Limbotheque: La belleza no sabe de etiquetas

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«Te vas dando cuenta que o te etiquetan o la gente no sabe clasificarte. Por eso creo que el nombre nos viene que ni al pelo, porque estamos justo ahí, en el limbo. No sabemos etiquetarnos»

 

Limbotheque es una de las formaciones más peculiares de la escena valenciana: se atreven, con mucha elegancia, con casi todos los géneros, haciéndolos suyos. El disco que los ha puesto en el mapa nacional ha sido el tercero, «Folkabaret», repleto de peculiares versiones.

 

 

Texto: JUAN PUCHADES.

 

 

Su tercer disco, «Folkabaret» (que se vende acompañado de un deuvedé), los ha puesto en el disparadero y los ha hecho visibles a nivel nacional, lo que resulta paradójico pues se trata de un álbum de versiones de canciones populares sin edad trasladadas al singular sonido que despliega esta formación valenciana que lo mismo puede aproximarse al pop, que al jazz, el blues o al funky… Todo cabe en el abecedario de Limbotheque y, por tanto, los hace difícilmente catalogables, pero lo mejor de Limbotheque es que, desplegando su elegante sonido, son siempre identificables pues suenan a ellos mismos, y con mucha elegancia.

A primera hora de la tarde, en una solitaria cafetería de mi barrio, tomo asiento frente a Carol García, vocalista de Limbotheque y cabeza pensante del grupo junto al guitarrista David García. Pulso «rec» y le pido que me cuente los orígenes del grupo: «Surgió porque David y yo, que somos amigos de toda la vida, hace diez años estábamos aburridos en el pueblo, en Alzira. Él empezó a hacer cositas en el ordenador, quería una cantante y yo me apunto a todo. Montamos una especie de banda, pero no funcionó, lo dejamos y diez años después decidimos retomar algunas de aquellas primeras canciones y comenzamos a escribir nuevos temas».

¿Ese primer grupo, qué fue, en la adolescencia?
Sí, no sé, yo tendría diecinueve o veinte años. No estábamos en la adolescencia, pero sí es como si fuéramos adolescentes, viviendo con los padres y demás. Luego retomamos algunos temas de esa época y formamos Limbotheque con algunos amigos.

¿Y durante esos diez años seguiste cantando?
Sí, pero no de la misma manera, porque con David es como que tengo mucha libertad a la hora de componer y estoy muy cómoda. Pero sí, canté en grupos de versiones, también de jazz, escuchaba mucha música, eso sí.

¿El grupo tiene la sede en Alzira?
Sí, digamos que la sede está allí, aunque David ahora vive en Valencia, pero yo sigo en Alzira.

No sois un grupo fácilmente clasificable o etiquetable, ¿eso es bueno o es malo?
No sé qué decirte, porque al principio pensaba que era algo bueno, muy positivo, porque era hacer algo original y parecía muy bueno, pero luego te vas dando cuenta que o te etiquetan o la gente no sabe clasificarte. Por eso creo que el nombre nos viene que ni al pelo, porque estamos justo ahí, en el limbo. No sabemos etiquetarnos.

«Folkabaret», el título del último disco, puede servir para etiquetar a una parte de los sonidos que manejáis, pero no abarca toda la música que hacéis.
Eso es, no todo es «Folkabaret», tenemos otros dos discos y «The way, the wind, the van…», por ejemplo, no tiene nada que ver con «Folkabaret», que casi que fue un proyecto para alguien, algo pensado, mientras que en los otros discos las canciones son espontáneas.

¿Cómo surgió el proyecto de «Folkabaret»?
Surge porque el año pasado tocamos en la fiesta del orgullo gay de Madrid y el productor José Luis Rupérez, de Rumor, nos vio, le gustó mucho la propuesta, le pareció muy original, y como él estaba grabando programas para «Música solo para tus ojos», de TVE, dijo «voy a darles una oportunidad a los valencianos»; porque él normalmente graba a grupos de flamenco, aparte de otros, tipo Mastretta. Pensó en dar forma a un proyecto y se le ocurrió que hiciéramos un repertorio de canciones tradicionales del mundo pasadas por nuestro filtro. Tuvimos un mes para prepararlo todo y grabar.

¿Cómo elegisteis el repertorio?
Fue cosa de David, que se pegó un buen curro escuchando música. Los demás también, pero digamos que él es quien, musicalmente, tiene las ideas, prepara los arreglos y el que «lo ve». Hasta que él no te lo dice, tú no lo ves, lo tiene muy claro. Surgieron esos temas y ha tenido muy buena aceptación.

