo, secundado por una incendiaria banda californiana que acompañaba al cantante británico Eric Burdon. Dos años después, ya sin Burdon en su formación, War publicaban en el sello United Artists The world is a ghetto, su primera obra maestra y una de las referencias imprescindibles de la encrucijada soul/funk/black rock.
Como Mandrill y Santana, aunque más arrimados a la escuela del funk callejero, War enarbolaron la bandera del rock negro y chicano de la Costa Oeste con discos como All day music, The world is a ghetto, Live, Why can’t we be friends? o Platinum jazz, la clase de sonidos que uno espera escuchar al ver el dibujo de portada de este álbum magistral: seis músicos negros y uno blanco (el armonicista y percusionista danés Lee Oskar) liderados por el gran Lonnie Jordan, traduciendo el pálpito de los suburbios de Los Ángeles al lenguaje del rock negro, el mismo trabajo desarrollado en otras latitudes por The Isley Brothers, The Ohio Players y Funkadelic. No hay puntos muertos ni respiros en The world is a ghetto, ni siquiera en los temas más cercanos al jazz latino (“Beetles in the bog”, con su aire de marcha, y el sensacional “City, country, city”, un instrumental proteico escrito originalmente para la película Nigger Charlie), pero sí hay dos piezas sobresalientes, tanto por su repercusión comercial inmediata (Top 2 y 7 respectivamente en las listas de pop) como por su extraordinaria fuerza: “Cisco Kid”, una parábola colorista y mestiza dedicada a un héroe televisivo mexicano, famoso en los años 50; y “The world is a ghetto”, impresionante mosaico multicultural en clave de funk/jazz latino, con un estribillo coral estremecedor y un extraño olor a desolación y a miseria sin salida.