Lo que hay que tener: Jr. Walker & The All Stars

Autor:

«Nunca interpretaba para la galería. Lo hacía para comer, para alimentar a su familia, para sentirse un ciudadano con plenos derechos, igual a esos bastardos blancos que tenían la vida resuelta solo por el color de su piel»

Jr. Walker & The All Stars
«Shotgun»
MOTOWN, 1965

 

Una sección de LUIS LAPUENTE.
Lamont Dozier dijo en cierta ocasión que imaginaba que “para Junior Walker entrar en el estudio de grabación era como jugar a la lotería. Lo que le pedía el cuerpo era salir a la carretera en busca de contratos para actuar en bares y clubes, con los que ganar un dinero seguro. Eso le proporcionaba una sensación mucho mayor de solidez; no era lo mismo que tener que esperar seis meses para recibir el primer cheque por las copias vendidas de un disco”. Lo mismo opinaba Johnny Bristol: “Teníamos el estudio preparado para grabar, con las fechas concertadas, y Junior me llamaba desde Indiana para decirme que le había salido una gala en el último momento y tenía que quedarse porque necesitaba ganar ese dinero. Que lo arreglara como pudiera para grabar al día siguiente”.

No se me ocurre mejor ejemplo para definir esa urgencia vital, ese sentido de la inmediatez tan visceral y sincero que sobrevuela la vida y la obra de todos los grandes del soul que la actitud del gran Junior Walker. Un cantante, un músico negro, nunca interpretaba para la galería. Lo hacía para comer, para alimentar a su familia, para sentirse un ciudadano con plenos derechos, igual a esos bastardos blancos que tenían la vida resuelta solo por el color de su piel (sí, también existía la escoria blanca, los desheredados como Elvis Presley y otros que no por casualidad supieron leer como nadie el libro de estilo del r&b y el soul). De esos sentimientos, de esa manera única de entender la música tratan cuatro álbumes memorables de Jr. Walker & The All Stars, hoy agrupados por Universal en dos cedés imprescindibles para el aficionado. Se trata de “Shotgun” (1965), “Soul session” (1966), “Road runner” (1966) y “Home cooking” (1969).

“Shotgun” supuso el debut de Junior Walker y su banda en Motown, y es el mejor disco de su carrera, quizás solo igualado por el también sensacional “Home cooking”. En él se recogen los primeros singles del grupo que arrasaron en las listas de R&B, todos esos números pegajosos, directos, vigorizantes, nacidos de la pluma del saxofonista (‘Do the boomerang’, ‘Shake and fingerpop’) o de su lugarteniente, el guitarrista Willie Woods (‘Cleo’s back’). También el famoso ‘Cleo’s mood’, un formidable instrumental que cambió el curso de la historia del soul al propiciar el paso de Harvey Fuqua y sus catálogos Harvey y Tri-Phi a Motown, y la subsiguiente creación del subsidiario Soul del sello de Detroit. Además, junto a un puñado de piezas menores, aunque igualmente impregnadas de frescura y descaro rítmico, el gran clásico instantáneo del cuarteto de Arkansas, ‘Shotgun’, santo y seña del soul sucio, salvaje y áspero del Medio Oeste practicado por la banda de Junior Walker. Y eso que, según confesó Earl Van Dyke, el organista y director de The Funk Brothers, “Berry Gordy escuchó la toma original de ‘Shotgun’ y se mostró encantado, aunque en seguida se dio cuenta de que no podía publicar el disco tal y como había quedado. ‘Tenemos que limpiar esto un poco’, me dijo, e infiltró a algunos miembros de los Funk Brothers en la siguiente sesión de estudio, entre ellos el bajista James Jamerson y el baterista Benny Benjamin. También recuerdo que andaban por allí los guitarristas Joe Messina y Eddie Willis”. Johnny Bristol dijo, en descargo de The All Stars, que “los músicos de Junior Walker eran sobre todo una magnífica banda de carretera. Estoy seguro de que con el tiempo habrían logrado una grabación mucho más limpia de ‘Shotgun’, pero creo que lo más profesional y expeditivo fue recurrir a los chicos de la compañía, ya sabes, Earl Van Dyke, James Jamerson y los demás”.

“Shotgun” se encuentra disponible ahora mismo en un fantástico cedé que incluye también el segundo álbum del grupo, “Soul Session”.

 

Anterior entrega de Lo que hay que tener: The Temptations.

Artículos relacionados