Se grabó el programa para la tele y es de donde surge el deuvedé que acompaña al disco, ¿no?
Exacto. Es que primero, José Luis Rupérez dijo «vamos a probar», salimos en TVE, le gustó, tuvo bastante éxito y se animó y sacó el disco. De hecho el disco está dentro de la editorial de TVE.

¿Los próximos pasos de Limbotheque van a seguir vinculados a «Folkabaret»?
No, creo que no, me parece que vamos a ir por un lado muy distinto.

Pues podéis despistar mucho a quien os haya conocido por ese disco.
Sí, lo pienso mucho, porque además tenemos una buena cantidad de fans y es aquello de, «jolín, es que les gusta tanto este estilo, y ha gustado tanto ‘Folkabaret». Pero nosotros nunca hemos buscado ningún estilo ni nos casamos con ningún estilo. Ahora hemos hecho esto, pero lo siguiente no sabemos hacia dónde irá. Pero hacia «Folkabaret» no creo.

¿Estáis trabajando en nuevo repertorio?
Sí, tenemos muchas canciones nuevas, la cuestión es hacia dónde queremos ir.

Escuchando vuestros dos primeros discos, el sonido tiene unidad, aunque pasarais de un tema de influencia funky a otra más jazz y luego a uno pop, pero todo quedaba bien empastado por el sonido.
Sí, quizá porque hay instrumentos poco habituales, como el acordeón: escuchar el acordeón en una canción pop, en una de jazz o en un blues no es frecuente.

Lleváis tres discos en tres años, que es un buen ritmo.
Sí, hemos ido a tope, pero las circunstancias han venido así. Porque estábámos grabando el «The way…» y ganamos el concurso Sona La Dipu y teníamos que grabar otro disco, y dijimos «hacemos otro disco distinto y el «The way» ya lo editaremos». Fue lo mismo que «Folkabaret», hacer un disco de hoy para mañana.

Lo que es indudable es que habéis tenido golpes de suerte.
Sí.

No digo que no sean merecidos, pero los ha habido.
Sí, pero también empezamos muy a saco, apuntándonos a mogollón de concursos y a tocar sin parar, con esa euforia inicial, que fue positiva, porque los concursos nos han permitido hacer muchas cosas.

¿Es fácil tomar las decisiones en un grupo de siete componentes?
Bueno, somos siete, pero las decisiones las tomamos entre dos. Vale, a la hora de componer o de trabajar en las canciones, superbien, somos una banda en la que escuchamos las opiniones de todos, pero, claro, David y yo digamos que somos los que tomamos las decisiones. No hay demasiadas discusiones en el grupo.

Da la sensación de que los componentes de Limbotheque son músicos muy versátiles, capaces de moverse en muy distintos estilos. ¿Es gente de Conservatorio?
Hay de todo, Hugo [Canet] viene del Conservatorio y solo oye clásica, Gerard Vercher es un gran músico de jazz y toca el saxo, el piano y el acordeón, lo toca todo y además es un gran arreglista. Raúl [Ortells] viene del rock, Camilo [González] viene del blues. Ya te digo, hay para todos los gustos.

Tu imagen de vampiresa…
[Risas] ¡Eso no me lo habían dicho todavía!

Bueno… pero sí, de vampiresa está bien. ¿Esa imagen la buscaste para el último disco o ya venía de antes?
No, desde el principio, pero cuanto más vas trabajando, más te va saliendo la vena… igual de vampiresa. Pero sí, desde el principio, cuando empezamos con los primeros temas, dije «yo no puedo salir a cantar esto con vaqueros, no, no».

¿Lo tuviste claro por el sonido que estabais creando?
Sí, es que, mira, yo soy actriz y la creatividad me viene de un modo muy concreto y si escucho esa música, veo una imagen. De ahí que hagamos vídeos o fotos de determinada manera. Pero todo es por la sonoridad, sí. A las sesiones de fotos, por ejemplo, nos gusta buscarles una temática, que sean un poco teatrales. Es divertido.

Habéis estado tocando mucho en los últimos meses.
Sí, pero quisiéramos salir más de Valencia, pero salir de verdad. No sé si es el rollo poco etiquetable que comentabas, porque el grupo en directo funciona superbien, tiene muy buen sonido y le gusta a bastante gente. En tres años no hemos parado.

Creo que últimamente habéis hecho algunas actuaciones en formato de trío, ¿no?
Sí, a trío y a cuarteto.

¿Y cómo funciona el repertorio cuando se reducen los instrumentos para trío o cuarteto?
Bueno, siempre hay una guitarra que es muy rítmica, y otra guitarra que hace los arreglos, generalmente vienen Camilo y David, e incluimos el saxo de Hugo. La verdad es que funciona muy bien, en Madrid hemos tenido mucho éxito con esta formación.

