FONDO DE CATÁLOGO
«El objetivo era conseguir diez temas que mostraran el impacto de la música de B.B. King sobre un escenario, y vaya si lo consiguieron»
Eduardo Izquierdo desempolva uno de los mejores directos de B.B. King: el que ofreció en Chicago en 1964 y editó al año siguiente. Aquí nos cuenta por qué es imprescindible este ttrabajo del considerado The King of the Blues.
B.B. King
Live at The Regal
ABC RECORDS, 1965
Texto: EDUARDO IZQUIERDO.
Yo no sé si esto les pasa a ustedes, pero yo cada vez que leo una biografía de un músico, sea solista o banda, acabo con ganas de revisar su discografía, si no lo hago a medida que voy leyendo. Y eso es justo lo que me ha pasado con B.B. King. Finalizo la lectura del espléndido e imprescindible B. B. King. Rey del blues. Ascensión y reinado de Riley “Blues Boy” King (Libros del Kultrum) de Daniel De Visé, me abalanzo contra la estantería y selecciono tres o cuatro referencias. Esta vez, además, me da por los discos en directo, y uno de los que recupero es Live at The Regal, publicado en 1965, aunque grabado el 21 de noviembre de 1964 en una actuación de B.B. King en el famoso teatro de Chicago.
King estaba cómodo. El Regal era como tocar en casa. Lo había hecho varias veces cuando el popular DJ de la época, Pervis Spann, pronunció la frase: «Damas y caballeros, ¿qué tal un agradable y cálido aplauso para dar la bienvenida al mejor cantante de blues del mundo, al rey del blues?». La primera afirmación, discutible. La segunda, si nos atenemos exclusivamente a popularidad y presencia en la sociedad tanto blanca como negra, no. De hecho, y dado que por su apellido el tema cuajaba, B.B. fue presentado así durante el resto de su carrera. El sobrenombre de The King of the Blues había nacido.
Acompaña en el concierto a nuestro hombre una banda de relumbrón. Duke Jethro está al piano, Leo Lauchie al bajo, Sonny Freeman a la batería y Bobby Forte y Johnny Board a los vientos. Y, por supuesto, está Lucille. Que no es una persona, pero como si lo fuera. La guitarra de B.B. King. Probablemente el instrumento humanizado más famoso de todos los tiempos.
El objetivo era conseguir diez temas que pudieran editarse en disco y que mostraran el impacto de la música de B.B. King sobre un escenario. Y vaya si lo consiguieron. Lo hicieron con solo cuatro temas propios de King y seis estupendas versiones. Arranca el álbum con una revisión del “Every day I have the blues”, originaria de Memphis Slim pero que, desde ese momento, iba a convertirse en un clásico del repertorio de nuestro hombre. Tras ella, “Sweet Little angel”, original de B.B. King, publicada en su disco Singin’ the blues (1957), aunque editada como sencillo un año antes. Un tema basado en una canción que Lucille Bogan había grabado en 1930. Luego, una estupenda versión del “It’s my own fault” de John Lee Hooker y magnífica reinterpretación también del “How blue can you get?” de Mel London, el compositor nacido en 1932 en el Mississippi que había escrito canciones para Muddy Waters o Howlin’Wolf, aunque también suele acreditarse a Jane Larrabee, esposa del crítico Leonard Feather. Y es que ya saben que, en el blues, y especialmente en cuanto a autorías de canciones, pocas cosas están claras.
Cierra la cara A “Please love me”, escrita como “Sweet little angel”, a medias por King y Jules Taub de los Bihari Brothers. Como curiosidad, a estas alturas, todo el que seguía la carrera de King y su banda se ha dado cuenta de que Duke Jethro no toca el órgano, como en él es habitual, sino el piano, ya que el primero se había estropeado poco antes de la grabación. Pues bien, su interpretación se convierte en una de las grandes destacadas de la cinta ¡y eso que nunca había tocado el piano como tal!
En la cara B, otra canción del dúo King y Bihari supone el punto de partida a un repertorio imbatible con “Worry, worry”, “Woke up this morning”, “You done lost your good thing now” y el “Help the poor” de Charlie Singleton, que King había incorporado a su repertorio apenas unos meses antes.
Live at the Regal es un disco top en la historia del blues, y para demostrarlo vamos a cerrar simplemente dando datos. Objetividad al máximo. Cinco estrellas sobre cinco para Allmusic, The Encyclopedia of Popular Music, Music Hound Blues y The Rolling Stone Jazz Record Guide. Además, puesto 141 en la lista de los mejores álbumes de todos los tiempos para la revista Rolling Stone e incluido en el libro 1001 discos que hay que escuchar antes de morir de Robert Dimery. ¿Qué más necesitan para correr a ponerlo en su equipo?
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Anterior Fondo de catálogo: Fina estampa (1994), de Caetano Veloso.