La revista cultural «Litoral» dedica su más reciente entrega a analizar la poesía en el rock español, en un grueso volumen que Juan Puchades ha leído y al que nos introduce en este artículo.
Texto: JUAN PUCHADES.
La venerable y octogenaria, pero siempre al día, revista malagueña «Litoral» (piedra esencial de la Generación del 27), se lanza en su último número (el 249) a explorar el poso poético de las letras del rock español. Cubriendo, en cerca de cuatrocientas páginas, las cinco décadas que lo conforman por medio de sus más destacados movimientos o estéticas. Todo ello con la colaboración de articulistas de muy variado signo, lo que, a priori, asegura visiones complementarias.
Nada que objetar a una idea bien atractiva, tan titánica como utópica (dada la imposibilidad de aproximarse a todo), de aquellas que ofrecen jugosas horas de lectura. Sin embargo, el resultado final se resiente de una cierta irregularidad: Algunos textos eluden el propósito inicial y emprenden el camino del relato histórico sin que la poesía musical de la época aparezca por parte alguna; otros, por el contrario, caen en errores de bulto y parecieran escritos echando mano, sin más, de la memoria (casi siempre traicionera), sin contrastar fechas, mezclando esto con aquello, antes con después (como si el tiempo pisara los talones del escriba y éste hubiera tenido que entregar con prisa); Carlos Tena llega al extremo de emplear cinco páginas para afirmar, y quedarse tan campante, que la poesía en el rock español no existe. Otros optan por adentrarse en el recuerdo personal –que vaya usted a saber qué interés piensan tiene su vida para el lector– o se muestran meramente rutinarios, como solventando un trámite. Muy discutible resulta el capítulo de Jesús Lillo dedicado a los creadores de los años 80.
Afortunadamente, Jesús Ordovás deja un texto riguroso y esclarecedor en el que traza un amplio recorrido por la historia del pop español y sus mejores compositores. También Ignacio Julià aporta una de las colaboraciones más interesantes, optando por arrimarse al ascua del periodismo puro y duro –pero mojándose en la introducción del artículo– y recabando la opinión de diferentes creadores alrededor de las diferencias entre escribir en inglés y en castellano y otras cuestiones paralelas. Del mismo modo, Luis Clemente entrega dos sustanciosas y elaboradas piezas –una sobre el flamenco rock y otra alrededor del rock progresivo– que se paladean con gusto por su derroche de sapiencia.
Al margen de los mencionados, resulta revelador, y más de un cronista musical tendría que meditar sobre ello, cuando no sonrojarse, que sean los músicos, los compositores, quienes dejan los mejores y más sabrosos textos en este «Litoral» guitarrero. Desde esa antológica introducción histórica de Sabino Méndez, rebosante de información veraz y certera en su análisis, al esclarecedor relato sobre la gestación de «Omega» firmado por Jesús Arias o un Javier Ojeda de lengua suelta que sabe de lo que habla pues ha escuchado (asunto más importante de lo que parece). Muy disfrutables son también los artículos de Kiko Veneno, José Ignacio Lapido, Gabriel Sopeña o Antonio Luque en los que revelan métodos, inquietudes, análisis e incluso inseguridades al enfrentarse a su oficio de compositores. Pero, por encima de todos, hay que destacar «Métrica española y rítmo negro», un sesudo breve estudio firmado por un pedagógico Santiago Auserón.
El número se completa con un buen número de letras de canciones y poemas inéditos (de, entre otros, Reincidentes, Siniestro Total, Corcobado, Nacho Vegas, Christina Rosenvinge, Fernando Alfaro, Franciso Nixón, Xoel López, Loquillo, Julio Bustamante, Xavier Baró, Jaume Sisa, Pau Riba…), curiosidades como unos manuscritos, también inéditos, de Antonio Vega, algunos textos (los de Felipe Bénitez Reyes) que no se sabe muy bien qué papel cumplen encuadernados aquí y la reproducción de un sinfín de portadas de disco, complemento visual del número y que sirven para viajar por el diseño gráfico del rock español a lo largo de su historia.
Pese a sus carencias y deficiencias, habituales en toda obra colectiva –y no olvidemos que, pese a su apariencia, esto es una revista–, los estudiosos del rock español deberían sumar este grueso volumen a su biblioteca.
Desde aquí puedes adquirir el número de «Litoral dedicado a rock español y poesía».