Fíjate, por lo que decías de Valencia, yo pensaba que, precisamente por la música que hacéis lo tendríais más fácil para salir de aquí que otra gente.
Es que creo que ahora nadie lo tiene fácil, pero sí hemos tocado bastante en Madrid y Barcelona, con muy buena aceptación.

En El Sol (Madrid) os fue muy bien.
En El Sol fue increíble, estaba lleno, hasta los topes.

En «Folkabaret» cantas en muchos idiomas, pero en los dos primeros discos lo habitual es que cantaras en inglés y en castellano, y algo también en francés. ¿El plan es seguir así?
Sí, es que es como una costumbre, nos hemos planteado cantar solo en castellano, pero luego hemos pensado, «¿para qué? si nos gusta hacerlo así». Porque jugamos mucho con la sonoridad y hay muchos temas que en francés suenan muy bien. Pienso que vamos a seguir con esta dinámica.

¿Y las canciones salen así, cada una en un idioma?
Las canciones salen… con sonidos. Bueno, normalmente salen en inglés y otras en francés y otras en guachuguachu [risas].

¿Cómo componéis David y tú?
Él toca la guitarra y yo hago una melodía, muchas canciones salen así. O yo empiezo a cantar y él me sigue… Luego vamos al local y con los demás se preparan los arreglos.

¿Las letras las sueles escribir tú?
Sí.

¿Y te manejas bien en inglés y en francés?
Bueno… yo escribo y paso por el filtro de un amigo francés o un amigo inglés o de una persona que sepa y que me ayude. No soy una gran letrista, pero me defiendo [risas].

¿Y cantar, en «Folkabaret», en alemán, en italiano y en ruso, qué tal se te dio?
¡Uf! En ruso viendo mogollón de vídeos de cantantes rusos cantando la canción, y hablando con una amiga rusa, bueno, ucraniana, que me puse a cantarle la canción y se quedó alucinada: «¡¿Qué haces cantando en ruso?!» Ella me ayudó con la dicción. Intento currármelo al máximo posible, aunque siempre se puede mejorar.

¿Sois conscientes de que una canción como ‘Bella ciao’, que era un himno de los partisanos, puede haber quien piense que la estáis frivolizando?
Creo que todo lo contrario, me parece que nuestra versión le da mucha fuerza al himno, yo lo siento así, y lo intento transmitir como un himno. Sin decantarme por nada, simplemente es una actitud. No creo que la frivolicemos. De todas maneras, ‘Bella ciao’ tiene una historia, primero fue un canto de las campesinas que trabajaban en el campo y luego se convirtió en un himno partisano, y nosotros hemos cogido un trocito de aquí y de allá y le hemos dado fuerza.

En el deuvedé que acompaña al disco también se aprecia que interpretas mucho las canciones, las gestualizas, te metes mucho en el papel de cada una, ¿eso tiene que ver con lo de ser actriz o con sentirlas?
Las dos cosas, sentirlas, vivirlas. Lo cierto es que no estamos muy acostumbrados a ver cantantes tan efusivas o impetuosas [risas]. Es la interpretación a la vieja usanza, yo me he papado mogollón de vídeos de cantantes de los años cincuenta, de los años sesenta, porque me gustan mucho, creo que son muy sinceras, son cantantes sinceras y potentes y a lo mejor es por eso, porque me gusta mucho esa época, lo viejuno, y me fijo mucho.

¿Tus cantantes favoritas?
¡Son tantas! La típicas, Billie Holiday. Baby Bell me encanta, Lauren Hill, te estoy diciendo nombres frívolamente… Nancy Sinatra, Nina Simone, Ella Fitzgerald, todas las clásicas, me gustan muchísimas. Te podría decir muchas más, pero estas son las que me vienen ahora a la cabeza.

Creo que habéis formado un grupo paralelo, Lulú y los Tigretones, ¿qué es exactamente?
Es la formación acústica de Limbotheque, que hace sus cosas sus canciones propias, mientras que Lulú y los Tigretones es un grupo con el que hacemos versiones. Nosotros nos lo pasamos muy bien y a la gente le gusta: versionamos de todo, desde música pop de los años ochenta hasta canciones italianas de los años sesenta y todo con dos guitarras manouche, saxo y voz.

¿Hay planes de grabar como Lulú y los Tigretones?
No, por el momento es solo para el directo, para divertirnos y para divertir.

Limbotheque estarán actuando el viernes 24 en la sala Wha Wha de Valencia.

 

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