Los tiempos son duros y hay que sacar un euro de debajo de las piedras. Eso es lo que han debido de pensar los responsables del festival barcelonés Primavera Sound al tomar la decisión de cobrar cada acreditación de prensa para la edición de 2014 a 50 euros. Es lo nunca visto: para cubrir la información de un festival hay que pagar.
También puede que hayan pensado que las crónicas se publican una vez ha finalizado el festival, y que en ese momento ya no hay entradas que vender, así que ellos no tienen nada que ganar y les da lo mismo lo que se publique: bueno, malo o regular, qué mas da. Es una forma de verlo, desde luego. Pero olvidan el detalle, puestos a pensar en términos de «beneficio» si es que queremos obviar los principios básicos del periodismo cultural, que esas crónicas serán de interés para los asistentes, y que quizá logren animar a nuevo público para la edición del siguiente año.
Resulta muy divertido leer que desde el festival justifican los 50 euros en que «Esta novedad tiene como objeto favorecer las condiciones de trabajo y la experiencia global de los medios acreditados antes, durante y tras el evento». Sea como sea la «experiencia global», resulta altamente bochornoso.