«Novela llena de relámpagos, de impresiones puntillistas que buscan claridad frente a la oscuridad, a la pulsión del bosque o del desenfreno nocturno, el rock y los bares, lo peligroso»
Blanca Riestra
«Pregúntale al bosque»
PRE-TEXTOS
Texto: CÉSAR PRIETO.
La octava novela de la coruñesa Blanca Riestra es un lírico análisis generacional que centra su recorrido en aquellos que despertaban a la adolescencia a principios de los años ochenta. Puede pensarse, la leve acción transcurre por las calles de La Coruña, que hay en ella mucho de íntima memoria, pero no deja de ser una memoria intercambiable por la de cualquier joven de aquellos años, sobre todo de los que tomaron literatura y música como lecciones de educación sentimental y lo envolvieron todo de texturas quizás un tanto elitistas. Aquellos para los que escuchar o leer era un signo de privilegio.
La leve andadura narrativa apenas aporta jugo a la novela, la búsqueda de un aborto, que puede considerarse el leit motiv, el desenfreno en noches ocultas a los padres, la exploración de experiencias de todo tipo, desde el maquillaje al más incipiente vicio, son elementos típicos de cualquier novela de iniciación –sacudida esta por la muerte del padre–, pero todos estos factores adquieren una conciencia nueva enfrentados al bosque del título. Es un bosque del que provienen los sirvientes de la casa de la protagonista –encara la novela la clase alta–, también un bosque del que nace lo rural, depositario aún de viejas historias y que ejerce una atracción sobre la cosmopolita y anhelante adolescente que la protagoniza.
Para el lector de esta revista quizás lo más interesante sean las referencias musicales. El mundo que rodea a Radio 3 está presente de forma constante, aunque siempre indirecto, siempre custodiado por hermanas mayores; así aparecen Kaka de Luxe o Parálisis Permanente, algunos programas y locutores emblemáticos, lástima que se escapen Jesús Ordovas o Juan de Pablo, no solo por el nombre sino también porque “Flor de Pasión” no se emitía por Radio 3, sino por Onda 2, que no se recibía en Galicia.
Gazapos aparte, nos encontramos ante una novela llena de relámpagos, de impresiones puntillistas que buscan claridad –iluminar esa “olvidoteca” de la que habla, aquellas sensaciones perdidas– frente a la oscuridad, a la pulsión del bosque o del desenfreno nocturno, el rock y los bares, lo peligroso que atrae. Quizás Blanca Riestra quiera dar voz a una mirada femenina, como en otras de sus novelas, pero a ello lo supera la arcilla generacional, el impresionismo de grietas que se abren sin desvelar su fondo, la intimidad de una poesía que solo sostiene preguntas. Una mirada femenina, sí, pero que se diluye y a mí, que soy hombre, me permite reconocerme sólidamente.
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Anterior crítica de libros: «Espíritus en la oscuridad. Viaje a la era soul».