DISCOS
«El binomio que practican, a base de rock alternativo y dream pop, brilla en todo su esplendor»
Lava Fizz
Lifelines
BMG, 2022
Texto: SARA MORALES.
Caminando, no solo hacia adelante, sino hacia arriba. Ascendiendo, remontando. En ese intento permanente por que la sujeción sea firme, durante una escalada que no es competición sino un reto con nosotros mismos. Un desafío que nos presenta a la montaña como la propia vida y, con cada paso, un logro o un aprendizaje que sumar a la mochila.
La banda mallorquina regresa así con su segundo álbum de estudio, Lifelines. Un trabajo atestado de guitarras que dinamizan el ritmo, de teclados que alimentan la zancada firme, de letras que invocan a la profundidad del propio acto de existir con todas sus luces y también sus sombras. “Second chances”, la pieza que abre el disco, da buena cuenta de ello y presenta el proyecto a nivel conceptual pero también a nivel sonoro, porque el binomio que practican Lava Fizz, a base de rock alternativo y dream pop, brilla en todo su esplendor en esta composición con la que abren camino al resto de la aventura.
“Behind the curtain” nos eleva en sus coros luminosos, “North” conquista desde un pop experimental y bien trazado en recuerdos setenteros, “Interlude” es una tentativa del noise mecánico con silencios bien escogidos y la cinemática “Tunnels” es sencillamente necesaria en todo alegato alternativo que se precie a estas alturas ya del siglo veintiuno. Pero donde Lava Fizz lo clavan es en “Hermetic”, canción ensoñadora con nostalgias de los sesenta y destellos de psicodelia, y en “It’s not over”, donde se dejan arrastrar por cierta vena garajera, con vocales pop, atrayendo de forma definitiva por la velocidad conseguida a manos de una deliciosa maraña sónica.
Un repertorio que atiende a la necesidad de reflexión, pero también a la de baile, con una voz, la del británico David Goodman, que hace de guía en esta travesía ascendente de cinco.
–
Anterior crítica de discos: Santa Cruz gold & gold nuggets, de Herman Düne.