Apenas un año después de En la isla de las bufandas, su celebrado debut, la «songwriter» de Murcia publica En el cementerio peligroso, otra deliciosa colección de viñetas entre el country y el blues.
Texto: EDUARDO GUILLOT.
Algunos ya conocían a Lidia Damunt como integrante de Hello Cuca, el estupendo grupo que comparte con su hermana Mabel y con Alfonso Melero, pero fue En la isla de las bufandas (2008), su debut en solitario, el disco que le permitió llegar a un público más amplio, que ha empezado reconocer su talento como escritora de canciones. Un año después llega su continuación, En el cementerio peligroso. «Cuando terminé el primer álbum, en enero de 2008, ya tenía alguna canción para el segundo», comenta. «Son diez temas, así que no es excesivo. Y lo mío es algo sencillo: yo sola con una guitarra. Compongo poco a poco, y hay canciones a las que doy vueltas durante varios meses. Incluso quité alguna, que al final no ha entrado en el disco». Lo que tiene claro es cuáles son para ellas y cuáles para Hello Cuca. «Es que ya nunca me pongo a componer para el grupo. Necesito que Mabel me traiga una letra y, entonces, yo escribo la canción. Pero no improviso, porque ahora siempre toco la guitarra acústica, y con Hello Cuca utilizo la eléctrica, así que cuando compongo sola es para mí. Hello Cuca es un grupo, nos gusta hacer las cosas los tres juntos en el ensayo».
En la isla de las bufandas era un disco extremadamente desnudo, grabado a base de voz, guitarra, pandereta y armónica, todo interpretado por Lidia. Sin poder calificarse abigarrado, En el cementerio peligroso exhibe algunos arreglos más. «La verdad es que, antes de ir al estudio, ya tenía pensado introducir el piano en alguna canción, pero mi intenión era que fuera un disco muy esquelético, igual que el primero. Me gustaba el concepto, pese a que no sea muy popular, porque todo el mundo quiere meter siempre mil cosas en las canciones». Jorge Muñoz-Cobo y Mike Mariconda, coproductores del álbum, son parcialmente responsables del cambio. «Una vez en el estudio, me proporcionaron algunas ideas, y al final creo que las canciones han salido ganando. En muchos casos, los arreglos ayudan a que la canción pueda explicarse mejor. Estoy contenta de cómo ha quedado. Mike, Jorge y yo no compartimos filosofía musical, pero tenemos en común muchos grupos de los sesenta y cosas de música más antigua. Además, a Mike le gusta mucho el blues y el country. La steel guitar de ‘Perdóname’ es suya».
Lidia Damunt disfruta en solitario de un éxito que siempre se le ha negado a Hello Cuca, en activo desde mediados de los noventa. «Estar en un sello como Subterfuge, que hace mucha promoción, contribuye a que te conozca más gente, aunque eso no quiere decir que le vaya a gustar lo que haces. El fenómeno no me sorprende, porque tengo muy claro que si haces las cosas por los canales convencionales, obtienes repercusión, pero si lo haces a tu aire y te autoeditas un disco, nadie se entera, y menos si vives en Murcia». Y eso que la ciudad se está convirtiendo en uno de los principales focos de la independencia estatal. «Somos ajenos a ese tema. Nunca hemos formado parte de la escenilla, por así decirlo. Cuando decides ir por tu cuenta, escoges otro camino. Me parece bien que salgan tantas cosas en Murcia, porque ya tocaba. Existen muchos prejuicios, y tradicionalmente se presta más atención a las grandes ciudades. Si hay dos grupos que hagan lo mismo en Barcelona y en Murcia, siempre van a valorar más al de Barcelona. Ahora parece que están saliendo grupos de otros sitios que consiguen cierta cobertura, pero si yo me hubiera autoeditado desde Murcia, las cosas hubieran sido muy diferentes. Incluso las críticas».
COMO CALPURNIO, PERO CON CANCIONES
Lidia Damunt ha confesado que los discos de la cantante Shirley Collins fueron uno de sus referentes al trabajar en En el cementerio peligroso. «Me gusta su forma de cantar. Ella, en su disco Love death and the lady hace unas canciones que parecen sencillas, pero que son muy circulares. Canta una balada muy tradicional, ‘Death & the lady’, que habla de una dama que se encuentra con la muerte y le dice que se jueguen la vida en una partida de ajedrez. Ella comenta que le gusta hacer las canciones esqueléticas, de forma que tú te imagines el resto. Te da unas pistas y tú formas la canción en tu cabeza. Eso es algo que me parece interesante. No es algo pasivo, como ver la tele». Y tampoco es difícil relacionarla con Holy Golightly, y no sólo porque ambas hayan grabado en Circo Perroti. «Me ha gustado mucho siempre, soy fan suya. Pero lo mío es mucho más sencillo. Si ella fuera Van Gogh, yo soy Calpurnio». Y como en las historietas del dibujante zaragozano, en las canciones de Lidia hay personajes recurrentes, que han pasado del primer LP al segundo, como Ginglain y Tormina. «Es interesante que si alguien oye el disco y se da cuenta, se acuerde de la canción del álbum anterior. Supongo que hago cosas que a mí me gustaría encontrar cuando me compro un disco. Es como un juego de rol, o como leer un libro en un orden diferente, al estilo de Rayuela. Me resulta divertido».
Si quieres escuchar a Lidia Damunt, accede desde aquí a su Myspace.